Finalmente, Lázaro Alberto podrá ingresar a su escuela, la Normal Superior Antonio Sagarna, de Nogoyá, sin la más mínima complicación.

El Estado empezó a construir una rampa de acceso, aunque la decisión estuvo forzada por un fallo judicial, que se dictó en noviembre de 2017 y que recién comenzó a cumplirse este año.

Como la novedad parecía increíble, hasta la Escuela Sagarna fueron Ramona Alberto, la mamá de Lázaro; su abogado, Ramiro Pereira, y los dirigentes Eugenio Medrano y Norma Correa, de la seccional Nogoyá de Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer): para comprobar la buena nueva.
«Nos sentimos gratificados al ver que con nuestro pequeño grano de arena se está llevando a cabo algo tan urgente y necesario para niños, jóvenes y adultos con los mismos derechos», dijeron desde el sindicato.
Son tres rampas las que se construyen: una de acceso principal; otra que permite que va al salón interna; y otra para un salón externo; y también habrá un baño adaptado. «Lo único que nos falta, y vamos a ver si lo conseguimos en un futuro, es un ascensor», dice Eugenio Medrano, titular de Agmer Nogoyá.
Lázaro Alberto tiene 14 años, es alumno en cuarto año de la Escuela Normal Superior Antonio Sagarna, de Nogoyá, pero llegar al aula, salir al patio en los recreos o ir al baño se le vuelve una complicación diaria.
Aunque los obreros todavía están trabajando, Lázaro ya puede ingresar por la rampa. La adaptación del baño, en cambio, llevará un poco más de tiempo.

No puede ingresar por la puerta principal de la escuela sino que tiene que usar un ingreso alternativo, por donde entran los alumnos de primaria, al patio sale ayudado por sus compañeros o por algún preceptor, y se ha hecho una rutina vergonzante: no va al baño en horario de clase porque tiene una discapacidad que le impide usarlos.

Lázaro tiene una enfermedad denominada “huesos de cristal”, y por eso el primer año de la secundaria lo hizo bajo el régimen de escuela domiciliaria, pero en segundo ya empezó a asistir a clase con el resto de sus compañeros. Su mamá batalló cuanto pudo, pero en el camino se encontró con respuestas insólitas: como su hijo no puede utilizar los baños de la secundaria, que no están adaptados, le propusieron que usar los del nivel primario, pero con una condición: Lázaro debía ir solamente cuando los más chicos estén en clase, y no en los recreos.

Hasta que decidió seguir el camino de la Justicia, con un recurso de amparo, posibilidad en la que encontró apoyo en Eugenio Medrano, secretario general de la seccional Nogoyá de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer).

“Desde 2011 estamos pidiendo una solución, y nunca nos dieron respuesta. Presentamos proyecto, fue a la Nación, pero nunca se solucionó. No sólo pedimos la rampa, sino también los baños adaptados. También pedíamos un ascensor para la escuela. Pero nada de nada. Ahora se llegó a la Justicia porque hay un derecho vulnerado”, cuenta Medrano.

El recurso planteó que la Justicia ordene al Consejo General de Educación (CGE), mediante el dictado de una sentencia al respecto, “la urgente construcción de una rampa de acceso adecuado al edificio de  la Escuela Normal Superior N° 4 Dr. Antonio Sagarna, de Nogoyá”.

La jueza que intervino en el amparo, Valentina Ramírez Amable, prefirió un camino menos beligerante que el pleito judicial, y optó por citar a las partes a una audiencia con la intención de que en ese ámbito se encuentre una vía de solución. La solución, que la escuela tenga rampas, baños adaptados.

La audiencia se concretó. De la misma participaron dos abogados del Consejo de Educación, el director departamental de Escuelas de Nogoyá, Carlos Sigvardt, la Defensora de Pobres y Menores Yamila Frate y el abogado del joven discapacitado, Ramiro Pereira.

Se alcanzó un acuerdo. Entre las partes acordaron un plazo para la ejecución de la obra, estableciéndose que el edificio de la Escuela Antonio Sagarna deberá estar adecuado a las personas con discapacidad para el inicio del ciclo lectivo 2018, lo que incluye no sólo la rampa de acceso sino también baño para discapacitados.

El ciclo lectivo 2018 empezó hace dos semanas, y las obras no están concluidas. Pero Lázaro respira aliviado: ahora, ir a clases será muchísimo menos esfuerzo para él.

 

 

 
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.