Las paredes de la ciudad ya «hablan» del aniversario por cumplirse. Serán veinte años. Será en octubre, para el 14, fecha en la que se agendó la edición 2018 de la Fiesta de Disfraces. Un festejo doble: dos décadas. Una abecé histórico de este espectáculo masivo debería empezar así: seis cumpleaños en uno. Ioy, Jota, Nacho, Julián, Rulo y Marote decidieron poner 50 pesos cada uno, comprar algunos cajones de cerveza y hacer una fiesta en el Club Ciclista. Fue en agosto de 1999. Fue la primera. En su segunda edición, la fiesta estuvo al borde del naufragio: el lugar que se había conseguido, a través del padre de uno de los interesados, era el Círculo Católico Obrero, pero una vez que el comedido supo que no se trataba de una fiestita de 30, sino de un baile de disfraces para más de 100, rápidamente quitó la reserva y la fiesta quedó en ascuas. A último momento se consiguió un salón en calle Santa Fe, donde fueron más de un centenar de invitados y hasta un gaucho que entró pisando fuerte con su caballo. La tercera edición ya tuvo algo más de producción y la sede fue el salón de Fatsa, atrás del Seminario, cerca del predio que ocuparon más adelante en Don Bosco y Circunvalación. La entidad, el gremio que agrupa a los empleados de la sanidad, facilitó el lugar sin conocer muy bien de qué se trataba el asunto. Por eso la sorpresa del cuidador, cuando uno de los organizadores llegó vestido de Boluda Total –el personaje de Fabio Alberti- a pedirle que por favor enchufara los feezers. Cuando resolvieron alquilar un salón del Puerto Nuevo, en 2002, la cosa ya trascendía la celebración de los seis cumpleaños y fue la primera vez que se cobró entradas: dos Federales con una consumición. A partir de entonces no paró de crecer: llenaron Excándalo, al año siguiente y tras algunas dudas avanzaron hacia La Rural donde definitivamente terminó por resultar un buen negocio para los 22 integrantes de La Banda del Palo. En la Rural la fiesta ya cobró dimensiones extraordinarias y se convirtió en suceso. En 2009 dio un salto cualitativo y se localizó en un predio ubicado en Don Bosco y Circunvalación, adonde estuvo hasta que en 2015 se mudó a Colonia Avellaneda. Pero allí sucedió algo parecido a un fiasco: el lugar, muy lejos, las lluvias, muy intensas. Al año siguiente, volvieron a Paraná: ahora están instalados en el Acceso Norte. Y ahí festejarán los 20 años de la Fiesta de Disfraces.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.