Para la amplia teleaudiencia del Once TV, es la cara nueva de la grilla. Un conductor que se las arregla con solvencia para manejar el primer programa de la TV local dedicado a implantar en la ciudad el modelo que mejor funciona a nivel nacional: el debate en vivo. La inspiración de El Ventilador, que se emite los martes y jueves a las 22 por el Once, es sin duda Intratables con Santiago del Moro. Y el programa porteño significó, además de una tribuna intensa del debate público, la unción de una nueva estrella: su conductor.
Es que el formato invita. Necesita de un moderador protagonista que maneje los tiempos y represente al público que mira. Más aún, que pueda interpretar esa ola difusa de intenciones denominada público para llevar la palabra de aquí para allá. No importa si lo logra más o menos, pero es lo que se tiene que ver en pantalla. Lalo Foncea hace eso. Es el Santiago del Moro de El Ventilador. Y lo hace muy bien.Ahora bien, Foncea es una novedad para la pantalla local, una apuesta diferente. Una de las pocas experiencias en la TV paranaense, el conductor la había tenido en el programa de Cristian Bello, en el verano pasado, primero como panelista y luego como conductor suplente. Su escuela, sin embargo, tiene muchísimos más matices y se edifica a raíz de una búsqueda personal elevada entre dos grandes pilares: la comunicación y el teatro.
Como datos biográficos hay que mencionar que Lalo Foncea –en rigor Gonzalo Foncea- nació en Federal, que se familia paterna es de origen uruguayo y la rama materna es paceña. El abuelo de Foncea era un comerciante conocido en el pueblo del norte entrerriano con varios emprendimientos, entre ellos el Cine Urquiza, una sala hermosa que con el tiempo se quedó sin visitas y ahora funciona como un Día Market.
El padre de Lalo, como su abuelo, estaba dedicado al comercio y era dueño de la estación de servicio ubicada en el corazón de Federal, a pocos pasos de la ruta internacional 127 que divide el territorio en dos mitades.
“Las dos cosas que más me gustan ya las hacía de chico: empecé teatro desde que comenzaron los talleres en el teatro del pueblo. Y en medios arranque de niño en un programa para chicos que hacía Norma Ríos en FM Integración”, dice Lalo en diálogo con Entre Ríos Ahora.
A sus 17 años, su familia se trasladó a Paraná. Su padre había fallecido y la mamá de Lalo pensó que en la capital de la provincia sus tres hijos tendrían mejores posibilidades de elegir qué camino seguir. La hermana mayor fue por la carrera docente, la menor por kinesiología y Lalo comenzó comunicación social.
A Baires
Fue probando, entre comunicación social, una experiencia en la radio de Hernán Vignasco y la carrera de locución en Santa Fe. Pero las ganas se le disparaban más lejos. Se fue a Buenos Aires con la idea de estudiar en el ISER y la teoría de que a partir de estar allí podía encontrar la esquina exacta donde confluyeran posibilidades y deseos.
El principio no fue alentador: se empleó en una casa de juegos para niños, de esas que estallan en ruidos y colores, y luego fue telemarketer. No duró más de seis meses en los dos casos. La decisión fue entonces encarar de frente sus intenciones y entonces repartió curriculums con perfil en comunicación. Eligió, no por casualidad, comenzar por los teatros.
Así llegó la primera señal: “A fines de ese primer año en Buenos Aires me llamaron del Teatro Maipo, que abría una nueva sala y estaban armando el equipo de programación. Me presenté y arranqué”.
El primer empleo fue como acomodador de la sala, pero después se ganó la confianza de la encarada del espacio y terminó colaborando en toda la organización de lo que hoy es el Maipo Cabaret. Dos meses después enfrentaba una entrevista nada menos que con Lino Patalano. El referente central del teatro porteño buscaba un asistente de difusión ya no para el teatro sino para todo el grupo Maipo, que incluye desde el Ballet Argentino, hasta Les Luthiers, Enrique Pinti o Sandra Mianovich. El trabajo quedó para Lalo.
“Se juntaron dos cosas místicamente, me tocaba hacer prensa pero para difundir espectáculos de teatro. La oficina siguiente a la que yo ocupaba era la de Les Luthiers. Era normal que tocara el portero Antonio Gasalla o que Norma Aleandro entrara y saliera como si nada. Pegada nomás estaba la oficina de Sandra Mianovich. Eso, además de todos los artistas que pasaban por la oficina de Lino. Fueron dos años como irreales”, define.
Lalo tuvo otras dos experiencias más o menos de las mismas características, en firmas dedicadas a la prensa y difusión de espectáculos. Trabajó para promocionar shows de Valeria Lynch, Aníbal Pachano y centenares de espectáculos que se presentaban en Buenos Aires, en las salas históricas de calle Corrientes, pero también en locales medianos y pequeños lejos del centro neurálgico del show.
Al mismo tiempo, el pibe de Federal que había hecho sus primeros pasos en las tablas apenas se abrió un taller en el pueblo, se dedicó al teatro. Estudió en la escuela de Julio Chaves y con Enrique Tolcachir. Había una búsqueda más allá también, que tenía relación con un germen inoculado en él desde su primera experiencia frente al musical Cats.
“En Buenos Aires es un boom enorme del teatro musical, aún si no te interesa no hay forma de que no veas el fenómeno”, sostiene. Lalo se entrenó para hacer musicales y tuvo su oportunidad en la obra “Farinelli”, después en “Los tres mosqueteros” y en otro espectáculo que se llamó “Jazz and limited”. Además, tuvo el honor de participar en el homenaje que se realizó en todo el mundo por los 30 años de “Los miserables” y de la que Buenos Aires tomó parte con una puesta en el Teatro 25 de Mayo.
Y hay más: al tiempo que trabajaba en comunicación y se dedicaba al musical, Foncea tuvo sus primeras oportunidades en TV, en el canal de la Ciudad de Buenos Aires, haciendo “Musicales Baires“, un programa dedicado exclusivamenteal género y grabado al pie del obelisco.
Para completar la grilla, emprendió un proyecto comercial, junto a dos socios, de almacenes saludables. El resultado de esa agenda imposible fue un pico de estrés y algunos timbrazos del cuerpo pidiendo a gritos descomprimir las horas.
En ese marco, Foncea resolvió largar prácticamente todo e irse a Europa. Pasó unos meses de vacaciones, visitó familia y se quedó en Madrid a dar talleres de comedia musical. El único vínculo laboral que le había quedado en Buenos Aires era un proyecto joven en Canal (á), especializado en musicales y en formato de entrevistas que Foncea realiza, aún hoy, a maestros del género: se llama “Hacedores del musical” y se emite los miércoles.
De vuelta a Argentina, ya Buenos Aires se veía como una nube nerviosa, llena de descargas eléctricas adentro. Lalo se vino a Paraná a pasar un tiempo con la familia y en ese plan apareció una primera invitación del Once TV. Después, vino el resto.
Ese periplo arduo que arrastra a sus 35 años, la verdad es que no le quita un aspecto juvenil y despreocupado. Más bien le ofrece las herramientas que ubican a Foncea hoy como uno de los conductores centrales de la TV local, en una apuesta que el Once TV sabe hacer muy bien: la de darle formato local a las ideas de alcance nacional que se vuelven sucesos.
Ahí va Foncea entonces, todos los martes y jueves y prende El Ventilador.
El ventilador
Programa de debate
Se emite martes y jueves, por el Once TV, a las 22.
Conduce: Lalo Foncea.
Con producción de Andrea Fercher.
Panelistas: Ana Tepsich, Luz Alcain, Mariano Kohan, Claudia Yauck y Sebastián Martínez.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora