Todo, casi siempre, se resuelve así: atándolo con alambre. En ocasiones, es pericia, es ingenio, es audacia; en otras, precariedad. Una amplia playa de la ciudad, el Balneario Thompson, está ocupada por dos paradores que, vistos desde afuera, muestran una precariedad escandalosa. Esos paradores rara vez se ocupan del aseo de la zona de playa, de los alrededores:  en los alrededores hay maleza, hay suciedad. Más hacia la orilla, los carteles que avisan que no hay playas. Un cartel puesto así, atado con alambre.

 

 
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.