El cura Gabriel Aurelio Battello declaró hoy en el juicio que se le sigue a Justo José Ilarraz por los abusos en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo e hizo una revelación escandalosa, que bordea el delito: dijo que supo de la corrupción de menores de víctima de una víctima, cuando tuvo 16 años, pero que no se lo comunicó a los padres, ni a las autoridades de la Iglesia y menos denunció el hecho en la Justicia.
Battello, de 77 años, está semiretirado de la vida eclesiástica. Su último destino pastoral fue la parroquia San Juan Bautista, pero ahora vive en su vivienda particular, en calle Francia al final, en Estación Parera. Al estar jubilado, no tiene obligación pastoral, sino que colabora con las parroquias que le piden asistencia.
La víctima que le contó los abusos del cura Ilarraz es José Riquelme, que ya declaró en el juicio. Cuando los abogados querellantes Walter Rolandelli y Marcos Rodríguez Allende le preguntaron a Battello por qué no denunció esos hechos cuando tomó conocimiento, el sacerdote no supo qué contestar. “Lo dejó en libertad de acción al chico, para que él hiciera lo que mejor creyera”, comentó Rolandelli.
Battello ya había declarado en el juicio a Ilarraz en la etapa de instrucción, pero entonces nada reveló de esa confesión de una víctima. Misteriosamente, este martes recobró la memoria y recordó aquel hecho. Cuando declaró la primera vez, aseguró no saber nada de los abusos en el Seminario, que se reprochan a Ilarraz; este martes, en cambio, recordó que una víctima le había contado de los abusos.
En el voluminoso expediente de la causa Ilarraz se lee el testimonio de Battello a fojas 1855/1856, en donde se lee que “estuvo en el Seminario de 1964/1970, que a Riquelme lo presentó cuando era chico al ingreso del Seminario. Nunca supo nada. Con respecto a (Fabián) Schunk para mí fue una gran sorpresa y con todo el bochinche armado, porque sacerdotalmente yo lo acompañé muchísimo y confiaba muchísimo en él, en su inserción en la pastoral y me dolió y sorprendió muchísimo su ida al Seminario y que nunca haya hablado conmigo. Mayor aún fue la sorpresa cuando sale esto, porque él nunca, con la confianza que había, habló conmigo. Era medio carnal conmigo, y de repente se desinfla así, yo creo que conmigo fue un poquito de la imagen paterna que no tuvo”.
Nada de lo que declaró Battello pudo ser conocido de su boca, porque cuando concluyó el trámite ante el tribunal que juzga a Ilarraz, salió por una puerta lateral, y enfiló rápidamente a la puerta de salida del edificio de Tribunales. No quiso responder a ninguna pregunta de los periodistas. «No hablo», se excusó.
Antes de Battello, declaró la séptima víctima, DC, que según el relato del querellante Walter Rolandelli, mostró el “mismo modus operandi de los abusos de Ilarraz”. En su testimonial ante el tribunal conformado por los camaristas Alicia Vivian, Carolina Catagno y Gustavo Pimentel, DC –que declaró solo, y sin la presencia de Ilarraz- se quebró en varias oportunidades.
Luego, la psicóloga Carmen Angélica Muñoz, relevada del secreto profesional, contó de qué modo contuvo a una víctima que le reveló los abusos de Ilarraz. Esa víctima ya declaró en el juicio. Pero Muñoz agregó un dato relevante: atendió a otra víctima de los abusos de Ilarraz, que aún no lo denunció en la Justicia. El querellante Marcos Rodríguez Allende quiso saber el nombre, para citarlo, pero la profesional se excusó en el secreto profesional. Más tarde, la exesposa de una víctima habló del quiebre de su matrimonio producto de las secuelas que dejó en su exmarido lo que vivió en el Seminario y comprometió la situación del sacerdote Diego Rausch, hermano de una víctima, cuyo testimonio, el lunes, benefició a Ilarraz.
“A Battello, la víctima Riquelme le cuenta de los abusos y no hizo nada. No sólo que no hizo nada. No hizo la denuncia, no le comunicó a los padres ni a la superioridad”, se alarmó el querellante Walter Rolandelli.”Y cuando se le preguntó por qué no denunció, dijo que porque le había dado libertad al chico para que lo hiciera él. Estamos hablando de un chico de 16 años”, remarcó Rolandelli.
“Nos dejó muy asombrados lo que dijo este sacerdote, que supuestamente era el confesor de la víctima, cuyo padre estaba en el coro de la iglesia, con lo cual había un vínculo cerrado con ellos, haya dejado a un chico así luego de lo que le contara lo que le contó”, apuntó.
-¿Habrá denuncia por el delito de encubrimiento? –quiso saber Entre Ríos Ahora.
Tanto Rolandelli como el fiscal Juan Francisco Ramírez Montrull no quisieron adelantar opinión: se evaluará, respondieron.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.