«Estoy como el jugador que hizo el gol de su vida y no lo dejan festejar ni abrazarse con sus compañeros ni con su hinchada. Y ese gol fue la transformación que hicimos en esta provincia, que pasó de ser una provincia primarizada a un complejo agroindustrial integrado.»
Al exgobernador Sergio Urribarri le place comparar las acciones de gobierno con el mundo del fúbol –quizá porque uno de sus hijos es futbolista, porque el propio Urribarri fue dirigente de la Liga Concordiense de Fútbol–, aunque a veces tropieza con los sinsabores del archivo que permite poner blanco sobre negro en lo que dijo hacer y lo que finalmente hizo.
Ahora, usó la metáfora futbolística –«estoy como el jugador que hizo el gol de su vida y no lo dejan festejar», dijo este domingo, en una entrevista que publicó el diario Uno– para dar cuenta de sus dos gestiones de gobierno en la provincia, a su criterio «transformadoras de la provincia», que se contrastan con las causas abiertas en la Justicia en su contra.
A Urribarri lo investigan por enriquecimiento ilícito pero también por las millonarias contrataciones durante la Cumbre de Presidentse del Mercosur, que tuvo lugar en Paraná en diciembre de 2014. Claro que el exgobernador sólo tiene en mente la primera, y no tiene en cuenta la segunda. Pero Urribarri no quiere hablar de eso: quiere que se hable de su obra de gobierno. Y echa mano a las metáforas futboleras.
Ya lo hizo en el invierno de 2012 cuando anunció la construcción del Estadio Único en Paraná, en terrenos donde funcionó la Escuela Granja Municipal. (Va de suyo: la obra no se hizo, donde iba a estar el Estadio Único hay un parque botánico, pero Urribarri jamás anota los goles en contra; sólo los goles a favor). “Me gustaría tener 30 años menos y ocho o 10 kilos menos para poder correr en la cancha del nuevo estadio”, especuló entonces.
Pero después no habló más: no se sabe si bajó de peso, si pudo correr en algún sitio, o se limitó a hacerlo en la cinta, en el piso que ocupa en calle Córdoba y que según ha dicho ahora, se lo alquila al fiscal de Estado, Julio Rodríguez Signes. Una rareza, claro, pero en la filosofía Urribarri, todo de lo más normal.
No habló con lenguaje futbolero cuando anunció, en 2010, la construcción de la doble vía en el Acceso Norte a Paraná, un emprendimiento que nunca se terminó. La inversión prevista para esa obra fue de $ 134,9 millones, con financiación de la Dirección Nacional de Vialidad, y un plazo de ejecución de 36 meses.
La doble vía en el Acceso Norte, que quedó en manos de la empresa Losi, se ejecutó en dos tramos. El primero, de 4 ,4 kilómetros, desde Don Bosco hasta Maya, se inaugurió en mayo de 2012; el segundo, de 6,1 kilómetros, desde Maya hasta el cruce con la ruta 12. Se terminó la primera parte –hoy totalmente destruida, sin cartelería de señalización–; pero la segunda nunca se hizo.
“Es una obra que brindará un enorme servicio a los miles de automovilistas que circulan por este acceso y además seguridad, ya que no sólo sale gente de la ciudad sino también los que vienen de la ruta 168 a través del Túnel y se encuentra de repente con una sola mano”, dijo Urribarri en mayo de 2012.
Un poco más de dos años después, principios de octubre de 2014, un camionero brasileño que circulaba para el sector inconcluso del Acceso Norte a Paraná sufrió un accidente y murió. La pésima señalización fue uno de los motivos que provocaron el siniestro. Lo que se hizo entonces fue colocar tachos color naranja y señalizaciones, que advertían de los riesgos para el tránsito. Casi dos años después, nada de esos tachos naranja o esas señalizaciones subsisten. Y la obra, claro, no está concluida.
Urribarri terminó sus dos gestiones sin decir una palabra sobre el Estadio Único ni la doble vía en el Acceso Norte, dos obras que anunció con el tono de estadista que no puede dar pie y que concluyeron en el más absoluto olvido.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.