Por Virginia Serotkin Molinas (*)
Hace un mes que Feli ya no está con nosotros. Antes de eso, casi dos años exactamente, le diagnosticaron Mieloma múltiple. Un tipo de cáncer en la médula ósea. Tenía 36 años entonces y hace un mes, 38. Recién cumplidos.
El primer año luego del diagnóstico se dividió en dos: seis meses de quimio y luego un mes en Rosario, donde se le practicó un autotransplante de médula. Salió todo bien y volvimos. Feli siguió con controles, medicación de “mantenimiento” y retomó su vida de un modo relativamente normal.
En ese entonces contábamos con dos obras sociales: la suya (provincial, por ser trabajador del Estado santafesino: IAPOS) y era también adherente en la mía, OSPEDyC. Ambos aportábamos hacía aproximadamente once años en ambas casi sin uso. Cuando comenzó su enfermedad (que afecta en promedio a tres de cien mil habitantes) acudimos a ambas obras sociales y definimos continuar solicitando las drogas de quimioterapia y demás en IAPOS, ya que eso nos llevaría a realizar el autotransplante en Rosario, que, de todas las opciones, era la más cercana. Así se lo comunicamos a ambas.
Con el avance de la enfermedad hicimos uso también de su situación de adherente en OSPEDyC cuando surgió la necesidad de análisis y algunos estudios menores que, al ser sus médicos de Paraná, no podíamos hacerlos en Santa Fe por IAPOS ya que esta última no los reconocía al no estar “capitados” (inscriptos) allá.
A fines de abril de 2019 a Feli le diagnostican recaída. Además de lo triste, duro y demoledor de la noticia, notamos que todo comenzaba a complicarse a nivel de obras sociales. Mientras que su enfermedad retomaba el avance agresivo en su cuerpo, los tiempos de ambas prestadoras no acompañaban ese proceso. Pedidos irrisorios, demoras, papeles y más papeles. Estudios que a Feli, con el pasar del tiempo, le implicaban más y más sacrificio físico… complicaciones y más dolor. Drogas que no llegaban, quimios que se demoraban, prácticas que no se autorizaban… Ni él ni yo contábamos con nadie más que hiciera trámites por nosotros, así que todo muy a pulmón yendo y viniendo de Santa Fe mil y una veces, en situaciones, por una birome de distinto color, por una letra de más… así…
Una siesta, mientras Feli con mucho dolor esperaba una autorización de práctica médica que le mejoraría la espalda y la aprobación de compra de un opioide que le calmara, al menos en parte, el dolor, recibió una llamada. Él. En su celu. “La obra social te dá de baja. Pasá a retirar los papeles así los llevás a Santa Fe mejor y seguís allá”. OSPEDyC, intempestivamente, le daba de baja a un paciente oncológico, transplantado y con recaída. Así.
Comenzamos entonces dos largos meses de abogados, papeles, firmas… y más demoras. Todos aseguraban que “con el amparo te habilitarán todo”… pero el tiempo con el que jugaban desde una oficina en Buenos Aires no era el que Feli disponía y mucho menos el que su enfermedad, que no paraba de avanzar, requería para frenarse.
A la par de esto, las drogas solicitadas para las quimios a IAPOS llegaron luego de mucho mucho mucho trámite y tiempo. Su médica dedicó tardes enteras en intentar dilucidar qué tenía que cargar y dónde en un bendito sistema on line que de practicidad tiene lo que yo de ñata. Cuando finalmente las tuvimos nos enteramos también que solo habían autorizado dos ciclos. Esto es: un mes. Para renovarlo, luego de eso: más estudios, más papeles, y, he aquí el problema: un análisis que tiene una demora de dos meses. Dos meses. Implicaba dejar a Felipe dos meses sin tratamiento. Reclamos, explicaciones, llamados… nada sirvió. Debimos adaptarnos a eso, consiguiendo, apenas, algún que otro adelanto con mucha suerte, que jamás superó el mes y medio…
Mientras se daba esta situación, de quimios “intermitentes”, Feli seguía sin poder operarse. Y sin opioides para el dolor.
Corriendo pasillos, médicos, llamados, viajes, rogando, casi llorando… conseguimos que el San Martín nos “prestara” la medicación en TRES oportunidades… porque por una cosa u otra nuestro ir y venir desesperado siempre se encontraba con una pared: es triplicado, es receta verde, esa firma no sirve en esta provincia, ese formulario no sirve en esta otra, esa médica no está capitada, ese medicamento no lo trabajamos, lo tengo pero Lescano está dado de baja… y así… Mientras, abogada; mientras, médicos; mientras Feli con dolor. Con dolor horrible. Así, forzando otros miembros de su cuerpo en la espera de la operación que OSPEDyC suspendió, se terminó quebrando un brazo… y debilitando más y más.
La abogada ganó el amparo. Debimos hacer de nuevo todos los papeles vencidos, debimos pedir todo de nuevo. El dolor nos seguía ganando por goleada y las drogas de quimio tampoco llegaban.
Finalmente en noviembre tuvimos la operación y las drogas para la quimio. Pero ya no tuve a Feli. Desgastado, cansado, dolorido y con la enfermedad afectando casi todo, perdimos.
Él descansa ya de tanta mierda y yo acá, con dos frascos de opioide aun cerrados y la heladera llena de las drogas de quimio. Que ya no sirven para nada.
Y con esta sensación que no se me va de que ganaron. Ganaron ellos. Perdimos nosotros. Él, mi esposo desde hace poquitos meses, mi compañero desde hace nueve años. Perdimos con Anabela -y demás compañeros de su ofi-, que hizo de todo allá en Santa Fe para ayudarnos. Perdimos con César acá que me ayudaba en de todo. Perdimos. Feli tenía una enfermedad que no tiene cura, es verdad. Pero podríamos haberla peleado. Podríamos haberle robado años incluso a la batalla. Y no. Perdimos.
Nadie ni nada me saca de la cabeza que, si, Feli tuvo Mieloma. Pero también tuvo dos obras sociales… y se convirtieron en tremendo cáncer también. Estiraron tiempos que no teníamos y nos ganaron.
Que les sirva.
Uno desearía que no le pase a nadie más… tal vez por eso estas palabras.
Un mes sin vos Feli es una realidad paralela. Hicimos todo. Todo. A veces no alcanza.
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(*) El dirigente socialista Sergio Feliple Lescano falleció el 17 de diciembre de 2019. El texto fue escrito por su pareja, Virgnia Serotkin Molinas, que habitualmente colabora con Entre Ríos Ahora desde el portal La Lucha en la Calle.