Las medidas de aislamiento social en medio de la emergencia sanitaria que se dictó en Entre Ríos por decreto del Poder Ejecutivo y de cuarentena obligatoria, tal como se dispuso por decreto del presidente Alberto Fernández, el viernes 20 de marzo, obligó a la Iglesia a cerrar sus templos y parroquias.

Los obispos de Entre Ríos, Juan Alberto Puiggari, de Paraná; Héctor Zordán, de Gualeguaychú, Luis Armando Collazuol, de Concordia, han debido disponer medidas de aislamiento y han dispuesto que las misas se celebren sin fieles. Además, se han promocionado las transmisiones on line de las celebraciones. En algunos casos es por televisión; en otros, vía YouTube o Facebook Live, las plataformas que permiten la transmisión en línea.

Aunque los sacerdotes han quedado exceptuados del aislamiento social obligatorio y pueden dar asistencia a domicilio, el cura que está a cargo de la capilla Virgen de la Medalla Milagrosa, que funciona en el interior del Hospital San Martín de Paraná, fue sacado del lugar. El templo, además, permanece cerrado.

El propio sacerdote LuisAnaya -que fue designado para la atención espritual de pacintes en 2016, y dejó entonces su responsabilidad de decano de la sede Paraná de la Universidad Católica Argentina (UCA)- comunicó la decisión tomada.

«Estamos viviendo tiempos difíciles.
Por solicitud del Hospital, lo que considero absolutamente prudente, se nos pidió cerrar la capilla del Hospital.
También el consejo de dejar esta residencia por razones de edad -persona vulnerable- y así de riesgo para mi mismo y para otros.
No fue fácil la decisión, pero en el discernimiento consideré disponerme a ambas solicitudes.
Pidiendo a Dios a través de la Virgen de la Medalla Milagrosa que pase pronto esta pandemia con el menor daño posible, permanecemos en comunión de oración por intercesión de María».

Anaya, sobrino de Jorge Anaya, el almirante que impulsó la guerra de Malvinas y que integró la tercera junta militar que gobernó el país durante la última dictadura, fallecido en 2008 mientras cumplía prisión domiciliaria acusado de graves violaciones a los derechos humanos en la ESMA, nació en Buenos Aires, pero se ordenó sacerdote en Paraná, en diciembre de 1985.

Antes de ordenarse sacerdote, se graduó de abogado en la UCA Buenos Aires, en 1977. Es también magíster en Ética Biomédica, y, entre 2000 y 2002, integró el Consejo de Fe y Cultura del Episcopado Argentino. Es, además, profesor del Seminario de Paraná, y en 2010, cuando las víctimas de los abusos de Ilarraz empezaron a reclamar sanciones en la Iglesia, integró el consejo presbiteral de la curia que atendió ese pedido.

Fue un testigo clave en el juicio que se siguió al cura Justo José Ilarraz, condenado en 2018 a 25 años de cárcel por abuso y corrupción de menores. Integró el consejo presbiteral y fue uno de los que se negó a investigar a Ilarraz desde la Iglesia. Cuando testificó en la Justicia, djo que se había enterado del caso «por los medios».

De la Redacción de Entre Ríos Ahora