La situación de los trabajadores de la cadena Ribeiro, en Paraná, es dramática: les adeudan dos meses de sueldo, y el medio aguinaldo, que la empresa se comprometió a cancelárselos en tres cuotas, está impago. Sólo abonaron la primera cuota.
Tampoco hay diálogo entre los responsables de la cadena de electrodomésticos y su personal en la sucursal local. Ya no les atienden el teléfono, no les responden los mails y tampoco hubo respuesta a las cinco cartas documento que envió el Sindicato de Empleados de Comercio exigiendo el pago de los salarios adeudados.
«La situación se vuelve cada día más crítica», dice Gustavo Varela, empleados de la sucursal de Ribeiro. «Lo que más nos preocupa es el silencio de los responsables de la empresa», añade.
Esta semana, los trabajadores decidieron aplicar retención de servicios durante todo el día: 4 horas a la mañana, y 4 horas a la tarde, y pararse al frente de la sucursal para visibilizar su reclamo. Sólo el gerente de la sucursal se ocupa de atender a los clientes que llegan.
En Paraná, Ribeiro emplea a 11 trabajadores que están en ascuas. «Ya intervino la Secretaría de Trabajo, llamó a audiencia, fue el gerente, pero la explicación que dan es por la crisis», asevera.
En los últimos días, los trabajadores de Ribeiro en Paraná recibieron la peor noticia: se hizo presente el dueño del local que alquila la propiedad y les manifestó que les adeudan tres meses, y que el contrato vence a finales de diciembre. De no haber acuerdo, se avecina el peor final.
A punto de cumplir 110 años de historia, hace cinco meses que pidió el procedimiento preventivo de crisis y no frena el cierre de locales. Ya bajó las persianas de los locales de Dean Funes en Córdoba y Charata en Chaco.
Hace una semana cerró las tiendas de Villa Constitución, Ramallo y Santa Rosa en La Pampa. A fin de octubre, bajó las persianas de Las Varillas en Córdoba antes cerró Casilda, Arrecifes, San Nicolás, Resistencia, Saénz Peña y Flores.
Desde enero paga los sueldos en cuotas y recién hace pocos días, saldó los sueldos de agosto. Debe los sueldos de septiembre y octubre y parte del aguinaldo.
La desesperación de los empleados es tal que Teresa Santillán, una de las 14 trabajadoras del local de Ribeiro en Tartagal, Salta, se encadenó y comenzó una huelga de hambre en reclamo del pago de dos meses de sueldos adeudados.
A mediados de octubre, un empleado de la sucursal Caballito de Minicuotas Ribeiro se metió desesperado con su auto dentro del local reclamando el pago de los sueldos adeudados. Días atrás, otro empleado tuvo una crisis de nervios en uno de los locales por no tener dinero para comer.
La situación es tan complicada que por ejemplo, hace cuatro meses que la cadena no paga el alquiler de su local de Posadas en Misiones y hace peligrar el futuro de la Biblioteca Popular de la ciudad que depende de ese alquiler.
Afectada por la caída del consumo, los ingresos de su último balance anual pasaron de $11.000 millones en junio 2018 a los $5.400 millones en el mismo mes de este año. A esto se suma una pérdida anual de $1.378 millones. Ya tenía acumulado un resultado negativo de $190,6 millones.
Pese a todo, Manuel Ribeiro, tercera generación de fundadores, pidió a sus empleados que votaran a Mauricio Macri en un mensaje de WhatsApp.
«Estamos a la expectativa y esperamos que la incertidumbre electoral y la crisis que impacta de lleno en todos los sectores de la economía motoricen un consumo rezagado hace más de un año», señaló hace unos días, Dan Attie, gerente de Ribeiro. Pero parece que el resultado electoral, tampoco aquietó las aguas.
«En junio iniciamos el PPC, trabajamos en conjunto con los gremios para sostener los 1.500 puestos. Nuestras ventas cayeron a la mitad. Las tasas de interés se mantienen en niveles imposibles desde mayo del año pasado», expresó.
«La devaluación tuvo un impacto contable que ronda los $445 millones, debido a las obligaciones negociables en dólares y a largo plazo», explicó el ejecutivo de Ribeiro.
La empresa tuvo que pedir el procedimiento preventivo de crisis (PPC), no pudo saldar la totalidad de los aguinaldos y todavía no terminó de abonar los salarios de septiembre.
Afectada por la caída del consumo, la compañía informó en su último balance anual que sus ingresos pasaron de $11.000 millones en junio 2018 a $5.400 millones en el mismo mes de este año (-51 %).
La cadena tiene 85 locales pero cerró puntos de venta en San Nicolás y San Luis y ajustó el metraje de sucursales en Santa Rosa, Roque Saénz Peña, Mar del Plata, Las Varillas, San Juan y Villa Constitución.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.
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