El Museo Municipal Ivy Marä Ey de Chajarí fue reinaugurado este viernes 20, en su nuevo espacio. En la oportunidad, se proyectó el documental «Manos Pintadas». Y actuaron Graciela Castro Bagnasco junto a Gustavo Surt y Diego García.

El Museo fue fundado el 1 °de agosto de 2008 y tuvo, hasta ahora, su sede en la Ex Estación del Ferrocarril.

Nació por impulso de Juan José Rossi, un excura tercermundista afincado en Chajarí, que fue docente de Historia Americana en la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader). Es autor, entre otros libros, de “La máscara de América”, “Nombres nativos para nuestros hijos”, “Mito y religión. El fraude del catolicismo”, y, “Permanencia de nuestra cultura prehispánica”.

El museo -cuyo nombre significa “Tierra sin mal”, en lengua guaraní- surgió durante la administración del exintendente Juan Javier García (PJ), y la gestión de Pedro Galimberti (Cambiemos) decidió rescatarlo y reubicarlo en el Centro Cultural Cavallaro, donde ahora está.

El dirigente docente César Pibernus escribió respecto de esa iniciativa que, a juzgar por el paisaje dominante, “que un museo sobre nuestra historia profunda llame ´invasión´ a lo que otros siguen llamando ´conquista´, que afirme que los ´indios´ no existen porque así fuimos etiquetados (aún lo somos) para dominarnos mejor y que no exalte la figura de ningún “prócer” resulta una estruendosa provocación tan bien justificada como fundamentada”.

Pibernus visitó la previa a la inauguración.

«En esa previa, varios docentes asistieron junto a alumnos. Fueron «algunos» y bien variados, de Primaria, Secundaria y de la Escuela Integral 8. Miriam repasaba la lista de visitas que se fue armando para los días próximos.

Es un museo que no entra en sí mismo (literalmente) y que no se banca vacío ni dos minutos tras abrir sus puertas.

Estaba Celide -Abya Yala nos hizo y el viento nos amontona- con un puñado de estudiantes de la Escuela Secundaria Güemes.

Los chicos estuvieron, así como los ven, encontrándose en el museo. Encontrándose entre ellos, con nuestra historia, con los colores y texturas. Tocando, pensando y riendo, como debe ser.

Celide les preguntó quienes tenían pensado estudiar algo ligado a las Ciencias Sociales y todos dijeron que no. Más fuerte aún resultó el cuadro, pero no me extraña. Confirma muy exquisitamente de qué estamos hechos y cómo es la cosa.

Mañana festejamos la reapertura de esta experiencia (que también es el Yuchán y la Fundación Intercambio), allí estarán Luisa, Gleyzer, Prelorán, estarán los miles de años de historia que nos sostienen, estará Aldo (ooooobviamente) y quienes siguen metiendo para enderezar el eje, incluso los que no podrán estar físicamente. «Queridos amigos…», dirá nuevamente Juan y tirará alguna bombita de las suyas para festejar esta necesaria reapertura. Lo hará serenamente, a lo Juanjo.

Está todo listo y Juan es un pendejo irreverente que no para, así también enseña.»

“Juanjo (Rossi) enseña historia sin quedarse en el pasado, sin idealizar lo que venimos siendo desde hace milenios, sin interrupciones abruptas ni mutilaciones. Lo hace con lo que tenemos que es mucho, pero reclama que debemos conseguir más. En tiempos de oportunismos de todo tipo, de herederos de Roca y de repentinos liberadores de pueblos, Juanjo reedita el Museo Ivy Marä Ey para incomodidad de todos ellos y para disfrute de la gente. En las imágenes del museo hay personas, no “indios”. Hay niños, ancianos, adultos, adolescentes que están sonriendo, comiendo, haciendo alarde o remando. Es gente que está viviendo como lo hacemos nosotros, ni más ni menos. Los objetos son preciosos y únicos, pero no son fetiches, están al alcance de la mano. Hay lenguas, bocas, dientes; hay recipientes, tejidos, juguetes, proyectiles; hay burla y dramatismo. Hay una biblioteca…”

 

 

Fotos: Gentileza César Pibernus

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.