La emergencia hídrica que azotó la ciudad durante este fin de semana mostró, una vez más, la falta de atención al curso de los arroyos, cuyo desborde provoca anegamientos y deslizamientos de las zonas ribereñas.

El dato fue mencionado por el intendente Adán Bahl, que sostuvo que «hay que tener en cuenta la presencia de 17 arroyos y cuencas hídricas en la ciudad que, con la intensidad de la lluvia en tan pocas horas, ocasionó anegamientos en las viviendas aledañas a estos cursos de agua y desborde de cloacas».

En 2018, el Concejo Deliberante de Paraná aprobó la ordenanza N° 9.668, que aprobó el proyecto de cuencas hidrográficas urbanas- paisajes del agua, y estableció la subdivisión de la ciudad por cuencas hidrográficas, sustituyéndose de este modo la actual subdivisión de áreas operativas o unidades municipales, «las cuales deberán progresivamente ir adaptando su funcionamiento a este nuevo modo de abordar el territorio».

Las cuencias hidrográficas son a saber: 1 (sin nombre) / La Santiagueña / Nuevo / Horqueta / De Uzín / 2 (sin nombre) / 3 (sin nombre) / Del Yeso / Manga / Las Piedras / Los Berros / Saucesito / Cazuelas / 4 (sin nombre) / Tuyucua / Antoñico / Las Viejas.

«A fin de dar contenido social y fomentar la participación ciudadana en cada cuenca, se propicia y fomenta la creación y funcionamiento de sendos comités de Cuencas. Esta Ordenanza establece un régimen normativo a ese efecto y para el reconocimiento y regulación de las relaciones de los mismos», planteó la norma.

En 2013, con el apoyo de la Jefatura de la Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación y el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se desarrolló un diagnóstico del estado de los arroyos en el marco de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles planteó un severo diagnóstico: “Paraná no cuenta con un plan de drenaje urbano, menos del 20% del área urbana está conectada al sistema de drenaje pluvial y el 1,50% de los hogares se ven afectados durante las precipitaciones con una frecuencia de ocurrencia igual a 5 años. La existencia de urbanización ocupando cauces y márgenes naturales, la pérdida de las funciones hidrológicas-hidráulicas y ambientales de los sistemas naturales, la baja cobertura del drenaje pluvial y la falta de criterios unificados de las obras existentes, moldea una problemática signada por la ocurrencia de anegamientos, deslizamientos, erosión y formación de avenidas de agua, con las consecuentes pérdidas materiales, sociales y ambientales para la ciudad y sus habitantes”.

“Paraná no cuenta con un plan de drenaje urbano, menos del 20% del área urbana está conectada al sistema de drenaje pluvial y el 1,50% de los hogares se ven afectados durante las precipitaciones con una frecuencia de ocurrencia igual a 5 años. La existencia de urbanización ocupando cauces y márgenes naturales, la pérdida de las funciones hidrológicas-hidráulicas y ambientales de los sistemas naturales, la baja cobertura del drenaje pluvial y la falta de criterios unificados de las obras existentes, moldea una problemática signada por la ocurrencia de anegamientos, deslizamientos, erosión y formación de avenidas de agua, con las consecuentes pérdidas materiales, sociales y ambientales para la ciudad y sus habitantes”.

Ese estudio establece que el ejido municipal presenta tres cuentas principales (arroyos Antoñico, Santiagueña y Colorado-Las Viejas) que cruzan la ciudad de sur a norte y se constituyen en sistemas de drenaje naturales de aguas pluviales hacia el río Paraná. “En sus áreas de influencia existen deficiencias de canalización y sistematización, muchas veces sumadas a la falta de pavimento, lo cual genera riesgos importantes para la población asentada, generalmente de manera irregular, en esos sectores. Los arroyos corren en cañadones a través de las barrancas para alcanzar el río, lo cual provoca deslizamientos en los taludes, con el peligro que conlleva esto para la población asentada en esas cuencas”.

Y apunta: “En los tres arroyos mencionados, que poseen sus cuencas 100% urbanizadas, se ha detectado la incapacidad de los cauces para conducir los caudales de avenida sin desbordamientos. El motivo principal es la escasa sección hidráulica disponible al encontrarse constreñidos por los asentamientos en sus riberas, en la misma línea las estructuras de cruce de los caminos que los atraviesan no tienen sección suficiente ni siquiera para las avenidas correspondientes a los periodos de retorno más bajos, en muchos casos ni siquiera para las crecidas ordinarias, provocando una sobreelevación de la lámina de agua y aumentando la zona inundable”.


Pero enseguida destaca que esa extensión del área urbanizada “no está siendo acompañada de las necesarias obras de infraestructura en materia de drenaje urbano. La mayor parte de los excedentes pluviales escurre superficialmente por las calles, siguiendo las pendientes naturales y buscando los puntos más bajos hasta llegar a los arroyos y finalmente al río Paraná. En este proceso de escurrimiento no sistematizado, el agua genera múltiples problemas y daños que se incrementan de modo progresivo y acumulativo en directa relación con la mayor impermeabilización de las cuencas y con la modificación del régimen pluvial a causa del cambio climático, que ha generado lluvias de gran intensidad y corta duración cuyos excedentes superficiales superan ampliamente toda capacidad instalada de conducción. expansión incrementan los caudales por impermeabilización y sistematizaciones aisladas en el proceso de rápida urbanización, afectando a la ciudad consolidada y las cuencas sobre las que se extiende. La falta de una visión de cuenca para el tratamiento de la problemática redundara en la repetición de los errores del pasado”.

Al respecto, hizo notar el Municipio “no cuenta con tal planificación en materia de drenaje urbano, así como tampoco un área específica que tenga las competencias directas sobre este aspecto tan significativo de la realidad local. Solo en el periodo 2012-2014 el Municipio ha destinado unos US$ 4,5 millones de recursos propios a reparar y o corregir daños sobre la infraestructura pública derivados de la falta de drenajes urbanos. La problemática del drenaje urbano y sus efectos ha alcanzado un nivel de criticidad que hace impostergable contar con un Plan Director de Drenaje Urbano que prevea tanto obras de mitigación de los efectos negativos existentes en la ciudad consolidada como la planificación de obras en los sectores de suelo habilitado para la extensión urbana, así como medidas no estructurales y fortalecimiento institucional del Municipio para la planificación y gestión del drenaje urbano”.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.