Elio Kohan, docente y ambientalista, lo venía advirtiendo hace años: la incitación a la violencia crece en Colonia Avigdor, un pequeño pueblo del departamento La Paz, de poco más de 600 habitantes, ubicado a 165 kilómetros de Paraná.
El último viernes, su triste pronóstico lo tuvo en el medio de una escena que ahora se tramita en la Justicia. Un productor porcino, conocido suyo, le propinó una golpiza en una estación de combustibles. El hecho fue relatado horas después por el ambientalista en la Comisaría de Bovril, donde radicó la denuncia.
Contó que el viernes, entre las 19,10 y las 19,30, mientras estaba en un comercio por cargar nafta, se encontró con el hombre –se preserva la identidad del denunciado por pedido del denunciante- y mantuvieron una charla informal y amigable, en la que también participó la dueña del comercio.
Al salir del lugar, Kohan preguntó: “Seguís levantando suero lácteo de la Fundación o te lo llevan?”.
La respuesta del productor fue intempestiva: “¿Qué te metés?”, le dijo y luego soltó un aluvión de agresiones verbales y puños.
En su denuncia en sede policial, Kohan relató que intentó calmar al hombre, pero este no entró en razón. La agresión fue frenada por una vecina que intervino y puso a resguardo al docente en su casa.
Al final de su declaración, remarcó que es integrante de organizaciones “que llevan adelante denuncias socio-ambientales, y que en el año 2016 realizaron la denuncia a la Industria Láctea de Sergio Bergman, por verter suero lácteo en un arroyito a la entrada del pueblo, negándoselo a los productores como suplemento para las producciones porcinas”.
Luego agregó que en el pueblo se comenzó a percibir un espiral de incitación a la violencia a través de la radio y las redes sociales, que tiene como blanco a los ambientalistas. Para Kohan, el odio se nutre de una amenaza constante de la firma: que despedirá personal y dejará sin suero lácteo a los productores que lo usan para alimentar sus animales.
La causa de la violencia, según Kohan, tiene que ver con las denuncias que encabezó contra la empresa vinculada al ministro de Ambiente de la Nación, por irregularidades y pruebas de contaminación.
En Avigdor hace una década se instaló la Fundación Judaica, una organización que nació impulsada por el rabino Bergman. El funcionario nacional también ejerció como director ejecutivo de la Fundación RAICES (Red de Acciones e Iniciativas Comunitarias por la Empresa Social), que explota Industria Láctea.
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En diálogo con Entre Ríos Ahora, el ambientalista comentó que “justo en el día después de que la Justicia nos diera lugar a un amparo por el pedido de nulidad del decreto del gobernador Bordet respecto de las distancias de aplicaciones que presentamos para las escuelas fumigadas, justo en un episodio en Avigdor recibo esta agresión que se da en el marco de una campaña de continua incitación a la violencia de parte de Fundación Judaica por las denuncias que venimos llevando adelante”.
En ese sentido, recordó que Industria Láctea es la firma ligada a la fundación que fue denunciada en 2016 por el vertido de suero lácteo en un arroyo del pueblo. Y que frente al reclamo, el Estado – el 28 de marzo de 2016- le pidió a la empresa que presente las condiciones necesarias, junto a un estudio de impacto ambiental, para otorgarle o no certificado de aptitud ambiental.
Kohan señaló que antes de la denuncia, muy pocos productores accedían al suero lácteo, pero que tras la demanda ante la Secretaría de Ambiente de la provincia y la repercusión mediática, la firma comenzó a entregar el suero que antes vertían en un arroyo.
Sobre la relación de la firma con Bergman, el ambientalista resaltó que el actual ministro de Ambiente de la Nación fue director Ejecutivo de la Fundación Raíces, y fue también fundador de las demás organizaciones asentadas en Colonia Avigdor
Tras la denuncia de 2016, Kohan aseguró que “sufrimos una ola de desprestigio y hostigamiento continuo y también de extorsión porque decían que si no parábamos con la denuncia mucha gente iban a quedar sin trabajo”.
“De ese momento quisieron convertirme en el enemigo número uno del pueblo, con distintas acciones de hostigamiento. Se metieron con la familia”, añadió el ambientalista. Al mismo tiempo, planteó que en los expedientes en la Secretaría de Ambiente quedó la prueba de que la firma no cumplía con requisitos básicos para operar.
“El ingeniero Reyes era el que seguía el expediente para presentar los distintos requisitos que le pedía la Secretaria de Ambiente. En una de las memorias descriptivas del proceso de producción comete el error de decir que el suero no se tiraba al caño clandestino al que iba el arroyo, sino que era repartido a todos los productores. La primera mentira. Nosotros salimos a desmentir y el ingeniero Reyes no siguió más con el expediente”, explicó.
No obstante, indicó que la Secretaría de Ambiente nunca respondió si se tomó alguna medida contra la firma que funcionó una década sin estudio de impacto ambiental y sin los certificados de aptitud ambiental que emite el organismo provincial.
“Esta empresa estaba funcionando sin estudio de impacto ambiental desde hace 10 años, claramente para evadir controles. Precisamente en esos certificados, por ejemplo, se registran los empelados que allí trabajan en los horarios de entrada y salida, y entonces eso dificultaría para seguir teniéndolos en negro como estaban”, explicó y agregó que tras la denuncia muchos trabajadores fueron regularizados en su situación laboral.
Kohan destacó que con la denuncia también se logró un cambio de actitud de la firma: “Cuando hubo repercusión mediática se cuidaron de no tirar el suero, y cuando había ciertas inspecciones o miradas que estaban puesta en la Fundación, volvían a repartir. Los mismos productores, desde su solidaridad, iban a retirar le suero, cuando es la Fundación que tiene que llevárselo”.
Sobre la agresión que sufrió, dijo que “era esperable por toda la incitación a la violencia que venía”, y que ahora sólo resta esperar que la justicia resuelva el asunto.
Pero el docente ambientalista advierte que el caso va más allá de ese episodio. “Esta reacción responde a las distintas acciones de incitación a la violencia llevadas adelante desde 2016 a la fecha. Fueron continuas, tanto de medios radiales y redes sociales. En algún momento me sacaron de la radio del pueblo y además, en los lugares de encuentro social, todo el mundo sabe y comenta que por las fumigaciones hay gente que está pensando en agredirme si seguimos con las denuncias”, alertó.
“Esta denuncia va a seguir en la justicia con esta persona particular, pero la responsabilidad está en los autores intelectuales, que no se corte el hilo por lo más fino. Esto lo venimos soportando desde hace mucho tiempo. Lo hacemos por un ambiente digno en una sociedad donde podamos ser lo que somos. Avigdor es un pueblo solidario, de valores de pueblo chico, de mano tendida. Nosotros no debemos caer en esa conflictividad que nos proponen, sino que reconectarnos de vuelta y fortalecernos en los lazos solidarios y del buen vecino”, finalizó.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.