Juan Carlos Neubert no puede salir del asombro.
Neubert es director de la Escuela 25 de Mayo y fue multado por el Juzgado de Faltas Nº 1 de Paraná por no haber arreglado la vereda
Los trabajos de reparación de la acera no corresponde que los haga la escuela –no tiene fondos para obras—ni tampoco es facultad del director conseguir los recursos.
Se trata una responsabilidad del Consejo General de Educación (CGE) o de la Dirección de Arquitectura de la Provincia.
Pero, al parecer, el hilo se cortó por lo más delgado.
La Escuela 25 de Mayo, encima, acaba de ser bajada de categoría junto a otras 135 escuelas primarias de toda la provincia por aplicación de una resolución del Consejo de Educación que ahora está en boca de todos.
La medida ha sido reprochada por la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), y también por la vocal gremial del CGE, Perla Florentín, que ha dicho que “existe decisión política de replicar en la provincia el ajuste que se viene realizando a nivel nacional con el cierre de programas socio educativos”.
Bajó de categoría porque perdió alumnos, según el razonamiento oficial.
Claudio Puntel, secretario general de la seccional Paraná de Agmer, escribió una nota que publicó en el portal www.riobravo.com.ar y revela la peculiar situación que atraviesa el director Neubert.
“No hacen dos semanas, la comunidad educativa se indignaba al enterarse que una resolución pretende bajarla de la primera a la segunda categoría, con el consecuente cierre de aulas y cargos docentes y no docentes. Y ello ocurre a causa del lamentable estado edilicio denunciado desde hace mucho tiempo por docentes, padres y alumnos. Con la adjudicación de la obra a una empresa constructora a principios de agosto, comenzó a repararse un poco de esta injusta deuda histórica. Para llegar a ello pasaron algunos años de luchas y de reclamos”, expresó Puntel.
“Pero faltaba una gota que colmara el vaso y llegó el 16 de agosto con una cédula de notificación dirigida al director Juan Carlos Neubert. Con esa nota, la Municipalidad de Paraná le avisaba que estaba siendo multado por no haber arreglado la vereda de la escuela que dirige”, explica la publicación.
Puntel relata: “Esto comenzó mucho antes, pero para ponerle una fecha “simbólica”, digamos que arrancó el 16 de mayo con un acta de notificación que lleva el número 1802. Ese día, los inspectores de la Subsecretaría de Habilitaciones, Concesiones y Uso de Espacios Públicos lo emplazaban en 10 días para proceder “a reparar la vereda de su propiedad”. “Simbólica” fue el adjetivo que usó el inspector para calificar al acta; como para dejarlo tranquilo al director.”
De todos modos, Neubert hizo lo que todo director de escuela sabe que debe hacer. El 18 de mayo envió nota a la Dirección Departamental de Escuelas para solicitar la reparación de la vereda sobre calle Gualeguaychú y adjuntó copia del acta de notificación.
Se sabe, porque fue denunciado por diversos medios que por esos días, las arcas de la Departamental no contaban con presupuesto para afrontar ni las desinfecciones de los tanques de agua, mucho menos arreglar una vereda. Lo que ocurrió es lo habitual, lo que lamentablemente ya está casi naturalizado: el único responsable del sostén de la educación pública en Entre Ríos, (o sea el Estado provincial) no respondió ni resolvió el problema que la Escuela 25 de Mayo estaba demandando. Las veredas continuaron sin reparar, resaltó Puntel.
“Pasó el tiempo y alguien en la Municipalidad no entendió o se olvidó que la notificación era simbólica y pasaron a multar directamente al director de la escuela por la desidia del Gobierno provincial. Si bien, Neubert presentó su descargo, demostrando que siguió toda la vía administrativa para que fuera solucionado el problema, hoy está multado y es considerado moroso por la municipalidad”, señala el dirigente.
“Se trata –cuenta Puntel– de la reparación de una vereda: baldosas, cemento, arena y mano de obra. Algo posible de resolver en dos días para un gobierno que gasta 80 mil pesos en chalinas y corbatas o casi un millón para socorrer a una escuela privada. Parece de sentido común, pero para otros no es así. Para quienes deben resolver los problemas de la comunidad educativa es más fácil y rápido intervenir sobre un sistema informático para apretar y amenazar a supervisores y directivos que se suman a la lucha o poner una firma para que de un plumazo un grupo de gurises queden sin docente. Y es más fácil, mucho más fácil si el garrón de la multa le toca a los que se ponen al frente para sostener la escuela cada día; en este caso, el director, como cara más visible de la comunidad educativa”.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.