La Iglesia Católica salió hoy a negar una nota periodística sobre el caso del cura Justo Ilarraz, publicada el domingo por el diario La Nación, y lo hizo con una desacostumbrada virulencia, al plantear la posibilidad que se esté frente, dijo, a una “operación de prensa”.
Bajo el título “Denuncian intimidación a una víctima de los abusos en Paraná”, La Nación, con la firma del periodista Germán de los Santos, señaló que Maximiliano Hilarza, uno de los denunciantes de Ilarraz, que en 2013 hizo una presentación ante el Tribunal Eclesiástico de Paraná, había sido llevado en un auto desde su casa hasta la zona próxima al Seminario por parte de integrantes del Tribunal Interdiocesano de Buenos Aires, para que declarase en el marco de aquella denuncia.
El hecho, como lo relató el diario, no existió. Hilarza se había comunicado el jueves 12 de abril con un sacerdote y había acordado declarar en Paraná. Pero en medio intervino la abogada querellante en la causa Ilarraz, Victoria Halle, y pidió que ese trámite se suspendiera. Y así ocurrió, por lo cual los integrantes del Tribunal Interdiocesano de Buenos Aires: Matías Ezequiel Barutta y Hugo Adrián Von Ustinov, nunca llegaron a la ciudad.
Pero La Nación contó una versión distinta, que fue aprovechada por la Iglesia para hablar brutalmente de “falsedad” y anunciar acciones penales y civiles, cuando se trata de un hecho menor dentro de una causa de muchísima relevancia, el juicio a Ilarraz, que salpica a buena parte del clero paranaense.
“La falsedad del contenido de la nota parte del hecho de que ni el Instructor del Proceso penal canónico ni su Notario, a quienes se hace referencia en la nota, han estado en Paraná, por lo menos en los últimos diez años, de lo que pueden dar cuenta los feligreses que ellos asisten pastoralmente por lo que se refiere al domingo 15 de abril pasado”, dice un cable distribuido por la Agencia Informativa Católica Argentina (Aica).
“Con lo que, una de dos, o bien alguien se hizo pasar por ellos, sorprendiendo la buena fe del Sr. Hilarza, o bien se trató de lo que se llama crudamente ‘una operación de prensa’. Salvo que el Instructor y el Notario tengan el don de la bilocación, algo que sería, sin duda, asombroso”, subrayaron.
Como reveló Entre Ríos Ahora, Hilarza recibió una notificación en enero, firmada por el sacerdote Hugo Adrián Von Ustinov, vicario de justicia, que decía, textualmente: “En el marco de las actuaciones que se llevan a cabo en el procedimiento contra el Pbro. Justo José Ilarraz y en el cual usted es denunciante, agradeceré tome usted contacto con el Pbro. Lic. Matías Ezequiel Barutta, Notario, a efectos de acordar una fecha y hora para recibirle declaración”.
El proceso se había iniciado en abril de 2013, cuando dos de los entonces querellantes en la causa Ilarraz , Marcelo Baridón –hoy camarista—y Álvaro Piérola –ahora fiscal–, y en “nombre de un cristiano bautizado” –el ex seminarista a quien representaban, Maximiliano Hilarza–, denunciaron a Ilarraz ante el Arzobispado de Paraná, ciñéndose a lo que establece el Código de Derecho Canónico.
Le achacaban al cura la violación al sexto mandamiento, “no cometerás actos impuros”. En el escrito, solicitaron la “apertura de causa contra el presbítero Justo José Ilarraz”, y así frenar la prescripción en el ámbito eclesiástico: la falta que se le imputa a Ilarraz prescribe a los 20 años.
Baridón y Piérola pidieron expresamente la “apertura de causa contra el presbítero Justo José Ilarraz”.
La denuncia, que fue ingresada en el Arzobispado de Paraná pero que también llegó al Episcopado y a la Congregación para la Doctrina de la Fe, en Roma, se apoya en el canon Nº 1.395 del Código de Derecho Canónico que establece que el sacerdote “que con escándalo permanece en otro pecado externo contra el sexto mandamiento del Decálogo, deben ser castigados con suspensión; si persiste el delito después de la amonestación, se pueden añadir gradualmente otras penas, hasta la expulsión del estado clerical”.
Primero Hilarza rechazó volver a declarar, y después accedió ante los insistentes pedidos del Tribunal Interdiocesano.
El secretario del tribunal eclesiástico, Matías Ezequiel Barutta, acordó los detalles vía whastapp.
“Sr. Hilarza: Me han comunicado que prefiere dar su testimonio presencialmente dado que en abril ud. vendrá para la Argentina para el juicio civil en Paraná. Me gustaría saber qué días estará acá para poder coordinar un día y una hora para la declaración. Si ud. viene en avión seguro pasará por Buenos Aires así que podríamos tener la declaración en Buenos Aires. Espero su respuesta. Muchas gracias.”
Eso le dijo Barutta. Pero Hilarza no viaja por avión sino por colectivo. Entonces, la declaración ante el tribunal eclesiástico no será en Buenos Aires, sino en Paraná, el domingo 15. Dos días después, estará frente a un tribunal civil.
El cura Barutta le expuso la situación en tres puntos:
1) “Usted declaró en Santa Fe en la investigación previa. Eso no era un juicio. Usted hizo una denuncia y ahora tiene que declarar en el proceso.
2) Si usted va a declarar en Paraná o Santa Fe, seguro que tendrá que hacer escala en Buenos Aires. Por eso le preguntaba sobre su viaje para ver cómo coordinar y ayudarlo. No queremos que gaste dinero.
3) Es necesario que declare puesto que usted es denunciante. Lo comprendo en su situación. Pero nosotros lo único que queremos es ayudarlos a que esto se esclarezca.
El intercambio entre ambos concluyó así: “Señor Hilarza: luego de hablar con el juez, podríamos acercarnos nosotros hasta Paraná el domingo 15/4 y por la tarde recibir su declaración. ¿Estaría dispuesto?”.
Pero la mala nueva llegó cuando le dijeron el día, la hora y el lugar de la declaración.
“Yo no tengo nada nuevo para declarar -dijo ante Entre Ríos Ahora-. Ya declaré en 2013. A lo sumo, quería entrevistarme con ellos para que me contestaran por qué a mí solo y no a los otros denunciantes; por qué ahora, cinco años después; yo solamente quería ratificar con mi firma lo que ya había declarado, nada más”.
Fabián Schunk, otro denunciante de Ilarraz, miembro de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual Eclesiástico, fustigó las “presiones” de los miembros del tribuna eclesiástico y su accionar “revictimizante”. Al respecto, señaló: “Esto es una revictimización; es pretender desestabilizar a una persona que tiene que ir a un juicio que empieza a las pocas horas. Lo citan de noche, antes del juicio, encima con el Seminario al lado, con lo significativo que es”, señaló.
Al final, la decisión fue no ir a declarar ante el tribunal de la Iglesia, y pedir una nueva fecha.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.