La frase pertenece a Selva Almada, que este viernes protagonizó el encuentro “Con letra de Mujer”, organizado por la Secretaría de Turismo y Cultura de la provincia. El panel también estuvo integrado por las escritoras Graciela Gianetti y Gimena Barboza Dri. El eje pasó por el lugar de las mujer en la literatura entrerriana.
“Si hubiese sabido que eras mujer no te daba el premio”, reconoció un integrante del jurado que había dado ganadora una obra de Graciela Gianetti, allá por los 80`. Ella se había encargado de barrer esas huellas que la cultura asocia -o donde arrincona- lo femenino. Escribió, para el jurado al menos, como lo hace un hombre. Y ganó.
Hace poco, contó Selva Almada, desde la carrera de Escritura Creativa de la UBA –toda una novedad en el país- realizaron un sondeo por 50 editoriales, de las más grandes a las más pequeñas, para evaluar distintos parámetros y criterios en las publicaciones. A pesar de las mujeres que van en portada de los suplementos culturales y de muchos nombres femeninos reconocidos, el resultado fue contundente: “El procentaje de mujeres publicadas era mucho menor al de varones y en algunas editoriales era directamente inexistente”, explicó Almada.
Tres escritoras, de distintas generaciones, con alguna coincidencia en determinados enfoques, pero con experiencia disímiles, compartieron una tertulia que llevó por nombre “Con letra de mujer” y convocó a unas 80 personas en el patio de de la Biblioteca Provincial, en la tarde noche del viernes.
La secretaria de Turismo y Cultura de la provincia, Carolina Gaillard, le dio la bienvenida a Selva Almada, Graciela Gianetti y Gimena Barboza Dri. Gaillard enmarco la propuesta en las actividades de su cartera en el Mes de la Mujer y destacó la necesidad de “darle visibilidad a todas nuestras hacedoras culturales”, pero también de reflexionar y “pensar el rol de la mujer en la sociedad, porque más allá de lo que se ha conseguido quedan muchos objetivos por delante”.
El lugar se veía bien. A espaldas del menudo anfiteatro de la biblioteca, se instalaron las sillas, los banners, la mesa para las autoras y, del lado opuesto, una degustación de vinos entrerrianos. El calor y los mosquitos, en asociación contra la calma, tampoco lograron hacer mella ante una puesta cálida y sencilla, favorecida por la caída más ligera del sol ya en las primeras jornadas del otoño confuso.
El resto lo hicieron las protagonistas, acompañadas por un público en mayoría femenino y sub 30.
Los disparadores para la tertulia apuntaban, claramente, a hablar del lugar de la mujer entrerriana en la literatura. Y para eso la apuesta era, en primer término, la presencia convocante de la autora de “Chicas muertas”, “Ladrilleros” y “El viento que arrasa”. Pero también estaban allí la poeta y docente Graciela Gianetti y Gimena Barboza Dri, una escritora de Concordia, de 26 años, que se hizo cargo de abrir el panel.
Barboza Dri lo hizo con solvencia y en dos párrafos ya le ofreció el cariz a la charla. El clima. Un empujón político hacia el debate actual que domina la escena. Empezó por su experiencia: el cerco de una educación católica y un ámbito conservador, que también alcanzaba las expresiones creativas. De modo muy claro, llevó su relato a las herramientas que le dio la literatura para romper moldes, aparentemente sólidos. Se podía mirar de otro modo y también respirar en la escritura con una libertad que no admite los lugares preestablecidos para “lo femenino”.
Aplausos para ella en el patio.
PAISAJES.
Las escritores, en eso hubo coincidencias aunque con matices, se pelearon con la poesía anterior y la inspiración del paisaje. Selva empezó escribiendo de no lugares para esquivarle al río, Graciela dijo que a los autores de su generación les divertía la devoción de sus antecesores por la mirada reiterada sobre el paisaje y Gimena, directamente, no logró nunca identificarse con esos espacios idílicos y abiertos porque en su experiencia había una Concordia urbana y sin ruido de pájaros.
Pero hay, a veces, una vuelta de rosca. En este caso lo dio Almada: “Yo empecé a apreciar el paisaje, los modismos, la tonada, cuando me fui a Buenos Aires, tomar distancia te permite otras perspectivas. Empecé a escribir ese universo más entrerriano desde la distancia”.
De modo transversal, se podría marcar, asomaron nombres, libros e historias de autoras entrerrianas. Pero también cada una de ellas narró su experiencia y ciertas dificultades o barreras que la cultura implanta solo para el caso de las mujeres. La charla giró en ese eje. Y fue Almada la que en esa dirección ofreció una definición digna de título, luego de dar el dato que se contaba al principio: en literatura se publican muchos más varones que mujeres. Pero mucho más, dijo ella. Y sin embargo, planteó, con contundencia: “La literatura más interesante, más diversa y más curiosa, la están haciendo hoy las mujeres en Argentina”. Fue hacia otra esfera, también, y describió que “los críticos y periodistas culturales son generalmente varones y siguen teniendo muchos prejuicios lamentablemente”.
Stella Berduc, Emma Barrandeguy, Josefina Pelliza, Gloria Montoya, Graciela Pacher, Luisa Valenzuela, Marta Zamarripa, María Elena Barbieris, una jovencísima Verónica Servino. Los nombres fueron desfilando en una galería de autoras que en algunos casos suenan con más fuerza que en otros, pero que verdaderamente no han tenido el espacio o la visibilidad que sí fue concedido a los varones de la literatura entrerriana. Ese ejercicio de verlas, oírlas y tomar nota mental o escrita de los nombres por descubrir, sumada a la lectura de alguna de esas autoras y de los textos propios de las protagonistas, completaron en el sentido del encuentro. Después las más jóvenes fueron por la foto con Selva y el resto se fue retirando, ya entrada la noche, con una lista mental y el incentivo por saber de qué escribieron las mujeres entrerrianas que quedaron rezagadas en la fila de los nombres ilustres.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora