Los edificios históricos de la ciudad suelen tener «intervenciones» voluntariosas, algunas amparadas en iniciativas candorosas que buscan embellecer su fachada, y en otros casos, acciones dañinas que que no tienen en cuenta el valor patrimonial.

En el Palacio Episcopal de Paraná, al lado de la Iglesia Catedral Nuestra Señora del Rosario, una edificación que data de mayo de 1898. Allí, el cura Justo José Ilarraz, condenado a 25 años de cárcel abuso y corrupción de menores, montó, con la venia de la cúpula de la Iglesia, un negocio: la Librería San Francisco Javier.

larraz fue ordenado sacerdote en 1983 por el entonces arzobispo Estanislao Karlic. Al año siguiente se fue a vivir a la residencia episcopal de la Costanera Alta. Ese mismo año, 1984, convenció a las autoridades eclesiásticas de fundar una librería, San Francisco Javier, en la sede de la Curia. La librería tiene un gran cartel identificatorio, que da a calle Su Santidad Francisco.

Se trata de una intervención sobre un edificio de valor patrimonial para la ciudad.

Ahora, hubo una nueva «intervención», también en la librería, sobre la entada lateral, que comparte ingreso con la Iglesia Catedral, por las escalinatas de mármol: Un enorme alero, una estructura de metal que cuelga de las paredes laterales de la edificación, más una rampa con barandilla que ocupa parte del frente de la Iglesia Catedral. La nueva construcción rompe de modo torpe las líneas arquitectónicas del edificio y «corta» a la mitad la enorme puerta.

La Catedral Nuestra Señora del Rosario fue inaugurada en 1886, y declarada monumento histórico nacional en 1942.

¿Se pueden intervenir esas edificaciones declaradas monumento histórico’

Entre Ríos Ahora consultó al arquitecto Marcelo Olmos, especializado en patrimonio arquitectónico, y si bien aclaró que el resguardo sólo cabe para la Catedral, pero no así para el Palacio Episcopal, mostró su pesimismo respecto a la posibilidad de que se puedan frenar las construcciones y agregados, que se deciden con frecuencia de modo intempestivo.

Citó el caso de la pintura que está a medio hacer en la fachada de la Iglesia Catedral -se usó látex y no pintura a la cal, contó-; también las placas que están colocadas en el atrio, bajo la galería del frente, cuyo color era verde patinado y fueron pintadas de dorado; y a la estatua a San Pedro, unos voluntarios fueron, lo lavaron y le quitaron unos «testigos» de hierro que tenía. «Hacen lo que quieren», resumió.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora