«Aunque recordar ese día aun duela, queremos que sepan que nuestras hijas, unas niñas, tuvieron el valor de enfrentarse al más aberrante y cruel de los delitos, el abuso sexual infantil, y enfrentarse cara a cara a su mejor aliado, el silencio».

Daniel Segovia, padre de dos niñas que fueron abusadas por un tío en Villaguay, eligió hacer público el daño que vivieron, el camino que recorrieron para alcanzar, por fin, después de esperar mucho de parte de la Justicia, la condena al abusador: 7 años de cárcel que purga en la Unidad Penal de Paraná.

El 11 de noviembre último, la Sala Penal del Superior Tribunal de Justicia (STJ), con el voto de los vocales Miguel Giorgio, Claudia Mizawak y Susana Medina, rechazó un recurso extraordinario federal que presentó el condenado, Walter Marcelo Reimondi, a través de su abogado, José Ostolaza, y de ese modo el alto cuerpo trabajó la posibilidad de que el caso llegue a la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

El 20 de abril de 2017, el Tribunal de Juicios y Apelaciones de Concepción del Uruguay -integrado por los vocales Fabián López Moras, Rubén Chaia y Mariela Di Pretoro- encontró a Reimondi «autor materialmente responsable de los delitos de abuso sexual simple reiterado en concurso real con abuso sexual gravemente ultrajante reiterado» y lo condenó a la pena de 7 años de prisión de cumplimiento efectivo.

El 28 de junio de 2018, la Cámara de Casación Penal de Parná rechazó los argumentos de la defensa de Reimondi, y entonces la Procuradora Adjunta, Cecilia Goyeneche planteó que «aquí contamos con dos testigos, que ofrecen relatos contundentes, no sólo por el relato intrínseco, sino por la forma de descubrimiento que es importante para la interpretación de la información relevada. En el caso, la mayor de las víctimas venía padeciendo desde hacía cinco años los abusos, y la menor, cuando se convierte en víctima, no lo soporta y lo relata inmediatamente y rompe así también el secreto de su hermana. Ambos relatos se convalidan mutuamente, porque L. fue sometida, en una actitud muy similar, a la que fue sometida durante los primeros años V. A la vez, esta información se convalida con prueba pericial, que dio cuenta de que no hay indicios de mendacidad en las menores, tampoco de interferencia de terceros; y que sus relatos son creíbles por la forma emocional que lo acompañan».

El 27 de febrero de 2020, la Sala Penal del STJ confirmó la sentencia y rechazó la impugnación extraordinaria presentada por la defensa de Reimondi. En su voto, la vocal Claudia Mizawak convalidó las testimoniales tomadas en Cámara Gesell, y señaló que «el fallo examinado descartó la injusticia o irrazonabilidad de la sentencia condenatoria; por lo que cabe concluir que el decisorio de la Cámara de Casación Penal se dictó en sintonía con facultades jurisdiccionales específicas conferidas a los jueces por el ordenamiento legal y constitucional vigente y ella se adecua a las constancias comprobadas de la causa».

El defensor de Raimondi, el abogado José Esteban Ostolaza insistió con los reproches a la condena y acudió con una impugnación extraordinaria ante la Sala Penal del STJ, que le fue denegada y así vio imposibilitado llevar el caso ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

La carta

A nuestros seres queridos, amigos, compañeros de la vida, a los vecinos de la ciudad, y por sobre todo a nosotros…

Publicado por Daniel Segovia en Viernes, 11 de diciembre de 2020

Sol y Daniel Segovia, los papás de las niñas abusadas, contaron lo que fue transitar la tragedi. «Pudieron, con su edad, contarnos el mismísimo horror que estaban padeciendo de manos de su tío, un cobarde, un abusador cobarde, un delincuente cobarde, un perverso cobarde y nos gustaría salirnos de la prosa para otros calificativos, pero no merece la pena», dice la carta que publicaron.

«Desde ese día, queridos amigos, se nos abrieron varios frentes de batalla: la interna, que corre por dentro de cada uno de nosotros en casa; la de sobrevivir como familia a este cachetazo y la tercera y quizá una de las más difíciles, de terreno desconocido, la judicial. Este largo proceso nos ayudó muchísimo a saber que no estábamos solos y también en conocer quién es quién en la vida, en quien vale la pena creer y confiar porque la decepción no fue ajena a todo lo que vivimos».

Como volver a confiar siquiera en nuestra sombra, si el propio tío a quien le entregamos lo más preciado tenemos y éste las abusaba! Como no sentir culpa! De no ver! No darnos cuenta antes! ¿Como lo íbamos a pensar? Si el propio delincuente era el que te servía la copa de vino en la misma mesa, nunca vamos a encontrar una respuesta a tanta perversidad.-Creímos necesario empezar así y contarte o contarles esto para que entiendan el camino recorrido y nos puedan comprender.- Queremos decirles que en ese terreno desconocido para nosotros, encontramos trabajadores de la Justicia que dejaron todo de sí para probar la verdad, cada paso que se fue dando permitió que nuestras hijas puedan hablar, contar lo que les pasó y por sobre todo que quien les arrebató parte de su niñez pague por ello, aunque somos sinceros, no es suficiente, nunca va a ser suficiente, pero sí es sanador.-Como nunca hemos conocido de leyes, artículos, códigos, recursos, plazos, y otras palabras que empezaron a ser parte de nuestro diccionario.-Queremos que sepan que a pesar de lo que nos pasó, les decimos que crean, que hablen con sus hijos e hijas, y que si algo les pasa no duden un segundo, los niños no mienten, escúchenlos y si tienen que avanzar por favor avancen, no duden que van a encontrarse con trabajadores en la Justicia que conocen de empatía, que saben lo que es el dolor, que nuestros jueces y fiscales son de carne y hueso, hombres y mujeres que aciertan, se equivocan, viven y sufren igual que nosotros, y en nuestro caso han respondido de la mejor manera, y les estamos agradecidos.-Este largo proceso, lo hemos vivido unidos, no ha sido fácil, hasta sentir culpa de a ratos de tener un momento de alegría o de sonreír sabiendo que tenés algo ahí que no sabes que es pero que parece una piedra gigante encadenada a los talones.-Hoy nos desahogamos, lloramos, nos abrazamos, nos miramos a los ojos los cinco y estamos acá, de pie.-Tenemos tres hijas fabulosas, nos amamos, nosotros estamos con harina hasta la cabeza como tenemos que estar, ellas disfrutando eso que VOS no les pudiste arrebatar: su vida, su alegría, su niñez y adolescencia como tiene que ser, y VOS Marcelo Reimondi, desde hoy, estas donde tenés que estar, quizás allí conozcas algo similar a toda la oscuridad que generaste.-Queridos familiares, amigos, vecinos y al que sea que este del otro lado, con estas líneas solo queríamos que supieran que estamos agradecidos a la vida por la familia que tenemos, que nos ligamos una bofetada dura, que nos hizo tambalear, que pudimos aceptar que fue “la que nos tocó” y que a pesar de todo estamos acá, unidos. Decirles que el silencio no tiene que ser idioma de nadie, menos de los gurises, y no nos vamos a cansar de repetirlo, escúchenlos, hablen con ellos.-Hemos aprendido que las heridas con el tiempo empiezan a curar, dejan cicatrices, sí, que las vemos y nos recuerdan ese dolor, si también, pero ya no se siente igual. –Habernos enterado hoy de esa condena judicial que tanto esperamos, nos ayuda a empezar a desatar ese nudo enorme que teníamos, ha sido reparador, nos hace creer que vale la pena, que podemos mirar para adelante sin mochilas en la espalda, y queríamos, después de tanto tiempo, compartir esta mueca de alegría con todos Ustedes.-Como dice una canción hermosa que conocemos de la mano de la Negra Sosa y el gran Gustavo Cerati: “Tarda en llegar y al final, al final… hay recompensa”.-Con afecto.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora