El vicepresidente del Concejo Deliberante de Paraná, Emanuel Gainza, se refirió a la corrupción, y dijo: «No es todo lo mismo. No todos los espacios son iguales», cuestionó. Y reclamó «resortes en el Estado que garanticen la transparencia».
Gainza participó de una mesa redonda con jovenes de distintos partidos, convocados por el diario La Nación, que hoy publica la nota.
Junto a Gainza, fueron convocados el responsable universitario de La Cámpora, Julián Eyzaguirre (25); el coordinador de la juventud nacional del Frente Renovador (FR), Juan Saintotte (31); el presidente de la Juventud Radical de la provincia de Buenos Aires, Manuel Torres (31), y el militante del FIT y la juventud del PTS Leonardo Améndola (30).
Economía
El debate sobre las causas y consecuencias de los vaivenes de la economía argentina en la historia puede extenderse por horas. Hubo que cortar repentinamente el intercambio de opiniones para evitar que eso ocurra. Sin embargo, aunque los espacios llegan a tener visiones antagónicas, fue el único eje que generó una coincidencia casi unánime: la necesidad de acordar entre todos los sectores una agenda de temas común cuya importancia no se altere gobierne quien gobierne.
«Somos un país con una democracia muy joven, lo que hace que seamos cuasi adolescentes a la hora de tomar decisiones. Es como si fuéramos un niño: primero se elige un gobierno populista, al otro día nos enojamos y elegimos todo lo contrario», lanzó Saintotte (FR). Y agregó: «Hay que dejar de pensar egocéntricamente como partidos políticos y buscar consensos».
En la misma línea, Gainza (Pro) reclamó «una visión a largo plazo» que «garantice una economía sustentable para que vengan las inversiones de nuevo». Y Torres (UCR) pidió «definir si somos un Estado que intervenga en la economía u optamos por el libre mercado».
Aunque Eyzaguirre (La Cámpora) compartió la opinión de los demás, señaló que la falta de planificación a largo plazo no es el único problema que tiene que resolver la Argentina, sino que se debe trabajar para cambiar «la lógica de dependencia» a la que el país estuvo «supeditado desde la génesis». En ese sentido, se diferenció del objetivo del macrismo de convertir a la Argentina en el «supermercado del mundo» y pidió «no ser exportadores de materia prima, sino tener un país industrializado» para impulsar la economía.
Améndola (FIT) reiteró la idea de la dependencia pero, fiel al discurso de la izquierda, centró su opinión en la necesidad de definir «para qué clase se hace política», porque «hubo años de crecimiento donde a un sector no le llegó lo que le tenía que llegar y fue transferida a los grandes sectores».
Educación
Si en un planisferio se pintan de verde los países mejor posicionados en calidad educativa y de rojo los que están en el otro extremo, la Argentina viste el rojo. Según un informe de la OCDE, que abarcó 64 países, la Argentina se ubica este año entre los diez con peor desempeño en ciencia, lectura y matemática. ¿Qué pasó?
«Hubo un desfinanciamiento absoluto. Hoy se trata de ver cómo nos podemos sacar al chico de encima», afirmó el radical Torres, quien sostuvo que en el futuro se debe concebir a cada uno de los niveles educativos como algo integral y no «desgranado».
En defensa de los años de kirchnerismo, Eyzaguirre admitió que existe un «déficit estructural» en el sistema, pero señaló que la gestión dejó «un piso muy alto» para el gobierno actual, que tiene una «oportunidad histórica». Por eso, siguió Eyzaguirre, al kirchnerismo le preocupa la postura oficial de que haya «más autonomía en la gestión educativa de provincias y municipios» porque «significa que cada distrito se resuelva como pueda».
Para Gainza, ese «piso alto» es «muy grave» y lamentó que no se hayan buscado «soluciones de fondo» en el kirchnerismo. «La clave está en terminar con la emergencia en infraestructura, garantizar los 180 días de clase e impulsar la evaluación docente», dijo.
El massista Saintotte advirtió que si no mejora la educación en los próximos años la situación será aún peor. «En breve vamos a tener una población muy grande de jóvenes disponibles para trabajar y la falta de educación atenta contra esto porque habrá menos jóvenes con mano de obra calificada», sostuvo.
Améndola, del FIT, subrayó que se debe eliminar la «injerencia» extranjera en el sistema educativo y reclamó que para empezar a discutir el futuro del sistema hay que garantizar un salario adecuado para los maestros para que no se conviertan en «docentes taxi» que necesiten varios trabajos para poder mantener a una familia. Todos asintieron.
Corrupción
En tiempos en los que la corrupción parece no poder salir de la agenda diaria, los militantes apostaron más a la condena que a las propuestas. Varios creen que los corruptos son inherentes a la cultura argentina. Y algunos exigieron cambios en la legislación y en el Poder Judicial.
El kirchnerismo que defiende Eyzaguirre trata hoy de sobrevivir a las explosiones generadas por el avance judicial en las causas de corrupción. «Todas las sociedades adolecen de corrupción y nuestro país también, ya que tenemos en la historia argentina casos de corrupción en todos los espacios», dijo. Y agregó: «Nosotros, desde la juventud que se referencia con los proyectos de Néstor y Cristina Kirchner, bajo ningún punto avalaríamos la corrupción».
«Es un problema intrínseco que nos afecta a todos. Y encima, cuando la economía empieza a fallar, los casos de corrupción se vuelven más notorios», señaló Améndola, del FIT, quien atribuyó gran parte de la problemática a «la patria contratista de nuestro país».
A su turno, Gainza no esperó para marcar claramente sus diferencias. «No es todo lo mismo. No todos los espacios son iguales», cuestionó. Y reclamó «resortes en el Estado que garanticen la transparencia».
Por el lado de las propuestas, Saintotte celebró que se haya instalado el debate sobre la extinción de dominio y la ley del arrepentido para casos de corrupción, pero remarcó que en los próximos años se debe trabajar sobre una justicia «autónoma y autárquica», porque «si es el Gobierno el que termina aprobando el presupuesto pasa lo que pasó hasta ahora: es ineficiente, no trabaja y plancha los expedientes que después resurgen cuando cambia el gobierno y empiezan a caer personas».
Torres se mostró de acuerdo y reclamó «más firmeza en la Justicia». Insistió en que debe ser «autárquica e independiente, no como paso en el kirchnerismo».
Seguridad y narcotráfico
En los años de kirchnerismo las encuestas indicaron que la inseguridad y el narcotráfico estaban al tope de las preocupaciones de la población. Sólo en los últimos meses el tema fue desplazado por la economía. ¿No hay solución o la connivencia política no permite que esa solución llegue?
«La Argentina pasó de ser un país de paso a ser uno que cocina y distribuye internamente la sustancias. Si hubiera un Estado presente eso no pasaría», sostuvo el radical Torres , quien afirmó que «por un lado la policía secuestra drogas y por el otro las vende en el mercado ilegal». Según él, hace falta «voluntad política» que «ataque al mismo tiempo a la corrupción, el narcotráfico y la inseguridad, porque van de la mano».
«Es menester debatir el uso de las drogas. Muchos países avanzaron en ese sentido», agregó el kirchnerista Eyzaguirre. A ese debate habría que sumarle «políticas de inclusión social» y terminar «con la estigmatización de los sectores populares», analizó.
El desafío para la nueva generación es, según Améndola, desintegrar la supuesta complicidad de las autoridades con la delincuencia. «La policía bonaerense está descompuesta por adentro», ejemplificó. Y sumó: «Hay un entramado con el narcotráfico que hay que descabezar junto con la connivencia judicial». Por ello es necesario impulsar la «elección universal de jueces», como propuso -sin éxito- el kirchnerismo en 2013.
Para Saintotte, la Argentina llegó al momento en el que «un joven que ve que sus amigos trabajan todo el día por el salario mínimo, también ve que el que vende droga hace esa plata en una semana». Por ello, propuso implementar «acciones preventivas, políticas de inclusión en la cultura y el deporte e impulsar una coordinación entre las fuerzas de seguridad entre los municipios, las provincias y la Nación».
El macrista Gainza opinó que se debe «ir con todos los recursos del Estado para terminar con el narcotráfico», porque si no «se destruirá» cualquier otro tipo de política. «Si el narco gana en la pelea de quién le da servicio a la gente habremos perdido la batalla de construcción a futuro», lanzó.
El rol de la juventud
En el estallido de la crisis de 2001, el «que se vayan todos» se expandió como un virus en la juventud. Hoy, la situación es opuesta y la dirigencia sub 35 lo celebra. Sin embargo, los militantes coincidieron en que aquello trae consigo una responsabilidad que los tendrá en el centro de la escena cuando dejen de ser la dirigencia del futuro y pasen a ser el presente.
«Esta mesa redonda en los años 70 no se hubiese dado», comenzó Saintotte. «Hay un cambio en el modo en el que trabaja la política. Antes los partidos solo tenían a los jóvenes para golpear el bombo. Eso no lo dejamos de hacer pero ahora la juventud pueden ocupar espacios de toma de decisiones», agregó el joven del Frente Renovador.
Uno de esos cambios que atravesó el mundo político fue, sin duda, el surgimiento de las nuevas tecnologías que permiten a la ciudadanía expresarse sin la necesidad excluyente de afiliarse a un partido. Así lo señaló el joven dirigente de izquierda Améndola, quien destacó los movimientos de Indignados, en España, o el Occupy Wall Street, en Estados Unidos. Sin embargo, afirmó que en la última década en la Argentina apareció una juventud «con una ilusión de que todo se puede resolver desde el Estado».
Por el contrario, Gainza no cree que haya otra manera de encontrar respuestas a los problemas que no sea desde el Estado y celebró que la juventud «plantee formas de participación no tradicionales». El objetivo hacia el futuro, para él, es claro: «Necesitamos un compromiso generacional activo para que la sociedad cambie su parecer sobre la política y dejen de sentir que no es algo virtuoso».
En esa línea opinó Torres, quien sostuvo que los jóvenes «siempre fueron el motor de cambio social» y que la obligación de las nuevas generaciones es fortalecer la democracia en el país «con partidos políticos fuertes», una visión contraria a quienes dicen que por los movimientos convocados a través de Internet los partidos agonizan.
Eyzaguirre, de La Cámpora, destacó que «hoy no hay dirigente que no pretenda tener un frente de juventud» y que, para subsistir, se debe contar con una «perspectiva generacional».