El abogado Luciano Filipuzzi, 47 años, se convirtió el último 18 de diciembre en el nuevo rector de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader). Conoce largamente el paño: llegó en 2003 como asesor legal de la mano del exrector normalizador Mario Mathieu, y desde entonces ha ocupado distintos lugares. El más reciente, en 2019, decano de la Facultad de Ciencias de la Gestión.
Se declara defensor de la universidad pública y gratuita, resalta el desarrollo territorial de la Universidad que permite a muchos jóvenes ser la primera generación de profesiones universitarios en la familia. Admite las fuertes falencias que arrastra Uader -como infraestructura- pero pone la mirada sagaz en dos de sus objetivos más próximos: concluir la obra del campus en la zona sur de Paraná, y ordenar los números.
No lo dice pero se advierte que siempre quiso estar en el lugar que ahora ocupa, el rectorado de Uader, y cree que su gestión no pasará inadvertida. Es abogado pero parece un contador. Es movedizo, locuaz, armador y tiene claro qué piezas poner en cada lugar de la estructura de una Universidad que duplica en matrícula a la Universidad Nacional de Entre Ríos (UNER). Dice que le cuesta la inactividad -«mirá -muestra las manos-, esto es porque en mis ratos libres estuve pintando en mi casa»-, en la charla pasa rápidamente de una idea a la otra, cuenta infidencias, imagina escenarios: tiene una verborragia caudalosa.
¿Por qué quiso ser rector? «Uno tiene tantos años en la Universidad, y ha ocupado tantos lugares, que vas diciendo: ´Bueno, si yo pudiera, haría esto, cambiaría aquello´. Yo tengo un compromiso que tiene que ver con producir cambios. A mí me gusta esto de transformar realidades», admite.
En las peculiares elecciones que hubo en 2020 para renovar autoridades -y continuar con la normalización institucional iniciada en Uader en 2012- Filipuzzi aplicó su muñeca política de componedor y consiguió que en tres de las cuatro facultades de la Universidad hubiera listas únicas. Sólo en la Faculta de Humanidades hubo competencia. Así, el ahora rector construyó un escenario que le resultó favorable: armó fórmula con la exvicedecana de la Facultad de Ciencia y Tecnología, la uruguayense Rossa Sosa Zitto, y juntos fueron elegidos en la asamblea universitaria del 18 de diciembre.
Con distanciamiento social y protocolo por la pandemia de coronavirus, la votación de la asamblea en el Centro Provincial de Convenciones tuvo un resultado abrumador: de 100 asambleístas, se hicieron presente 97; de éstos, 96 votaron la fórmula Filipuzi-Sosa Zitto para la gestión 2020/2024. En sorna, dirá que quiere saber quién no lo votó, aunque, a tono con su personalidad, cree tener la respuesta: alguien que se equivocó al votar y no un contrincante a tener en cuenta.
Dice que habrá continuidad institucional de lo hecho en los dos períodos de Aníbal Sattler como rector -2012/2016; 2016/2020- pero con un sello propio. «Me gusta poder transformar realidades. De nada sirve venir a estos lugares y no transformar nada. Para eso, mejor renunciar, mejor irse a su casa. Llegar a este lugar solamente para ir a entregar títulos o sentarte en una silla, no es algo que me interesa. Vengo a ocupar este lugar para hacer cosas que redunden en modificar la realidad, y hacerla menos injusta», asegura.
Durante una larga entrevista con Entre Ríos Ahora, el rector Filipuzzi admite que una de las «debilidades» de Uader es la cuestión de la infraestrutura: no tiene sede propia, y la obra de la construcción del campo, en la zona sur de la ciudad, está paralizada. Pero la buena nueva es que el gobernador Gustavo Bordet anunció que en el presupuesto 2021 está contenida la partida respectiva para finalizar el proyecto.
«Es realidad. Una debilidad que tiene la Universidad es el tema de la infraestructura. Pero la infraestructura que necesita la Uader es gigantesca. No se soluciona en una gestión. Se puede trabajar para avanzar y concluir lo que ya está en marcha. Y empezar a solucionar el problema. En el Presupuesto está la partida para la finalización del campus. Eso es importantísimo. Pero no es la solución definitiva. Además, esta Universidad como otras, con más años, va evolucionando y creciendo constantemente», sostiene Filipuzzi.
El campus incluirá la sede del rectorado, un campo de deportes, el comedor, pero imagina cambios, y evalúa también cómo concretar la mudanza, qué sedes trasladar, a cuál facultad darle prioridad, cómo reacomodar horarios de docentes, alumnos y administrativos.
Elecciones
El proceso electoral de 20202, asevera, fue un paso clave en 2020 para asegurar la continuidad institucional iniciada en 2012. «A Aníbal (Sattler) le tocó una tarea que fue más que nada institucional. Hoy parece algo simple. Pero en aquel momento veníamos con las toma y las marchas. Y Aníbal asume ese proceso: era fundamental institucionalizar. Me tocó estar en ese período de muchos cambios. Por eso, esta elección de 2020 fue una apuesta. En marzo, por la pandemia, era imposible llevarla a cabo. Pero apostamos a la institucionalidad: la Uader estuvo 12 años para normalizarse, cuando la Ley de Educación Superior establece que eso debe hacerse en un plazo de 3 a 4 años. Quisimos continuar el proceso institucional y no prorrogar mandatos. Y pudimos realizar las elecciones», destaca.
-¿Qué cambia con su gestión?¿Hay continuidad de la gestión Sattler?
-Siempre hay cambios. En el proceso institucional hay continuidad. Pero siempre hay cambios. Las personas de por sí no somos iguales. En cómo nos manejamos, cómo nos relacionamos, qué objetivos. Cambios siempre van a ocurrir. Pero la idea básica es que la Uader siga creciendo. (El exrector normalizador Mario) Mathieu explicaba cuál debería ser la finalidad de Uader. Mario decía que la Uader es una universidad provincial y debería ser la acompañante del proceso de desarrollo de la Provincia. Lo que me gustaría es que aprovechemos todo el caudal de conocimiento, toda esa experiencia que hay, en procesos investigativos para complementar lo que viene haciendo la Provincia.
-Entre las cuatro facultades de Uader, hay una, Humanidades, que ha tenido una peculiaridad: ha tenido diferencias con la gestión y apostó en las últimas elecciones a la competencia de listas. Fue la única que tuvo varias litas. ¿Cómo va a ser su relación?
-Es verdad. En Humanidades todo es más complejo a la hora de los procesos electora.es No quiero decir que en las otras facultades no suceda lo mismo. Yo pensé en algún momento en poder alcanzar acuerdos también en Humanidades, como en las otras tres facultades (Ciencias de la Gestión, Ciencia y Tecnología y Ciencias de la Vida y la Salud). En Ciencias de la Gestión el acuerdo que se logró no creo que se vuelva a conseguir. Lo que pasa es que ahí no hay diferencia tan marcadas como en Humanidades entre las distintas listas. De todos modos, llegué a pensar que podría ocurrir la unidad en Humanidades. No ocurrió y tomamos el desafío de acompañara a todas las facultades en el proceso electoral. Tengo excelente relación con Humanidades. Hay un hecho emblemático: el acto de asunción se dio en la sede de la Escuela Normal.
-Una explicación del déficit de la Provincia siempre se explica por la Caja de Jubilaciones y por la Uader. ¿Cómo analiza eso?
-Siempre marco lo mismo. A mí me gustan los números concretos. Hay que saber de donde viene la Uader, si no cualquiera habla. La Uader nace de los profesorados que fueron transferidos del Consejo de Educación. Todo eso lo toman y crean una universidad. Así se empieza un proceso para agregarle el carácter universitario a esos profesorados. Esa base de Uader equivale al 65% del presupuesto de la Universidad. Si queremos terminar con el déficit hay que pensar qué hacer con esos institutos transferidos. Cuando hablamos de déficit, hay que ser específico. Me parece que el déficit es muy inferior a los números que a veces se ponen en títulos.
-Un hecho que se marca en la Universidad es la existencia de una irregularidad: el pago de cargos con horas cátedra. ¿Qué piensa al respecto?
-Es una de las cosas que quiero empezar a ver y estudiar a futuro cómo lo manejamos. Acá en la Universidad te encontrás con gente que viene con esa situación de antes de que existiera la Uader. Por supuesto, en números era mucho menor a lo que se dio después. Pero se da el caso de gente que ya había pasado desde el CGE a Uader en esa situación. Lo que se viene haciendo últimamente es cuando se va liberando un cargo, por jubilación, es tomar aquellos que están con mayor antigüedad en horas, e ir pasando a planta. Igual, hay un déficit de planta que nunca fue saneado Y que habrá que sanear. Hay un déficit de cargos. No justifico el tema de las horas, pero lo que ha venido sucediendo es que las distintas gestiones no tenían cómo cubrir los cargos.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora
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