En este tiempo de asialmiento social, preventivo y obligatorio, que empeó el 20 de marzo y se extenderá hasta el 12 de abril, la vida comunitaria quedó entre paréntesis a la espera que ocurra el pico de la pandemia de coronavirus y las medidas de contención se aflojen. Mientras, el mundo se reduce al ámbito del hogar porque las salidas al mundo exterior están limitadas a quienes cumplen servicios escenciales.
Las misas y las celebraciones religiosas no caben dentro de esa categoría y por eo los curas celebran misas en solitario, ue transmiten por YouTube o a traves de sus páginas en Facebook. Las autoridades eclesiásticas decidieron que, para respetar la cuarentena, las celebraciones lirúrgicas fueran sin fieles presentes. La comuniación entre creyentes y sacerdotes se canaliza a través de las redes sociale. Pero en este escenario de distanciamient social, cómo hace la Iglesia para sostener sus actividades sin una vía de ingreso corriente como son las colectas e nlas misas.

La parroquia San Antonio, de Gualeguay, publicó en Facebook su clave única bancaria (CBU) para que los fieles puedan hacer las donaiones que habitujalmente hacen en las misas ahora vía transferencia bancaria.
«Van a ser meses difíciles», vaticina Ricardo López, párroco de Nuestra Señora de Guadalupe, en Paraná, sobre los efectos colaterales de la pandemia.
«La situación es complicada porque la colecta mensual no llega a $5.000 en el tiempo normal. Imaginate con esta pandemia. Tenemos otra forma de sostenernos que es con la colecta del 100×1, pero tampoco puedo hacer los cobros a las familias porque hay que recorrer y cobrar a domicilio. Tampoco es mucho: son $1.200 por mes. Tengo un bono en circulación, pero tampoco lo puedo cobrar», se lamenta López.
Leandro Bonnin, párroco en Cristo Peregrino, de Paraná, dice que la crisis económica no afecta a todos por igual porque hay situaciones diversas. «En relación al sostenimiento de los curas, hay sacerdotes que tienen horas de clase, otros que tienen capellanías (hospitales y/o fuerzas de seguridad), otros reciben ayudas económicas de sus familias, otros tienen propiedades heredadas de sus papás -nosotros no tenemos voto de pobreza- y reciben por ellas un ingreso mensual por alquiler (y puede haber alguna otra forma más). En muchas parroquias la comida de los curas es ofrecida de manera voluntaria por las familias; incluso, muchas familias han optado por distribuir en una grilla, asumiendo una comida por mes», responde a la consulta de Entre Rios Ahora.
Luego, dice que en las parroquias donde viven varios sacerdotes, normalmente el que tiene una capellanía o ingreso fuera de lo que es la vida pastoral parroquial ayuda en el sostenimiento de los demás. «El tema en este tiempo va a ser pagar los gastos fijos -luz, gas, teléfono- y sin duda que las parroquias que van a tener mayores dificultades son las que tienen empleados. Ese es el caso más complicado. Como en Cristo Peregrino no tenemos empleados, no tengo referencia para decirte como lo están tratando de resolver en otros lados, no hemos hablado del tema. Pero si se extiende la cuarentena, digamos, hasta mayo, creo que la mayoria de las parroquias pueden asumir el costo con alguna reserva que tienen. En varias son los mismos sacerdotes los que pagan esos ´gastos fijos´ con sus ingresos extraparroquiales», detalla.
En otros casos, se da que algunas parroquias reciben propiedades en donación y las tienen en alquiler. «Con ese ingreso fruto de los alquileres -describe- asumen los mayores gastos, ya que las colectas no suelen alcanzar -prácticamente en ninguna parroquia- para cubrir el total de gastos».
Ignacio Patat, párroco en Virgen de la Medalla Milagrosa y vocero del Arzobispado de Paraná, es tajante: «No hay misa, no hay ingresos por colecta, y sin embargo los pagos tienen que hacerse. En aquellos lugares donde tienen empleados, y lo gastos fijos, como la luz, el gas, el telefóno, nuestra mutual, la jubilación. Todo eso se paga igual. Ante la pregunta de la gente, lo más práctico es la transferencia bancaria, pero cada uno se las va ingenieando como puede».
En la emergencia, dice Patat, cada parroquia resuelve según su necesidad: en unos casos entregamos el CBU para que la gente pueda depositar en la cuenta del banco; en otros, unas familias piden hacerse cargo de una cuota de la factura de la luz o el gas, o el teléfono. «Pero no hay nada establecido. Cada uno va resolviendo», dice.
Foto: Arzobispado de Paraná
De la Redacción de Entre Ríos Ahora