Leandro Bonnin, sacerdote nacido en 1° de Mayo, 39 años, ahora destinado en Santa Elena, protagoniza una serie de charlas en distintos puntos de la provincia en las que da a conocer cuál es la postura de la Iglesia Católica en torno al programa de educación sexual que el Estado busca instrumentar desde hace tiempo y que ahora se ha puesto en discusión.

En Entre Ríos rige desde 2003 -gobierno de Sergio Montiel, radical- la Ley N° 9.501, que instrumentó un programa de educación sexual en las escuelas, que nunca pudo avanzar; a nivel nacional, está vigente la Ley N° 26.150, del año 2006, fijó que todos los alumnos «tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada».

Ahora, en el Senado de Entre Ríos se discute un proyecto de ley del senador Ángel Giano (PJ) que busca convertir en obligatorio el dictado de la educación sexual en las escuelas. Pero no es la única iniciativa que va por ese camino: textos similares han presentado el senador Raymundo Kisser (Cambiemos) y la diputada Gabriela Lena (Cambiemos).

La discusión en el Congreso del proyecto de ley de legalización del aborto -con media sanción de Diputados, pero que encontró el rechazo en el Senado el 8 de agosto último- abrió el debate también en torno a las carencias de los niños y adolescentes en materia de educación sexual. Después de que se cerró la discusión legislativa por el aborto, la Iglesia se metió, entonces, en la polémica respecto de cómo debe darse educación sexual a los estudiantes.

El 22 de mayo, el Consejo Federal de Educación -que reúne a los responsables de política educativa de todas las provincias- dictó la resolución N° 340 que recomendó a todas las provincias la formación en educación sexual integral  de todos los futuros docentes. Y que en las escuelas se incluya la educación sexual integral.

Esas acciones que lleva adelante el Estado -nacional y las distintas provincias- ha encontrado un primer freno en un movimiento de resistencia que se identifica con la frase «Con mis hijos no te metas», que puja por vedar toda intervención del Estado en educación sexual.

¿La Iglesia Católica apaña ese movimiento o plantea sus diferencias?

Bonnin dice que en su paso por el sistema educativo, en Concepción del Uruguay, recibió educación sexual en una escuela confesional, el Colegio Don Bosco, y que lo mismo ocurrió durante sus años de formación en el Seminario de Paraná.

«Nuestro punto de vista como Iglesia no coincide exactamente con el movimiento ´Con mis hijos no te metas´. Además, ese movimiento no surge de la Iglesia: surge de un grupo de padres, cuyo discurso es más radical. Ellos dicen que la escuela no tiene que realizar ningún tipo de educación en tema de sexualidad. Que eso es tarea de los padres. Nosotros no coincidimos con ese discurso. Esta es la visión de la Conferencia Episcopal y de los obispos entrerrianos: la educación sexual es necesaria, es bueno que en las escuelas exista este espacio, no solo desde la transversalidad, sino desde su abordaje concreto. Con lo que nosotros disentimos, y tenemos otra mirada, otro punto de vista, es con el enfoque de la educación sexual que se quiere proponer, un enfoque que viene mediado por una resolución del Consejo Federal de Educación, y es lo que nosotros llamamos ideología de genero. Con esa visión no estamos de acuerdo. Estamos de acuerdo con la ley, creemos que la ley se debe aplicar, en muchas de nuestras escuelas se aplica desde 2006, y en otras no tanto», dice.

-Pero hay una ley que rige en Entre Ríos desde 2003; a nivel nacional, la Ley de Educación Sexual está vigente desde 2006. ¿Por qué hoy se abre la discusión?

-Yo creo que el debate por el aborto suscitó que se pusiera de nuevo sobre la mesa la educación sexual. Nosotros como Iglesia estamos muy preocupados por las enfermedades de transmisión sexual en adolescentes, y también para nosotros es un gravísimo problema los embarazos adolescentes. De ninguna forma la Iglesia dice que los adolescentes tengan hijos, que no pasa nada. No. Nosotros afirmamos que, una vez que un bebé es concebido, ese bebé tiene derecho a la vida. Pero también como objetivo, planteamos que los adolescentes no vivan su sexualidad de modo que se produzcan embarazos. Como este tema cobró fuerza en el debate en el Congreso, es lo que ha motivado esta discusión ahora. Tanto los legisladores verdes como los legisladores celestes coincidieron en la necesidad de fortalecer la educación sexual en las escuelas, como forma de evitar llegar al aborto. Pero nos encontramos con esta curiosidad, que la ley de aborto fue rechazada en el Senado, y vemos que en algunas provincias se está hablando de interrupción legal del embarazo, lo cual es un eufemismo . El aborto no es legal en la Argentina. Lo que existe es un protocolo de aborto no punible. Pero una cosa es la no punibilidad y otra es la legalidad. Son dos figuras jurídicas completamente distintas. Nosotros no coincidimos con el enfoque que hoy surge con mucha fuerza, y aquí intervienen intereses internacionales, a través del cual se quiere bajar a todas las escuelas la ideología de género.

-¿Qué quieren decir cuando hablan e ideología de género?

-Es larguísimo de explicar. En nuestro país está vigente la Ley de Identidad de Género. Y en esta ley se asume que la persona puede elegir libremente. La ideología de género propone la ruptura entre lo biológico y lo psicológico. Y propone que lo biológico no tiene importancia. Un cuerpo masculino, o un cuerpo femenino, no define como varón o mujer. Y entonces la sociedad y las leyes y el sistema educativo deben transmitir esto.

-Pero eso lo establece la Ley de Género.

-Bueno, lo que pasa se que no todas las leyes son verdaderas, no todas las leyes son correctas. El sustento de esto está puesto en una ideología. Los postulados de la ideología de género, esto de que el cuerpo no tiene nada que ver con la masculinidad o femenidad, sino que son roles culturales, no se puede demostrar científicamente.

Radicales


Bonnin da charlas en distintos puntos de la provincia.

Una iniciativa que surgió espontáneamente por la viralización en las redes de un primer encuentro en Chajarí.

«Nosotros vemos que el enfoque que hoy se quiere proponer en las escuelas es un enfoque que yo lo llamo ´Enfoque Fundación Huésped´, a partir del acuerdo que firmó el ministro de Educación con esa fundación. El Enfoque Huésped sobre sexualidad nos parece que es reduccionista. Se aborda la sexualidad desde el plano de la genitalidad y se pone el acento en la prevención de las enfermedades y del embarazo, pero no se dan herramientas a adolescentes y a niños para una vivencia de la sexualidad más plena. La cuestión clave es la vocación hacia el amor. Nosotros proponemos hablarles a los chicos de la maravilla que es ser varón y ser mujer. Que hay que respetar a las personas, sea cual sea su orientación y estilo de vida. Respetar a todos en cualquier circunstancia. En los materiales que damos en las escuelas se rechaza cualquier tipo de discriminación por la opción por la homosexualidad. Se habla de un respeto absoluto a la persona. Pero sí se trabaja sobre la aceptación y la profundización del ser varón o mujer como algo positivo. El feminismo radical -no el feminismo bueno-, el más agresivo, termina presentando como que ser varón es malo, que todos los varones son violentos, que son opresores, que el patriarcado domina la sociedad», dice.

«Nosotros proponemos el respeto absoluto por las personas -abunda el sacerdote-. De ninguna forma promovemos el odio. No es cierto, como por ahí se dice, que somos homófobos, o que promovemos la estigmatización. Eso sí: consideramos que lo masculino y lo femenino atraviesa a toda la persona, no solo desde lo biológico, sino de todas sus dimensiones. No estamos de acuerdo con la Ley de Matrimonio Igualitario. Decimos que las personas homosexuales deben ser respetados en todos sus derechos. Que hagan lo que en su conciencia les parezca conveniente. Pero no nos parece que se ponga en un mismo plano de igualdad una relación entre varón y mujer, que entre personas de un mismo sexo, que no es capaz de traer hijos al mundo».

Respecto de qué escucha en las charlas en las que interviene, sostiene que «muchas familias están preocupadas porque ven cosas que se proponen escuelas con las que ellos no están de acuerdo. La pregunta recurrente es cómo nosotros los cristianos tratamos a aquellas personas que tienen inclinación homosexual, o que eligen estilo de vida homosexual. Es una preocupación en todas las familias. La otra preocupación: qué hago yo si tengo a mi hijo en una escuela estatal, y les van a enseñar que pueden elegir si quieren ser varón o ser mujer. Mi respuesta a la última es dialogar, no ir a confrontar como primera estrategia. No ir con los tapones de punta. Acercarse a la escuela, hablar con los directivos. En última instancia, los padres pueden recurrir a alguna instancia para hacer respetar su derecho».

 

 

 

 

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.