Dos años atrás era difícil imaginar el escenario que rodea hoy a Sergio Urribarri. Dos años atrás, para esta fecha el entonces gobernador organizaba el lanzamiento de su campaña presidencial en el estadio de Ferro y casi todos los días intentaba conseguir un nombre para sumar a las listas de sus adhesiones. Dos años atrás, la oposición, con alguna excepción, prefería no atacar la figura del mandatario porque Urribarri tenía “aún mejor imagen que Cristina Kirchner” en Entre Ríos.

En las elecciones de medio término, incluso, el radicalismo confrontaba con la semblanza de la crispación presidencial, pero refería poco o nada a las debilidades del Gobernador.

No se hablaba de corrupción. No al menos, públicamente. Urribarri manejaba el escenario completo, desde los medios a una justicia cómoda en su crecimiento salarial y una oposición que se amontonaba en los pequeños nichos que le dejaba el peronismo. Los maestros fueron su principal oposición. Urribarri hacía y deshacía según capricho y conveniencia. Pero intentó más de lo que podía y se descubrió la espalda.

La organización de la Cumbre de Presidentes del Mercosur, en Paraná, durante los días de diciembre de 2014, fue una nítida expresión de quien se siente impune. Intocable. Así lo expresan los números que la Unidad Organizadora de la Cumbre Mercosur entregó a la Cámara de Diputados de la Provincia el 12 de marzo de 2015. Los gastos detallados en ese documento, sin grandes detalles, son muy difíciles de contrastar con las obras que se realizaron realmente. Y en esos gastos no se incluyen los 27 millones que se llevó la firma Nelly Entertainment, del hijo de Julio de Vido (Facundo) y Jorge el Corcho Rodríguez, aún más difícil de justificar y para los cuales se desarrolló un proceso administrativo repleto de irregularidades.

No les importaba nada. Ya no. Había un propósito: engordar al Pato, como dijo el exministro de Cultura y Comunicación, Pedro Báez y para eso se necesitaban de todos los recursos posibles y los imposibles también. Además, está visto, esos esfuerzos se cobran y muy bien.

A LA REALIDAD.

Es natural, de alguna manera, que en sus últimas declaraciones Urribarri exprese una distancia amplia con el kirchnerismo. Y no solo porque, según él, “la mesa chica me cortó las alas”, sino porque fue el kirchnerismo quien por desdén hacia su candidato o excesiva confianza, le sirvió la victoria en bandeja a Mauricio Macri. Y es esa circunstancia la que habilita hoy que la justicia esté tras los pasos del exgobernador de Entre Ríos. ¿Alguien se imagina a la justicia de la provincia investigando a un Urribarri ministro de la Nación si se hubiera cumplido el anuncio de  Scioli?

Sergio Urribarri es investigado por enriquecimiento ilícito a raíz de la denuncia de los abogados Rubén Pagliotto y Guillermo Mulet; también por posible fraude en función de los inexplicables gastos de la Cumbre de Presidentes del Mercosur y tiene otra causa más, enfocada en la figura de su cuñado, Juan Pablo Aguilera, por negocios incompatibles con la función pública, en la cual también está involucrado.

El miércoles los fiscales que trabajan en las causas del exgobernador alcanzaron el  lugar exacto donde se bocetaba la explicación de la familia Urribarri sobre su crecimiento patrimonial. Patricia Yedro y Santiago Brugo se hicieron de documentos valiosos tras allanar el domicilio fiscal del contador Juan Saul, en Junin 658, A, 6, B, idéntica dirección de la empresa insignia del patrimonio Urribarri: Kriptax Inc SA.

El material que se investiga es cuantioso y la justicia va a demorar en estudiar y clasificar documentos. Lo que ya se vio, son algunos presupuestos firmados en blanco por empresas competidoras de Kriptax y factureros completos a nombre de empleados de Urribarri en la Cámara de Diputados, entre otras.

El 1 de agosto, Brugo y Yedro, habían realizado ocho procedimientos judiciales en distintas propiedades ligadas al cuñado del exgobernador. Encontraron, entre otras, cosas, una caja fuerte de grandes dimensiones, documentación que avala “la relación de los Aguilera con la serie de negocios millonarios con el Estado desde hace varios años” –tal cual publicó Análisis- y maquinaria de alta tecnología.

LO QUE VIENE.

Después del allanamiento de su contador y su empresa, Urribarri aseguró que “me beneficia que los fiscales actúen”.

El exgobernador perdió primero el mando de la provincia y con eso el amplio dominio que supo ostentar sobre los tres poderes del Estado y también de la prensa. Ahora se les escapan las riendas de su partido y ya se esfumó, al parecer, el respeto que le ofrecía la Justicia hasta hace poco.

El interés por las causas de Urribarri es hoy proporcional a la adhesión que supo alcanzar su figura hace nada más que dos años, cuando era difícil encontrar en alguna parte una visión crítica de su gestión. Los medios ahora publican lo que pasa con el ex mandatario y la gente lee, sigue y se interesa por conocer. ¿Estarán buscando los entrerrianos informados hasta que punto el fenómeno Ricardo Jaime, Lázaro Báez y José López tuvo sus referentes locales?

Entre Ríos tiene que saber que pasó en una etapa crucial, donde la provincia recibió una gran cantidad de recursos. Y tiene, además, la posibilidad histórica de dar un paso importante hacia una institucionalidad más seria y sólida, colocando un punto final a la impunidad.

 

De la redacción de Entre Ríos Ahora