Chajarí se movilizó este miércoles para reclamar justicia ante un femicidio que lleva 20 años impune, el de Alejandra Martínez, una joven de 17 años.
«20 años sin justicia», decía el enorme cartel que encabezó la marcha, convocada por la mamá de la chica, Julia Isla. La familia se enfrenta al fantasma más atroz: la posibilidad de que la causa judicial prescriba y no haya culpables.
La Justicia nunca le pudo decir a la madre de Alejandra, Julia Isla, quién la mató, por qué la mató, cómo fue que el cuerpo de su hija apareció, un mes después de su desaparición, cubierta de troncos, una chica muerta más, tirado el cuerpo en un descampado. La habían buscado en todo Chajarí, en Concordia, en Los Conquistadores y hasta en Mocoretá, Corrientes. La encontró un peón rural que buscaba un animal perdido.
Alejandra había salido el 11 de diciembre de 1998 con una amiga y su hermana menor. Cerca de la medianoche fueron desde su casa hasta el bar Bartolo, y de allí hasta Palmira, un boliche bailable que está junto a las vías del ferrocarril.
De allí, Alejandra se fue pasadas las 5,30.Durante la noche, estuvo conversando con varios jóvenes conocidos. Entre ellos, con un muchacho con el que había estado de novia hasta marzo de 1998. .La hermana fue una de las últimas en verla. Alejandra fue a despedirse de ella y a avisarle que volvía a su casa. Dos personas declararon después que la vieron cuando iba en camino. Pero ninguna pudo confirmar que hubiera llegado.Una amiga que volvía de un boliche dijo haberla visto en el barrio entre las 6 y las 6,30. Comentó que le llamó la atención la actitud de Alejandra: se mostró indiferente, siguió caminando y no la saludó, cuenta una crónica publicada por Clarín en 1999.
Un vecino, Antonio Aquino, dijo que vio a Alejandra llegar sola. Recordó que eran las 7 de la mañana, aunque dijo que no pudo ver a la joven entrar a la casa.Pero eso no fue todo. Al poco tiempo hubo un llamado a la casa de Martínez: alguien que no se identificó dijo que en la mañana del 12 de diciembre Alejandra había sido obligada a subir a un remís junto a tres muchachos.
En Chajarí hay quienes sospechan de Juan Ybarrola, el padrastro de Alejandra. Uno de ellos es Enrique Callau, el abogado de Jesús Martínez, el papá de Alejandra. En la causa existen testimonios que hablan de la mala relación entre Ybarrola y la joven. Pero el dato más inquietante lo aportó una vecina, que dijo que el día de la desaparición de la chica vio a Ybarrola tirar en su auto algo que sonó fuertísimo.Pedido de auxilioLa testigo se había despertado poco después de las 6 porque escuchó que en la casa de la chica ya habían pedido auxilio dos veces. La mujer contó que Ybarrola se fue de su casa a las 6,30.Esa pudo haber sido la hora en que Alejandra volvió a la casa.
Pero su padrastro negó haberla visto: contó que a las 5,45 llevó a Julia Isla -su pareja y madre de Alejandra- a trabajar y que al rato volvió a buscar unas herramientas. Agregó que se fue tres minutos después, sin notar que hubiera alguien en la casa.Pero los investigadores no dejan pasar por alto otro dato. El padrastro de Alejandra conocía bien el lugar donde apareció muerta la chica: no sólo iba a cazar con frecuencia, sino que había hecho un trabajo de albañilería para un vecino de la zona.
No es la única línea de investigación que se sigue desde el juzgado. Otra relaciona el crimen con una supuesta deuda pendiente con vendedores de droga.Testigos dijeron que Alejandra tenía contacto con un grupo de jóvenes que consumían y vendían cigarrillos de marihuana. Por esto se abrió una causa en el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay.Tampoco se descarta que haya participado de una fiesta junto a un grupo de jóvenes. Se mencionó al hijo de un dirigente justicialista y al de un jefe policial.Por el momento sólo se trata de conjeturas que prolongan el misterio que rodea este asesinato, detalló Clarín.
Fotos: La Lucha en la Calle
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.