La Fiesta de Disfraces cumplió este año sus dos décadas. Nació en 1999 como un festejo de cumpleaños entre amigos en el Club Ciclista, pero a poco de andar fue agrandándose, hasta convertirse en un show extraordinario que atrae a miles de visitantes cada año. Ahora, en su locación del Acceso Norte al 3.500, en un predio de de 14 hectáreas, va camino a convertirse en fiesta nacional. «A pesar de la crisis, la Fiesta está más viva que nunca», dijo Juan Laurencigh, uno de los organizadores. Oficialmente, el número de entradas vendidas fue de 45 mil, aunque el número pudo haber sido superior. Este domingo 14 fue su edición número 20. La periodista Georgina Trecco fue una más de los miles. Estuvo por primera vez, y lo cuenta en esta crónica:
Es impactante.
Todo impresiona: el predio es enorme, y todo se ve grandioso desde adentro. No son más de las diez de la noche y las carpas están repletas de gente, y todavía se ve ingresar a muchos más.
Hay carpas, hay cantinas, hay puestos de comida, hay un sector VIP y hay una infraestructura majestuosa.
Cuesta pensar que en tan poco tiempo puedan montar toda esta infraestructura de la Fiesta de Disfraces: desde carpas, baños, cientos y cientos, piso de madera en las carpas VIP, todo increíblemente dispuesto.
Sorprende las dimensiones de la Fiesta de Disfraces, la infraestructura de la Fiesta de Disfraces.
Lo veo por primera vez.
Una vez quise tener la experiencia de vivir por dentro la Fiesta de Disfraces.
Este año decidí hacerlo. No sé si el año que viene vuelvo, si repito. O si esta será mi única vez en la Fiesta de Disfraces. Pero quería vivir la experiencia de la Fiesta de Disfraces al menos una vez.
A la tarde había recorrido toda la zona del Parque y vi que la fiesta había empezado antes. Empezó a la tarde; en algunos lugares, a la mañana, en otros, el sábado, con las previas.
Ahora estoy adentro de la Fiesta de Disfraces: los chicos entran de a cientos y saltan, y bailan.
Hace dos días que me preparo. Elegí dos días antes mi disfraz.
Tuve el aliento de mis amigas, que además me ayudaron a vestirme y a maquillarme.
Estoy vestida de bruja, porque me encantan las brujas, pero acá adentro sos como dice el eslogan: sos lo que queres ser.
Cada uno es lo que quiere ser con trajes elaborados, con una producción increíble, hasta los que vienen con lo más simple, chicos en trajes de baño, a pesar del frío.
Allá adelante, está el escenario, montado con los rasti que conocíamos de chicos.
Son las 0,30 y la cola de gente es larguísima: no paran de entrar al predio. Entran de a cientos.
Llegué temprano porque pensé en los embotellamientos, pero el camino fue fácil, sin inconvenientes.
Hubo mucha seguridad, muchos policías.
Desde el centro hasta el predio tardamos unos quince minutos.
Pero si tengo que destacar lo que más me llamó la atención es la inmensidad de la Fiesta de Disfraces: todo es increíble, la perfección de las carpas, la organización, cómo está ubicado todo en perfecta armonía para cada grupo de gente según la edad, los gustos de música se vayan incorporando a cada carpa, al predio general, cerca del escenario principal, al VIP. Impresionan la logística y la organización.
Fue una decisión acertada haber venido. Una vez en la vida, hay que estar en la Fiesta de Disfraces.
Hay que hacerlo, porque esto sigue.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.