Por Fabián Schunk (*)

Amanece un apacible 24 de diciembre, que trae a la mayoría de las personas, recuerdos de niñez, de bullicio familiar y mesas colmadas. Todo, de a poco, se pone en movimiento y la esperanza de encontrarnos con nuestros amigos, nuestra familia, nuestras vidas, nos llena el alma.

Es éste un día de paz, porque la memoria de la humanidad nos recuerda a un humilde Niño naciendo en la sencillez de un pesebre. Fue un gesto, que lejos de ser solo palabras, revolucionó la historia.

De hecho, son los gestos, los compromisos, las experiencias, las que mueven montañas y no las palabras. Como dice el refrán: “A las palabras se las lleva el viento”, y quizás ésta sea la mejor manera de resumir el año que va llegando a su fin.

“A las palabras se las lleva el viento”, estimado Francisco. Al sacrificio, al dolor, al coraje de cada una de las víctimas de abuso, en su querida Argentina, contrasta la inacción, la ligereza, la incredulidad, la falta de preparación, por inexperiencia o por superficialidad espiritual y humana, como usted dice, y agregaría, el silencio cómplice en la mayoría de los casos, de una iglesia que usted encabeza.

No bastan las palabras. Ese ha sido el reproche nuestro y en nuestra voz, el reclamo de cada víctima. ¡Cómo puede decir usted que la iglesia nunca más encubrirá o subestimará los abusos sexuales si cada uno de los sacerdotes denunciados y condenados, siguen siendo sacerdotes!

Siguen celebrando misas, atendiendo gente y “sanando”, en las iglesias o los penales donde se encuentran detenidos. ¡No más abusadores como sacerdotes, no más encubridores como obispos! Usted podrá decir mil palabras condenando la pedofilia, pero el único gesto que se espera no ha llegado.

No hay derecho sin reclamo, no hay justicia sin lucha y no hay paz sin compromiso. Esto se vive, se hace, no solo se dice.Dios quiera que en el año que comienza, a sus palabras no se las lleve el viento y tengan al fin, el peso de los hechos.

Imagine por un solo momento el dolor de esos niños del Próvolo, los más débiles entre los débiles, ¿acaso hay alguien más parecido a Jesús naciendo en un pesebre? En su inocencia, en su vulnerabilidad, en su confianza. ¿Acaso bastan solo las palabras? Pregúntese: ¿qué esperan ellos de usted? ¿Qué haría Jesús en su lugar? Seguro más que solo discursos.

No quiero olvidarme que este día, es de Paz, y ser agradecido a la vida, a los amigos, a la familia y reconocer a las personas que en verdad se comprometieron con la búsqueda de una niñez más cuidada, una sociedad con más derechos, una justicia sin excusas. No se hubiera logrado tanto en favor de las víctimas y los niños en nuestro país, si todo hubiera sido solo promesas.

Que en nuestras mesas, hoy 24, encarnemos realmente los deseos que salen de nuestras bocas. Que los dichos se conviertan en hechos y que ya nadie más tenga que callar por vergüenza o dolor. Que todos nos podamos sentir abrazados y por más que parezca ingenuo, que la paz y la justicia nazcan por donde tienen que nacer: Por los que deben que dar el ejemplo.

 

 

(*) Exsacerdote. Sobreviviente de los abusos del cura Justo José Ilarraz.