El expresidente del Consejo General de Educación (CGE), José Luis Panozzo, fue bochado en un examen al que se presentó para acceder al  cargo de supervisor de escuelas de nivel primario.

En realidad, atravesó sin contratiempos todas las etapas previas. El contratiempo sobrevino con la elaboración del proyecto educativo de supervisión, en el que falló y por eso no pudo avanzar a la instancia siguiente, que era el coloquio final.

Panozzo obtuvo un 50, lejos de la nota requerida para poder calificar en el concurso para supervisor, que era un 70. Con esa mala nota, quedó afuera del concurso.

Se trata del primer presidente del CGE que acompañó al gobernador Gustavo Bordet al inicio de la actual gestión de Gobierno. Panozzo, que antes fue intendente de Chajarí, y antes de eso senador provincial, presentó su renunció el lunes 23 de octubre de 2017, un día después de las elecciones legislativas. El 31 de octubre del último año, Bordet le aceptó la dimisión, y un día después, el 1º de noviembre, Panozzo se presentó a trabajar en el cargo que tiene ganado por concurso: director de la Escuela Nº 72 Hermana Imelda, de Chajarí.

Antes de presentarse al concurso de supervisor, había ganado otro concurso: director de una escuela de personal único de la zona rural, en la zona de la Junta de Gobierno de San Ramón, en el departamento Federación.

En una entrevista que concedió en diciembre último a Entre Ríos Ahora, Panozzo destacó, precisamente, lo hecho en materia de concursos durante su gestión. Pero antes habló de su pelea con la estructura de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer)

“La pelea fue personal conmigo. Fabián Peccín nunca quiso reconocer en público lo que sostenía en las reuniones. En los últimos treinta años en la provincia no se hicieron concursos, y nosotros los hicimos para secretarios de escuela. No hay registro de lo que se ha hecho. O las credenciales de puntaje, que estuvieron ocho años sin ser emitidas, y nosotros las hemos emitido en dos oportunidades. Es decir, un montón de acciones que el sindicato, mate de por medio, las reconocía, pero que hacia fuera no decía nada, y plantaba pelea. Y era una cuestión personal. Era Panozo. No era la gestión ni el gobierno. Sólo Panozzo”, contó.

Y agregó: «Es un análisis mío –quizá un sociólogo podrá analizarlo de otro modo-: todos sabían de mi amistad con Peccín y con la Lista Integración (la que conduce Agmer, NdelR). Nunca lo negué. Tampoco negué mi pertenencia al sindicato, y haber sido formado dentro del sindicato. Eso siempre lo dije. Entonces, en vez de haberme utilizado en el buen sentido de la palabra, había una sobreactuación del sindicato de querer demostrar enemistad conmigo, por esa interna que siempre hay con la Rojo y Negro. Nosotros hemos consensuado con Peccín puertas adentro, y puertas afuera era todo cuestionamiento y peleas. Esto siempre lo hicieron así. Por eso digo que hubo una especie de sobreactuación conmigo. Yo siempre fui de Integración, me formé con dirigentes como Beatriz Montaldo y Olga Foncea. Y tengo un pensamiento afín al que plantea (el secretario general de Agmer, Marcelo) Pagani, de apuntar al diálogo como forma de resolver los conflictos. Estoy convencido de que esa es la única forma de poder lograr consensos: sentados a una mesa, y dialogando. Por eso siempre me diferencié de los Rojo y Negro».

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.