Ni cuando inauguró el segundo Sínodo Arquidiocesano, en mayo de 2015, ni cuando lo clausuró, este viernes,en la fiesta de la Virgen,  pronunció palabra alguna sobre los escándalos ocurridos hacia el interior de la Iglesia de Paraná.
El arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, prefirió el silencio y, acaso, sólo algún tibio pedido de perdón general, pero no habló en forma directa de los casos que afectan a miembros del clero y que ahora se tramitan en la Justicia.
El cura Justo José Ilarraz, exprefecto de disciplina del Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, está a un paso de ir a juicio oral por haber abusado de siete menores que estaban a su cuidado; otro sacerdote, el “cura payador”, Marcelino Ricardo Moya, enfrenta dos acusaciones del mismo tenor en la Justicia de Villaguay; y la priora del convento carmelita de Nogoyá fue apartada de su función por el juez de Garantías Gustavo Acosta, bajo el cargo de privación de la libertad en perjuicio de exreligiosas que la denunciaron en Tribunales.
La clausura del Sínodo se dio durante el festejo de la patrona, la Virgen del Rosario, durante una misa que tuvo lugar en el atrio de la Catedral.
El sínodo es una asamblea en la cual los fieles debaten y hacen aportes para la elaboración de las líneas pastorales a desarrollar por el obispo, y en este caso estuvo centrado en el trabajo desde las parroquias.
Para este Sínodo, la Iglesia de Paraná mandó realizar una encuesta, la Encuesta al Pueblo de Dios, en la que los católicos hacen una serie de críticas al clero y entre otras cosas, piden “mayor rigor con sacerdotes o laicos que cometieron o encubrieron pedofilia” .
En mayo de 2015, cuando inauguró el Sínodo, Puiggari habló de buscar una “activa comunión eclesial a través de propuestas para una adecuada pastoral de conjunto en el contexto de la Nueva Evangelización dando continuidad a su peculiar tradición”.
Ahora, habló, en forma genérica, de los pecados de la Iglesia. Y por eso pidió perdón.
“María es Madre de Misericordia que perdona a Pedro que niega a su Hijo, también a Judas el traidor y a los que crucifican a Cristo. Seguramente Ella se unió a su Hijo: “Padre, perdónalos…” María nos ofrece la Misericordia de Cristo y nos orienta hacia Él. Ella es camino del perdón, por eso una vez más le pedimos que se una a nuestras voces para pedir perdón a Dios y a nuestros hermanos, por nuestros pecados que oscurecen el misterio de la santidad de la Iglesia. En María triunfa la Misericordia”.
Pero nada más dijo.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.