El horror vestía sotanas en Lucas González. Se paseaba por la casa parroquial de San Lucas Evangelista expiando pecados ajenas. Se golpeaba el pecho, fungiendo arrepentimiento por las faltas cometidas. Echaba agua bendita. Se abrazaba a la cruz. El horror era un sacerdote, dos sacerdotes, que corrompían a niños.

El cura Hubeimar Alberto Rúa llegó a Lucas González -a 133 kilómetros de Paraná, en el departamento Nogoyá- en 2012, designado por el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, que lo nombró vicario, al mando del párroco Juan Diego Escobar Gaviria, nombrado allí en 2005 por el exarzobispo Mario Maulión.

Escobar Gaviria estuvo hasta octubre de 2016, cuando fue denunciado por abusos y corrupción de menores. Fue apartado del servicio por la Iglesia, y el 6 de septiembre de 2017 la Justicia de Gualeguay lo condenó a 25 años de cárcel. Desde el 21 de abril de 2017 cumple prisión preventiva en la Unidad Penal de Victoria hasta que el fallo adquiera firmeza.

El vicario Hubeimar hacía lo mismo que su párroco Escobar Gaviria: abusaba de los monaguillos. Sólo que ahora la víctima de esos abusos pudo denunciar la barbarie a la que lo sometieron en la casa de Dios. Primero, sumó una nueva denuncia a Escobar Gaviria, que irá a juicio por esos hechos en noviembre próximo. Otra vez en el banquillo.

En los últimos días, pudo romper el cerco del silencio de otra historia tenebrosa.

S., que ahora tiene 18 años y que ingresó como monaguillo con 14 años a la parroquia San Lucas Evangelista, se presentó este lunes en los Tribunales de Nogoyá y denunció de qué modo fue abusado. Doblemente abusado: por Escobar Gaviria y por Hubeimar Rua.

«Soy denunciante en otra causa en la que ventilé que fui víctima de abusos por parte del padre Juan Diego Escobar Gaviria, que a eso me demoré en contarlo, tuve cierto temor y vergüenza en dar a conocer que era víctima de abuso sexual, y en agosto del año pasado tomé fuerza para hacerlo y lo hice. Pero ahora me interesa contar algo más de lo que fui víctima. No recuerdo con mayor exactitud, pero me pasó que cuando yo tenía más o menos 13 o 14 años, Juan Diego ya me había empezado a abusar y había otro cura que estaba ahí en la misma parroquia de Juan Diego, que se llamaba Hubeimar, que también me hizo cosas parecidas. Me empezó a pasar primero un toqueteo por encima de la ropa, cuando tenía que llevarle agua o algo a la pieza en la que él estaba, que era en la misma casa adonde estábamos conviviendo con Juan Diego y los demás chicos. Hasta que un día, viajando a la Capilla de la Aldea San Simón, estábamos los dos solos, Hubeimar y yo. Me tocó ir solo porque no había más monaguillos: me abrió el cierre del pantalón, me dijo que me baje la ropa y me empezó a pajear».

El testimonio que S. brindó este lunes en la Justicia es aterrador: describe de modo voraz cómo fue abusado por Escobar Gaviria y por Hubeimar Rua.

Contó de qué modo le impusieron el deber de guardar silencio de todo eso que le pasaba.

Después de abusarlo en uno de los viajes que realizaban para dar misas en el campo, Hubeimar lo silenciaba con una argumentación parecida a la que usan otros curas abusadores:

«Cuando volvíamos, me empezaba a decir que eso tenía que quedar entre nosotros, que nadie se tenía que enterar, usaba el mismo método que Juan Diego, lo mismo, que todo lo que pasaba entre nosotros dos quedaba ahí y nadie más debía enterarse», contó este lunes ante el fiscal Federico Uriburu, en compañía de su abogado, Mariano Navarro.

Al silencio le seguía la complicidad aterradora de los dos sacerdotes.

Cuando S acudía a la habitación de Hubeimar Rua -lo hacía desvestir y lo abusaba-, Escobar Gaviria daba alaridos de urgencia.

«Juan Diego gritaba para que nos apuremos y vayamos a ayudarle a él en algo. Y ahí era cuando me preguntaba si Hubeimar me había tocado o algo y yo lo negaba; y también pasaba que Hubeimar me preguntaba si Juan Diego me tocaba y yo en ese momento negaba todo, porque por miedo no sabía qué podía pasar. A ellos, más a Juan Diego, lo tenía ´allá arriba´, era el padre que me faltaba y a ese pedacito que me faltaba lo rellenaba él, me daba la posibilidad de ser mi padre. Desde que todo comenzó, Juan Diego me hacía lo que denuncié casi todos los días y Hubeimar, casi todos los fines de semana, y a veces entre semana», recordó.

 

 

Investigación urgente


El abogado Mariano Navarro se constituirá, este martes, en querellante particular en la causa, que será caratulada como «promoción a la corrupción agravada» por el carácter de miembro del clero de Hubeimar Rua.

«La querella se constituye cuando se abre la causal. El fiscal ya hizo la apertura de la causa, por un pedido expreso nuestro. De nuestra parte, vamos a pedir que se tomen medidas urgentes para dar con el paradero del cura. Tenemos el temor de que se evada, por la facilidad que tienen los sacerdotes para ir de un país al otro. Consideramos primordial traerlo al país y que se ponga a disposición de la Justicia», explicó el letrado.

El fiscal Federico Uriburu ya dispuso la apertura de la causa, con la figura de corrupción de menores agravada. Una de las primeras medidas que se espera serán pedidos de informe a la Asociación Clerical Cruzada del Espíritu Santo -la orden religiosa de Escobar Gaviria y Hubeimar y que tiene como referente al cura rosarino Ignacio Pereis- y solicitud de ubicación de paradero del sacerdote acusado al Arzobispado de Paraná.

Dar con el paradero de Hubeimar Alberto Rua será la primera misión. Pertenece a la Cruzada del Espíritu Santo, cuyos sacerdotes están incardinados en la diócesis de Paraná. A los pocos años de ser desingado por Puiggari en Lucas González, se marchó al Uruguay, y después volvió a su país, Colombia, donde se cree que ahora reside. La Justicia iniciará su búsqueda, y no se descarta un pedido de captura internacional para que venga a declarar en calidad de imputado.

Hubeimar Rua se convierte, así, en el cuarto sacerdote con causa penal por abuso de menores en Entre Ríos. Dos, Escobar Gaviria y Justo José Ilarraz, ya fueron condenados a 25 años de prisión; el tercero, Marcelino Moya, tiene causa abierta en Tribunales y batalla por la prescripción.

«Sólo quiero que sirva de algo hacer la denuncia -dijo S, cuando el fiscal Uriburu le preguntó si quería agregar algo-, no quiero que le pase lo mismo a otro chico lo que viví yo».

 

Ricardo Leguizamón

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.