El exministro de Salud, Ariel de la Rosa, formuló su alegato frente al tribunal que lo juzga, acusado de coacciones agravadas y amenazas en perjuicio de Noelia Trossero, directora de la Colonia de Salud Mental de Diamante, y negó haber cometido un delito en relación a los sucesos que ocurrieron entre el 5 y el 7 de junio de 2017.
De la Rosa –asistido por los abogados Julio Federik y Leopoldo Lambruschini- hizo su descargo ante el tribunal conformado por los jueces Alejandro Grippo, Alejandro Cánepa y Pablo Vírgala- y aclaró: “Nunca tuve ni tengo enemistad con la licenciada Trossero. Yo fui quien la designó y la puse en funciones como ministro del área. No tengo nada personal ni ningún tipo de rencor”.
De la Rosa habló respecto del contacto telefónico que tuvo con Trossero el martes 6 de junio de 2017, cuando le ordenó recontratar a la enfermera Migueles, que la directora había echado el 1° de junio. “Respecto de la llamada de ese día -esto quiero contarlo detalladamente, porque la escuché a Trossero que descontextualiza y parcializa la conversación- la hice porque días anteriores le había encargado a (el director de Salud Mental, Carlos) Berbara que se ocupara personalmente de este tema. Era un tema que estaba en la prensa, que nos preocupaba a todos por la trascendencia periodística que tenía, y por algunas imprecisiones. Ese día martes, en horas de la mañana, en mi despacho de calle 25 de Mayo, se hace presente el doctor Berbara. Le pregunto cómo marchaban las cosas en Diamante. Ya teníamos un reclamo de la Secretaría de Trabajo respecto a cuestiones legales. Decido llamarla a la directora después de hablar con Berbara. Me dice que la directora estaba reticente a cumplir cualquier tipo de orden o de recomendación, que si no era por escrito no la iba a cumplir. Anoticiado de todo esto, y viendo que las cosas se estaban haciendo muy mal, al margen de la normativa y de las leyes vigentes, decido llamarla, para comunicarle de qué manera íbamos a resolver el tema”.
Luego, el exministro aclaró que la conversación telefónica “se inicia de manera normal. Yo soy vehemente en las expresiones, más cuando estoy en situación de tensión y apremio para resolver un problema”. Dijo que le reprochó a Trossero “la forma en que había encarado este tema. Y le comuniqué que lo íbamos a resolver de la forma que se resolvió, con la resolución que se dictó, que la ratificó quien me sucedió en el cargo después (en relación a Sonia Velázquez, la actual ministra de Salud, NdeR).
Negó que el texto que pasó por fax del Ministerio a la Colonia de Salud Mental de Diamante, al adelantar la resolución que ordenó la reincorporación de Migueles, haya sido un “manuscrito”. Al respecto, señaló: “Lo que Berbara le pasó a la directora vía fax fue una copia de la resolución. Y también quiero aclarar que las firmas de un ministro no llevan sello en las resoluciones. Sólo se identifican con membrete del ministerio. Esto es técnica administrativa”.
Respecto del clima que se vivía en Diamante, puntualizó que “le pedí a la licenciada que bajara el nivel de conflictividad. Que tratara de no exponer la situación mediáticamente como lo había hecho. Estábamos próximos a una elección de medio término. Los ministros somos funcionarios políticos de manera que estamos involucrados en la cosa pública. Por esa razón, le pedí que bajara la exposición mediática”.
Luego, detalló el tono de la conversación que mantuvo el día martes 6 con Trossero: “La conversación telefónica, si bien mis expresiones eran vehemente, venía dentro de los carriles lógicos, hasta que en un momento yo noto un cambio en la comunicación. Siento un click, un cambio en el modo de comunicación telefónica. Y es en el momento que le digo: ´¿Me estás grabando? ´ Cosa que me enojó, y mucho. Salí de mis cabales por un momento. Lógicamente yo estoy hablando de cuestiones con un funcionario en forma directa, y esta funcionaria ni siquiera tuvo el decoro de avisarme que iba a poner en altavoz (la comunicación) para que escucharan quienes estaban con ella. Esta actitud artera, taimada, hasta agresiva para con la charla que teníamos, a mí verdaderamente me sacó de mis cabales. Y bueno, en ese momento, le dije algunas cosas que no recuerdo exactamente. Le reproché otras muchas que funcionalmente se las habíamos dejado pasar, si bien se lo habíamos advertido: inconsistencias, irregularidades en la administración, serios problemas con el personal, verdaderamente su falta de apego hacia la norma y hacia la vía jerárquica”.
Trossero aludió durante el juicio que durante la gestión de De la Rosa, el exministro se había negado reiteradamente a atenderla. “ Quien dice una verdad a medias miente también”. Y agregó: “Con todos los directores he tenido diferencias. Pero verdaderamente nunca me pasó hasta ese día que un director me dijera: ´Voy a ver si cumplo con lo que usted me está mandando´. No fue en esos términos, fue en otros. La escuché a la licenciada. En la primera parte de la conversación, el tono de la directora no era ni lloroso, ni de voz quebrada. Era desafiante y firme. Desde el momento en que yo creo que me está grabando, que siento un cambio en la comunicación, notable, por supuesto que fue muy cortita la charla a partir de ahí. La charla terminó a escasos dos minutos después de ese episodio”.
“Es infantil pensar que yo, como ministro, necesite de una herramienta como un gremio o cualquier asociación para notificar o hacer cumplir una resolución ministerial. Tengo todas las herramientas del Estado y el poder suficiente para hacer cumplir una resolución ministerial”, apuntó.
El fiscal Gamal Taleb le preguntó a qué irregularidades se refería que había “dejado pasar” a Trossero. La directora de la Colonia de Salud Mental, cuando testificó, el lunes, aludió a «cositas», tal el término que le habría dicho De la Rosa.
-Dejar sin trabajo arbitrariamente a alguien ees gravísimo.
-¿Usted le hizo saber que conocía supuestas irregularidades previas? ¿Cuáles son esas irregularidades?
-Puntualmente, problemas con el personal. Esta situación –en referencia al despido de la enfermera Yanina Migueles, NdelR- fue la gota que colmó el vaso. Pero los problemas eran permanentes. Nosotros teníamos una política muy clara respecto a las suplencias y trabajos transitorios.
-¿Con qué propósito le menciona esas irregularidades?
-Mi finalidad en ese momento, yo creo que era tener algún tipo de descarga emocional por la bronca que me generó la actitud de una supuesta grabación, porque nunca la escuché, pero después acá se dijo que se puso en altavoz. Convertir una conversación privada en forma pública sin avisar previamente me enojó. Yo no hubiese tenido problema, porque no tenía nada que ocultar. Hubiese ayudado mucho más. Pero hacerlo en forma inconsulta me pareció un atrevimiento, una actitud deshonesta. Y una cuestión en la que se había extralimitado en sus funciones. Si yo no lo corregía, estaba incumpliendo con mis deberes.
Después, De la Rosa dijo que presentó su renuncia el viernes 9 de junio de 2017 cuando se enteró que iba a ser imputado en la Justicia. “En su discurso del 10 de diciembre de 2015, el gobernador Gustavo Bordet dijo claramente que si un funcionario suyo quedara imputado en la Justicia, denunciado, o sospechado, no lo quería en el gabinete. Entonces, por una cuestión ética, le presenté mi renuncia.
Taleb insistió con las supuestas irregularidades en las que habría incurrido la directora de la Colonia de Salud Mental de Diamante de las que habló De la Rosa y volvió a pedirle precisiones.
No consiguió esas presiones. Volvió sobre el punto, y le preguntó si había iniciado una información sumaria.
Pero De la Rosa ya no pudo contestar.
A pedido de uno de sus defensores, Leopoldo Lambruschini, no siguió respondiendo preguntas.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.