Una nueva historia de abuso en los Testigos de Jehová de Entre Ríos trascendió los muros del Salón del Reino, la Iglesia de la congregación, y llegó a la Justicia. El caso que ahora está en manos de un fiscal especializado en abuso sexual y violencia de género tiene como víctima a una joven, miembro de la organización, y como victimario a un ministro del culto.
El abuso fue denunciado por una joven de los Testigos de Jehová de María Grande, la ciudad apacible de poco más de 11 mil habitantes, ubicada a 65 kilómetros de la capital provincial.
La denuncia, de momento, la conoce un grupo reducido de personas y la abogada de la congregación.
El denunciado es José Ariel González, de alrededor de 50 años, casado, con hijos, y Siervo Ministerial de la congregación, el título que se le otorga a aquellos integrantes que se desempeñan como guías espirituales y colaboradores directos de los Ancianos, las máximas autoridades de la religión.
La denuncia la realizó una joven en la Unidad Fiscal de Violencia de Género y Abuso Sexual de Paraná. Su exposición es reciente: la formuló el 11 de abril pasado. Ese día, L (se preserva su identidad) relató en la Fiscalía que fue abusada por el religioso. Aunque no se conocen detalles de su relato, una fuente judicial con acceso al expediente confió a Entre Ríos Ahora su impresión de la denuncia: “Es un abuso complicado, grave”, dijo.
Además, existe un punto en común con la causa que sacudió a Santa Elena, en el departamento La Paz, donde algunas autoridades conocían de los hechos, pero no lo denunciaron en la Justicia.
En la localidad del norte entrerriano la historia trascendió las paredes del Salón del Reino en 2017, cuando Belén, una chica que hoy tiene 21 años, escrachó en Facebook a Matías Vargas y su cuñado, Vito Panza.
Luego, ante el fiscal Facundo Barbosa, la joven reveló que le había contado a la Ancianos lo que le sucedió y como respuesta sólo obtuvo que le leyeran un pasaje de la Biblia.
En esta causa sólo resta que se fije fecha de juicio oral y público, y el fiscal ya adelantó que pedirá una pena de 18 años de cárcel para Vargas y 15 para Panza. La abogada de una de las denunciantes, Valeria Burkhard, solicitará 20 años de cárcel.
La Fiscalía investiga
La denuncia contra González, el Siervo Ministerial de los Testigos de Jehová de María Grande, quedó registrada bajo el número de legajo 12.346, y el fiscal a cargo de la investigación es Leandro Dato, de la de la Unidad Fiscal de Violencia de Género y Abuso Sexual de Paraná.
Fuentes tribunalicias confirmaron que, como primera medida, la justicia dispuso una restricción de contacto: el religioso no puede acercarse ni entablar ningún tipo de diálogo, ya sea personal o virtual, con la víctima. Las medidas fueron aprobadas por el juez de Garantías Nº 2, José Eduardo Ruhl.
De la investigación penal abierta en los Tribunales de Paraná están en conocimiento al menos cuatro personas de los Testigos de Jehová: tres personas que cumplirían un rol de pastores y la abogada de la organización, Patricia González. La letrada, según se indicó, también es integrante de la congregación y no se ocupa de casos penales, ya que se dedica a litigar en el fuero de familia.
Tal como sucedió en el caso ocurrido en Santa Elena, se espera que en este expediente también sean citadas a brindar sus testimonios las autoridades religiosas que están al tanto de la denuncia y existe expectativa sobre si colaborarán con la justicia o se mostrarán reticentes.
También deberá comparecer como imputado González, quien de momento es defendido por un Defensor Oficial, es decir, el letrado que aporta el Estado para aquellos que no pueden costear un profesional privado.
Siervo Ministerial
González ostenta el cargo de Siervo Ministerial. Estas personas tienen un rol preponderante en la organización, ya que actúan como na suerte de guías espirituales y prestan colaboración a los Ancianos o Superintendentes, como se denomina a las autoridades máximas de cada congregación.
“Los siervos ministeriales son hombres espirituales, confiables y concienzudos, unos jóvenes y otros mayores. Se ocupan de las tareas físicas y organizativas de la congregación, que aunque importantes, son más bien de carácter rutinario. De este modo, los ancianos están libres para atender sus deberes de enseñar y pastorear”, se explica en www.jw.org, el sitio oficial de los Testigos de Jehová a nivel internacional.
Allí también se indica que “algunos siervos ministeriales hacen de acomodadores y dan la bienvenida a los que asisten a las reuniones. Otros manejan el equipo de sonido, distribuyen publicaciones, llevan las cuentas y asignan a los miembros de la congregación territorios para predicar. Asimismo, colaboran en el mantenimiento del Salón del Reino y brindan ayuda a los hermanos de edad avanzada siguiendo las indicaciones de los ancianos. Sean cuales sean las tareas que se les encarguen, su buena disposición para ejecutarlas les gana el respeto de todos”.
“Los siervos ministeriales son elegidos por sus excelentes cualidades espirituales. Sus intervenciones desde la plataforma nos fortalecen la fe; su ejemplo en la predicación aviva nuestro entusiasmo, y su espíritu de colaboración promueve el gozo y la unidad. Con el tiempo, ellos también pueden llegar a ser ancianos”, finaliza el texto de la congregación.
Gonzalo Núñez
De la Redacción de Entre Ríos Ahora