El artista presenta su espectáculo “Peteco X Peteco”. Su voz y su guitarra le darán vida al número central de la cuarta edición de La Peña del Guiso, por cuyo escenario también pasarán Toto Chas y Los Viajeros del Viento, Nacho Peñalva, La Chapé en una Zamba y Sin Pulso.

La velada folclórica será el próximo viernes 14 de diciembre, puntualmente a las 21 horas, en el Camping de Pasteleros, ubicado en Acceso Norte y Borges.

Las entradas anticipadas -a $ 350- estarán en venta en los locales de Bruzzoni -Santa Fe 366 y Av. Ramírez 1978-.

UN REFERENTE CENTRAL DEL CANCIONERO POPULAR

Su nombre completo es Carlos Oscar Carabajal Correa. Nació el 25 de mayo del 56. Hijo de Carlos y de Zita, y miembro de un algarrobo familiar frondoso, en donde todos golpean el bombo y todos rasguean una guitarra.

Peteco, pertenece a esas familias con gran impronta que dejan grabada en la musicalidad de un país su sello propio, una familia con huella digital intransferible y que, generación en generación, continúan revolucionando toda melodía que se mueva en los tres por cuatro o en los seis por ocho.

Resulta impracticable no asociar su apellido a los significantes “chacarera”, “zamba” “danza” y “zapateo”. Y mucho más si uno se adentra en ese Santiago caluroso y de tierral. Carabajal es mitos como la “Telesita”, es ríos como el “Dulce”, es “algarrobo” y es “mistol”, es violín del  monte y guitarra sachera.

Su currículum tiene vida propia. Se presenta y gira páginas enriquecidas de premios, elogios y centenares de obras, obras, incluso, interpretadas por muchos artistas inolvidables, como la “Negra” Sosa, Horacio Guaraní, León Gieco, entre otros. 

Desde su primer disco a los 18 años con ese “Santiago trío” junto a su primo y un amigo, pasando por agrupaciones históricas como las conformadas con su amigo Jacinto Piedra, (“los Santiagueños”) o con “MPA”, junto al Chango Farías Gómez, Verónica Condomí y el “Mono” Izaurralde, hasta la actual “Riendas Libres”, junto a sus hijos Homero Carabajal y Martina Urlich.

En el medio de todo esto, editó muchos discos como solista. Siempre con obras que salieron de su cabeza y corazón, y escritas con sus manos. Algunos ejemplos pueden ser “Borrando fronteras” o “Soy Santiageño, Soy Chacarera”. También se dio el placer de encontrarse con amigos y dejar como legado obras cumbres como “La Juntada”, junto al Dúo Coplanacu y a Rally Barrionuevo. Y, como si fuera poco, también incursionó en el tango, como una ofrenda a ese Buenos Aires que lo cobija hace años.

Peteco es incansable, su obra no se agota y su espíritu rutero lo lleva esta vez hacia la vereda del frente, al Noreste. Y con esa fuerza de viento norte dice presente en la ciudad paisaje.