No se cumplió un mes desde que Diego Dlugovitzky dejó la presidencia del consejo federal de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) que ya su nombre se echó a rodar como posible precandidato a intendente de Paraná por un sector del PRO, el que se alinea con la viceintendenta Josefina Etienot.

Dlugovitzky ha mantenido encuentros con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y con la titular de Seguridad, Patricia Bullrich, y con ambos la charla ha rondado un mismo asunto: el escenario para 2019 en la provincia y particularmente Paraná. De momento, el dirigente elude elegantemente las definiciones, pero deja algunas pistas.

“Es una posibilidad. Me siento muy preparado. Puede ser”, dice.

La charla con Dlugovitzky empezó por el escándalo de la coyuntura: los contratos truchos que tienen en vilo a la Legislatura entrerriana.

 

“La corrupción es algo que es público y notorio. Nadie puede hacerse el distraído: existe en la Nación y existe en la Provincia. Esta noticia que saltó con todo este escándalo en la Legislatura no sólo ratifica esta idea de que hay que ir por un ajuste de la política, con un sistema unicameral, sino que definitivamente tenemos que ir por un Estado transparente. Es insostenible la corrupción, es insostenible el robo. Hablamos de más 1.200 millones de pesos en diez años. Pensar todo lo que se pudo hacer con todo ese dinero. Y hablamos de una porción mínima del Estado. La Legislatura tiene el presupuesto más bajo de los tres poderes. Es insostenible seguir conviviendo con la corrupción de esta manera.

-Parece algo muy enquistado.

-Y es difícil de cambiar, porque es una cuestión cultural. Está enquistado. La solución es estructural. En todos los órdenes. Desde un empleado que no cumple las horas de trabajo, o que le da a otro que le justifique, hasta las violaciones de las reglas de tránsito, hasta en eso vemos la corrupción. Claro que frente a esto que pasa en la Legislatura, que es una barbaridad, parece mínimo lo otro, el empleado que no cumple, la persona que no respeta las reglas de tránsito. Pero yo creo que ahí está el punto. Esto es una cuestión cultural. El día que todas las personas de a pie, cada uno en nuestro espacio, cumpla con las leyes, las normas, las reglas de buenas costumbres, vamos a ir dejando aislada a esa política corrupta. Hay que hacer sentir al corrupto como una prostituta en un convento. Mientras tanto, esos políticos son parte de nuestra sociedad. No cayeron de una nave espacial.

-Dejaste la dirigente comunitaria y están transitando el terreno de la política. ¿Cuál es el futuro?

-A mí la política me gusta desde siempre. La siento como una vocación desde hace tiempo.  He tenido invitaciones para sumarme a la política pública en 2014 y 2015. No la tomé en su momento porque pensé que debía estar preparado. No quiero ir a la política a buscar un trabajo, sino a dar un servicio. De hecho, he rechazado ofertas en la función pública. Al comienzo de esta gestión, me ofrecieron ir al Inadi. Pero suponía para mí hacer menos, y cobrar. Y lo mío es voluntario. Yo dije que no porque no es lo que busco un sueldo. Busco poder aportar. Viene por ahí, por una vocación de servicio. Soy una persona ajena a la política, con cierta sensibilidad, y con la necesidad de poder aportar.

-Ya has mantenido reuniones con Frigerio y con Bullrich. ¿Se habló de 2019?

-Es una posibilidad. Depende de muchas cosas. Algunas dependen de mí, y otras dependen  de otras personas. Soy bastante ansioso. Me siento muy preparado, es una posibilidad 2019. Puede ser.

-¿En qué?

-Tiendo a mirar las cosas como una integralidad. En mi mirada, ocuparse de una sola área sin mirar otras es como incompleto. De hecho, si se me permite el recuerdo, cuando me convocan para dar charlas en escuelas lo hacen para que dé charlas sobre antisemitismo. Yo dije que no quería hablar de antisemitismo sino de discriminación en general. El antisemitismo es solo una parte de la discriminación que vivimos. Esto es lo mismo. Creo que hay que tener una mirada integral. Un cambio de cultura. Paraná necesita un cambio cultural. La vara es muy baja porque como paranaenses no estamos convencidos de que nos merecemos más o que nos merecemos más. No creemos que Paraná pueda ser una ciudad importante, que haya mejor educación, que pueda haber turismo internacional, que podamos ser centro de grandes eventos. Tenemos que creérnosla más. Tenemos que ir por ese lado. Somos capaces y lo podemos hacer. Creo que hay un camino ahí.

-Tu nombre empezó a circular en algunos titulares como posible precandidato a intendente por un sector del PRO.

-No hablaron conmigo. Fue una sorpresa. Para mí es un halago que alguien piense que yo puedo estar en ese lugar. Lo tomo como un halago. Es un halago que alguien piensa que yo puedo ser capaz de estar en semejante lugar como es la intendencia de Paraná. Para mí es un halago, un honor y una gran responsabilidad.

-¿Te ves capacitado para ejercer una función ejecutiva?

-Creo que sí. Creo que tampoco es una cuestión individual. No es una cuestión de una sola persona. Yo siempre he  trabajado en grupo, en equipo, creo que todas las cosas son equipo y no en forma individual. Estoy tratando de formarme, de poder aprender. Aunque esto es de siempre. Hasta el último día que me toque vivir espero estar aprendiendo.

-¿Quién te convence de sumarte a este proyecto?

-A la decisión todavía la estoy madurando. No es una decisión que se tome en un segundo, por un tema de responsabilidad. Es una decisión que todavía estoy madurando. Lo que me tienta es esta vocación, que la tengo desde hace muchísimos años, de servir. Siempre estoy mirando la ciudad con ojos de qué cosas se pueden hacer. Y al mismo tiempo son dos caras de la misma moneda. Por un lado, está el hartazgo de una ciudad que está parada hace 25 años, que no entró en el nuevo siglo. Y por otro lado, es un amor profundo por Paraná.

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.