No es una foto en sepia de décadas atrás, cuando no existían los smartphones -los celulares con cámara, y video, y redes sociales-, y las fotos en papel era lo único que existía. Entonces, los fotógrafos a domicilio era un oficio tan en alza como el diariero, el afilador, la modista. Los fotógrafos buscan siempre captar clientela con distintos artilugios. Estaban, por ejemplo, los que recorrían la ciudad con un pony, y con eso ganaban la atención de los más chicos. Todavía existe alguno. Como ese chico, en un descanso de la cortada Venezuela: el pony aguarda demanda, mientras el fotógrafo husmea su celular. Otros tiempos.

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.