Ya no quedan casi balcones así en la ciudad. Los que ahora se construyen son adocenados, utilitarios, como una extensión de una sala, una habilitación. No hay balcones con decoración, columnas, baldosas rojas. Los que quedan, lucen estropeados, sin brillo, a punto del derrumbe. Asomarse por esos balcones permite volver atrás en el tiempo, y contemplar, imaginariamente, la ciudad que fue, y que ya no es.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.