-Dije: es ahora.

Hasta septiembre, y durante los últimos siete años de su vida, Pablo Felizia (35 años) integró la redacción de diario Uno de Entre Ríos.

Pero ahora eso ya es historia.

Ahora está transitando octubre lejos del periodismo -¿lejos?-, volcado a un proyecto que venía acariciando hacía tiempo y que se materializó en 2016: contar con una editorial propia en la cual editar sus libros y también los libros de otros.

Ana Editorial -así se llama, en honor al nombre de su abuela- ya editó diez títulos. Y desde este jueves tiene stand propio por segundo año consecutivo en la Feria del Libro de Paraná.

Pablo Felizia acaba de llegar de la Sala Mayo, donde abre la Feria: se ha ocupado de armar el stand, de llevar los libros, de ordenar los estantes, distribuir la producción, dejar todo a punto.

Pablo Felizia hace casi todo lo que tiene que hacer una empresa editorial. En Ana Editorial está él, su mujer, su primo, y entre los tres se reparten tareas, oficios, obligaciones.

Así es el trabajo: se contacta con los autores, acuerdan la publicación, fijan la tirada, diseñan la tapa, ahora también imprimen en sus propios talleres gráficos, inscriben la obra en el Registro de Propiedad Intelectual, distribuyen los libros a través de una red aceitada de venta de papel y electrónico, los venden, los muestran, los presentan.

Todo eso.

Lucía Puntín, la esposa de Pablo Felizia, se encarga del arte de tapa de cada libro.

Ahora están satisfechos de haber dado un nuevo paso: no tercerizar la impresión, y hacerlo en talleres propios.

 

Comienzos


 

Ana Editorial debutó en el mercado con el primer libro de Pablo Felizia, «Crónicas Patrias», una recopilación de cuentos que relatan los pormenores de la intervención de combatientes entrerrianos en la Guerra de Malvinas: Carlos María Vergara, Oscar Barzola, Roberto Andrade, Rubén Nicolás Benza, Héctor Rosset, Ricardo Velázquez, Juan Carlos González y Ramon Duarte.

Después siguieron otros.

El trabajo se fue complejizando y en un momento pensó que sería buena idea tomar distancia de la Redacción de diario Uno, y apostar a su proyecto editorial

«Desde hace dos años llevaba adelante este proyecto editorial, y llegó un momento en el que tenía que decidir: o profundizaba lo que venía haciendo o me mantenía como estaba. Era algo que yo venía acariciando toda la vida: tener una editorial para editar libros míos y libros de otros. Dije: es ahora. Uno nunca sabe cuándo es ahora. Pero bueno, el ahora es ahora, y me mandé», cuenta.

En noviembre de 2016 lo habló con su primero, Nicolás Tavella, conocedor del rubro de la venta de libros, y juntos armaron el proyecto. «Vamos a vender libros electrónicos», le propuse. «Pero en el camino dijimos: No, hagamos también libros en papel. Y lo hicimos. Abrimos una web y empezamos con un primer libro, en forma digital y papel. La primera edición fue de 500 libros, con envíos a todo el país. Vendimos acá y en distintos lugares. Vendimos la edición completa. Con esa plata, dijimos: hagamos libros de otros. Y ahí empezamos un camino. Hemos hecho libros y no le hemos cobrado un peso al escritor. Al contrario, hemos pagado regalías. Un escritor ya empezó a cobrar. Es poco, porque son tiradas pequeñas. pero estamos vendiendo, y eso nos ha dado satisfacción y el paso que necesitamos para avanzar», asegura.

Editan en digital y en papel, y venden aquí y en el mundo: sus producciones han llegado a las manos de lectores de Córdoba, Tierra del Fuego, Estados Unidos y España. «La gente de afuera compra en formato electrónico. Lo descarga bien, lo paga con tarjeta, y listo. Funciona», enumera. «Con cada libro tratamos de dar un paso más en el armado de la red de ventas», plantea.

A «Crónicas Patrias», el primer libro editado, le siguieron «Malvinas en tinta gaucha», de David Pignatta,  que son 59 crónicas sobre Malvinas escritas en sextetas gauchas. Después, llegó Alfredo Di Bernardo, que editó «Algo así como un padre»; Juan Luis Henares, con «Lápiz clandestino»; «¿Los zulúes son azules?», de Juan Manuel Alfaro; y la última producción, que es a la vez una apuesta: un libro de fotos del fotoperiodista Mateo Oviedo. «Lo vamos a presentar en noviembre, pero ya va a estar a la venta en la Feria del Libro. Técnicamente, hacer un libro de fotos para nosotros es muy difícil, pero es un libro con fotos que emocionan», dice. El libro se llama «Paranaensis».

Mientras, enumera los logros conseguidos con la editorial: «Hemos dado los primeros pasos hacia una imprenta. Hasta ahora veníamos subcontratando ese trabajo. Pero ya tenemos nuestra propia imprenta. Este  año imprimimos nuestro primer libro. Dimos un paso importante. Estamos a la espera de un crédito de la Provincia. Nos han dado el ok, y con eso esperamos comprar otra máquina para no tercerizar nada. Compramos una encuadernadora, un offset de la década del 70, que hacia 14 años que no andaba. Y con la venta de uno de los libros compramos una guillotina de fundición, que debe tener 50 años», recuerda.

Así, Ana Editorial ya traza su propio camino. «Yo escribí toda la vida y nadie me vino a ofrecer hacer un libro. Yo ya ofrecí a otros un montón de posibilidades», dice, y agrega: «Había que jugársela y hacerlo uno».

En eso está ahora Pablo Felizia, el periodista que se volvió editor de libros.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.