Este lunes 23 se retoman las audiencias en el juicio oral que se sustancia en los Tribunales de Paraná por los abusos y corrupción de menores denunciados en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, y que de momento tiene como único imputado al cura Justo José Ilarraz, quien fuera allí prefecto de disciplina entre 1985 y 1993.
La estrategia de Ilarraz es mostrarse lo menos posible ante la prensa. Ingresa por la Alcaidía, una puerta lateral de Tribunales por calle Córdoba, y se va también por ahí. De ese modo, evita el contacto con la prensa y con los familiares de las víctimas, que aguardan en los pasillos del salón de audiencias donde se sustancia el proceso.
Ya declararon seis de las siete víctimas; este lunes, declara la séptima.
Y se agrega el testimonio como testigos de cinco curas y un ex cura.
Acá, un detalle de lo que cada uno de ellos ya dijo durante la etapa de instrucción de una causa que empezó a tramitarse en Tribunales en 2012, y que fue elevada a juicio en 2016.
Diego Ariel Rausch, sacerdote
Dijo que tuvo conocimiento, en primer lugar por lo que ha sido publicado. Por las denuncias que se hicieron, lo que se publicó en los medios, dijo, es que pudo conocer que hubo abusos en el Seminario por parte de Justo Ilarraz hacia chicos que vivían pupilos. «Yo antes había escuchado algunos comentarios pero no recuerdo de dónde, cómo ni cuándo, sí sabía del tema, pero la verdad que en este momento no recuerdo».
Señaló que también tuvo conocimiento por su hermano, Hernán Rausch, víctima y denunciante, con quien «en algún momento lo hablamos. No recuerdo en qué momento fue que él me comentó eso, la verdad que no me acuerdo, si yo era sacerdote o seminarista, la verdad que no lo recuerdo, yo creo que antes que saliera en los medios me parece, la verdad que no recuerdo. Hernán me dijo que había visto hechos de abusos de parte de él pero no recuerdo que me haya contado detalle de los hechos. Él me comentó los hechos que él había sufrido, habló de él. Era una situación desagradable para él, era un momento de una búsqueda de superar su situación que había pasado, más que la situación de denunciante. Me contó que lo había hablado en ese momento con un sacerdote pero no me acuerdo quién. Como que eso estaba en una instancia más eclesial en ese momento, no civil, incluso había hablado con un obispo en ese momento, la verdad que no recuerdo si era Maulión o Karlic en esa época, la verdad no lo recuerdo. Obviamente a mí me sorprende lo que a él le pasa, dentro del Seminario que haya sido un secreto a voces jamás, fue así en el Seminario. Como a mí me impacta obviamente fue una sorpresa pero a él lo ví bien, como encaminado, que había buscado apoyo y recurrido a personas con quien lo hablaba. Me consta que habló con mis hermanos y con mi mamá al tema, yo no recuerdo cuándo. Sé que saben, somos 9 creo que saben todo pero no sé en qué tiempo, creo que primero habló con uno de los hermanos, me parece que habló con el que vive en Buenos Aires pero son datos que no sé con exactitud, frente a frente en un momento determinado sé que lo habló con mi mamá también».
Y agregó: «Hice viajes con el padre Ilarraz así como hizo mi hermano (…); en otros con la familia de Ilarraz, la mamá, el hermano, siempre éramos dos o tres gurises. Me acuerdo de un viaje a las Cataratas, otro viaje al norte. generalmente íbamos en carpa, en hotel no me acuerdo. Yo hice un viaje al exterior, yo viajé a Europa con él, (Ilarraz) en el año no recuerdo, fines de 1990, primero estuvimos en España porque ahí está la familia de él, en ese entonces vivía su abuela y después estuvimos en Italia, estuvimos en Roma puntualmente, habrá durado mes y medio, pero no recuerdo cuánto fue».
David Hergenreder, sacerdote
Dijo que cuando el cura Justo Ilarraz el Seminario, en 1993, para estudiar en Roma, «después de un año o año y medio aproximadamente, pueden ser dos, se comentó este hecho de un posible hecho de abuso que le implicaba al padre Justo la no permanencia en la diócesis. Después de que él se había ido a Roma, ya estaba allí, eran datos que yo recibía de comentarios de terceros y que en ningún momento constaté ni comprobé, yo estaba cursando el terciario, empezando el Seminario Mayor. Eso digamos, a grandes rasgos,es lo que supe en ese momento. No recuerdo específicamente por parte de quién, eran comentarios entre compañeros más que nada en el Seminario. Cuando se prolonga el tiempo y constato que el padre Justo no vuelve a la diócesis, ahí yo saqué mis conclusiones, que algo especial estaba pasando, pero nunca obtuve datos oficiales ni datos confirmados, de autoridades ni de compañeros. Yo tampoco me esforcé en informarme, no me interesé mucho por el problema, como no me competía, yo no me informé. Eso fue todo lo que yo pude saber en ese tiempo. De ahí en mas no supe más nada del padre Justo ni del problema en sí hasta que esto sale a la luz en el año 2012».
Norberto Agustín Hertel, sacerdote
Contó en la Justicia que «en el presbiterio se conocía el tema, se hablaba pero nunca tomó forma». Firmó, junto a otro grupo de sacerdotes, una carta en 2010 que se presentó ante el obispo Mario Maulión. «Con la carta quisimos que se proceda, que el Obispo tome una medida o se formalice o concrete algo ante la inminencia del estado publico antes de que estalle. Quisimos hacer algo formal. El Obispo era en ese entonces Mario Maulión. Considerábamos que era un hecho sumamente grave. Leandro Bonnin quedó en elaborar la carta y todos ayudamos, aportamos, corregimos y luego en una reunión, decidimos elevarla al Obispo. En una tercera reunión, se presentaron algunos sacerdotes que no habían concurrido a la segunda reunión. Ellos no estaban de acuerdo porque no creían que fuera la manera. Eran (Luis Alfredo) Anaya y (Daniel) Silguero los que no estaban de acuerdo con la carta. A los demás, nos pareció que había que elevarla porque la mayoría así lo consideraba. Firmaron la nota siete u ocho de los sacerdotes del Decanato. Presentada la carta, el hecho salió a la luz. Posteriormente el obispo Puiggari reconoce los hechos en aquella reunión con todo el presbiterio, confirmándonos de esa manera que no estábamos errados o que no era una locura de nuestra parte».
Y agregó: «El padre Justo era prefecto de los más chicos y el padre Puiggari era el prefecto de los más grandes. Ya en ese tiempo ese tipo de privilegios, los tratos especiales con algunos chicos, provocaba cuestionamientos y llamaba la atención. Siempre generaban interrogantes y uno como joven o adolescente, también lo sufría, porque el formador era nuestro referente, nuestro modelo y no todos formábamos parte de esos grupos. Estos hechos los viví en el tercero, cuarto y quinto años del secundario y ya en Filosofía se percibía la continuidad de esta costumbre, de este proceder con pequeños y reducidos grupos o grupo de chicos selectos. Uno no estaba de acuerdo y en uno generaba dudas, cuestionamientos, interrogantes. Tampoco se podía plantear abiertamente a los superiores dichos temas porque siempre estaba el temor de uno ser señalado».
Leonardo Tovar, sacerdote
Supo de los hechos a través del denunciante y sobreviviente Hernán Rausch en el año 2010, pero algunas situaciones sobre Ilarraz ya en el Seminario había en ese tiempo, cuando éste fue a verlo a la parroquia de San Benito. En esa visita, Tovar no lo vio bien y Rausch le relató el abuso sufrido por parte de Ilarraz. «Fue un momento desgarrador», contó, y «muy triste, que ya no podía con ese dolor y que lo que le iba a traer consuelo o paz era que por lo menos Ilarraz no siga ejerciendo el ministerio y proteger a posibles víctimas para que no sufrieran lo que él sufrió».
Al momento de enterarse de esto, es que se compromete a acompañarlo y hacer todo lo que esté a su alcance y no parar hasta que se hiciera justicia. Se reunió con Maulión y le dijo que estaba en contacto con una víctima que estaba muy mal y que la Iglesia tenía una deuda con él, que no se podía esperar más, manifestándole que él -Maulión- no tenía conocimiento de la situación de Ilarraz, hasta que se entrevistó con la víctima. Luego se reunió con Dumoulin y con José Carlos Wendler, les explicó la situación y los instó a hacer algo. Otro paso dio con el padre Dumoulín teniendo una reunión con el abogado Pablo Folonier, abogado de Rausch, ya sabían que venía Puiggari de obispo a Paraná, entonces Folonier le prospuso viajar a Mar del Plata para ponerlo al tanto a Puiggari. Todo esto ocurrió antes de septiembre de 2010. Paralelamente introdujeron el tema en la reunión de decanato, tratando de conseguir el apoyo de los otros curas que lo integraban; sorpresivamente el tema de los curas pedófilos lo saca el padre Leandro Bonin, también intervino en la reunión el padre Alfredo Nicola diciendo que estaba en contacto con una víctima y que había que darle una solución.
José Francisco Dumoulin, exsacerdote
Participó en la redacción de la nota que se presentó a Mulión en 2010. Dijo que Karlic en una reunión reconoció que no le había informado nada a Maulión que era su sucesor, también comentó que en todos los lugares donde había estado Ilarraz, él siempre le había informado de su situación y que siempre había sido muy bien recibido. En la misma reunión Puiggari dijo que tenía conocimiento de tres casos concretos y también comentó que las víctimas podían llegar a ser no más de trece. Sintetiza hechos relatados por Rausch, los cuales consistieron en besos, masturbación y en una ocasión intento penetrarlo y que Hernán lo rechazó y lo llevó a la capilla del Seminario y frente a una imagen de la virgen, le dijo «bueno, hasta acá llegó nuestra amistad» y luego de ese hecho se cortó todo.
Reconoció la nota que se le exhibió en Tribunales, y que presentaran en 2010 a Mulión. Y aclaró que es la nota que presentaron al decanato en fecha septiembre de 2010 dirigida a Maulión y su consejo prebisteral. Puiggari en reunión del 14 de septiembre de 2012 dijo que sabía de 3 víctimas, no podían ser más de 13. Que los hechos solo le constan los dichos de las víctimas. Sabe que se inició una investigación, se lo dijo Hernán y que Frank fue quien tomó nota cuando declaró. Que sabían todo por los dichos de las víctimas y que otro sacerdote Alfredo Nicola también refirió de hechos cometidos por Ilarraz, al igual que sabía de la sustanciación de una investigación canónica.
Osiris Daniel Agustín Ponce, sacerdote
Fue secretario de Maulión. «Yo me enteré en el año 2010, cuando Hernán Rausch me lo contó. Lo conozco y lo conocía antes. Yo en ese momento era secretario de monseñor Maulión, pero lo conocía de antes (…). El Seminario es una gran familia, para mí fue la mejor época y me entero de lo que le pasó en el año 2010. Hernán siempre llamaba y pedía audiencias y monseñor Maulión siempre lo atendía, como yo era su secretario, tomaba notas, sobre quien pedía la audiencia, al llegar lo recibía y después lo hacía entrar y al finalizar los acompañaba hasta la vereda. Recuerdo que una vez, al acompañarlo hasta la vereda, allí me contó que venía porque él decía que había sido abusado por el padre Justo. Después seguimos tratándonos, lo que yo podía hacer, a su disposición, rezar, acompañarlo, y cada vez que pedía audiencias siempre le respondía, a veces hasta dos veces por semana y lo atendía monseñor por largo rato, pero yo no sé de qué charlaban porque no participaba ni se de qué hablaban a solas. No recuerdo muy bien qué más me dijo después porque fue tal el shock, fue como un baldazo de agua fría, uno lo aprecia y el ambiente que se vivía en el Seminario era familiar, muy amistoso y que te cuente alguien después de tanto que le ha pasado una cosa o desgracia así, a mí me dejó paralizado».
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.