Primero fue el asesinato de Chiara Páez.

Chiara Páez, de 14 años, estaba embarazada de ocho semanas de su novio Manuel Mansilla, de 16 años. La menor desapareció en la localidad de Rufino (provincia de Santa Fe) en la madrugada del sábado al domingo 10 de mayo de 2015. Sus padres denunciaron la desaparición a las 5, y se formó un grupo de 300 rescatistas y vecinos, que rastrearon la localidad y sus alrededores. El cadáver de Chiara Páez apareció en posición fetal y desnudo de cintura para abajo, enterrado en el patio trasero de la casa de su novio en Rufino.

La autopsia desveló que la víctima murió a consecuencia de “un traumatismo con hemorragia de cráneo por múltiples traumatismos contusos en el rostro y en el cráneo, ejercidos con una violencia importante en el rostro y en la cabeza, con un objeto que puede ser golpe de puño o contra un objeto contundente como puede ser una pared o una mesa”.

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Fue la piedra de toque que movilizó la masiva participación en las plazas de todo el país el 3 de junio de 2015 bajo la consigna #NiUnaMenos.

Ahora fue el brutal asesinato de Lucía Pérez, de 16 años, en Mar del Plata, la gota que rebasó el baso y volcó a las mujeres a las calles, con un único reclamo, otra vez: #NiUnaMenos, en un #MiércolesNegro que se replicó en todas las plazas.

En Paraná, en la Plaza 1º de Mayo, la convocatoria logró congregar a una multitud, sin fisuras.

Ahora, se agregó otra consigna: #NosotrasParamos. “Nosotras paramos. Porque nos duele y nos indigna que en este mes de octubre ya se cuenten 19 muertas. Paramos porque para detener a la violencia femicida necesitamos plantarnos desde la autonomía de nuestras decisiones y esto no es posible mientras el aborto no sea legal, seguro y gratuito para todas. Mientras las variables económicas sigan reproduciendo la violencia machista: porque nuestras jornadas laborales son dos horas más largas que las de los varones, porque las tareas de cuidado y reproductivas caen sobre nuestras espaldas y no tienen valor en el mercado de trabajo”, decía el comunicado que se leyó, y en el que se reclamó la libertad de la dirigente jujeña Milagro Sala.

La convocatoria reunió a buena parte de la dirigente política local: el intendente Sergio Varisco, y, entre otros, los diputados provinciales Rosario Romero, Pedro Báez y Gustavo Guzmán (Frente para la Victoria) y a los dirigentes sindicales Oscar Muntes, de la  Asociación Trabajadores del Estado (ATE), y Claudio Puntel, de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer).

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.