La escuela está sobre una colectora que alguna vez estuvo asfaltada pero que ahora asoma cubierta por un poco de escombro indigno que disimula la destrucción del pavimento.
Al frente hay un instituto de formación policial; a un costado, un club muy coqueto, y alrededor, un barrio obrero.
La escuela tiene un gran patio al frente, muy descuidado, y una torre, ídem.
El edificio está muy venido a menos por dentro; muy venido a menos por fuera.
Es una de las 25 escuelas que según ha contabilizado el sindicato docente requieren de urgente intervención, de arreglos mínimos, dotarla de las refacciones suficientes para dejar todo más o menos digno.
Pero de momento eso no es posible: hay una fuerte deuda del Estado con las empresas constructoras que Sergio Urribarri heredó a Gustavo Bordet y que todavía no se soluciona.
Eso se lo dijo el secretario general de la seccional Paraná de la Asociación Gremial del Magisterio de Entre Ríos (Agmer), Claudio Puntel, a la Agencia de Informaciones Mercosur (AIM).
“Las empresas que van a encarar estas obras no quieren meter personal en las escuelas hasta que el Estado no le pague deudas atrasadas”, dijo Puntel.
“Esto tiene que ver con lo que nosotros venimos denunciando que es el vaciamiento y el abandono por parte del Estado de la escuela pública. Queda claro que si fuera solamente por el gobierno, ninguna de las tres escuelas que están más cerca de la concreción hubieran ningún tipo de avance”, aseguró el docente.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.