“Van a poder arribar a una única conclusión: quién más sino Martínez”.
De ese modo, y en un sólido alegato, la fiscal Ileana Viviani desarrolló la tesis imputativa de la Unidad Fiscal de Violencia de Género y Abuso Sexual contra Jorge Nicolás Martínez, acusado por el femicidio de su expareja, Fátima Florencia Belén Acevedo, el 1° de marzo de 2020 por ahorcamiento, arrojándola luego a un aljibe, a 18 metros de profundidad. El cuerpo de la chica de 25 años, madre de un niño de 4 años, no fue encontrado sino hasta una semana después, el domingo 8, luego de incesantes maniobras dilatorias y de entorpecimiento de la investigación por parte de Martínez.
Les habló, de pie, en la enorme sala de audiencias del Superior Tribunal de Justicia (STJ), a los 12 jurados populares que deben resolver sobre el pedido de prisión perpetua de Fiscalía para Martínez, acusado del femicidio de Fátima Acevedo. En realidad, tres delitos: el primero, la voz de alerta que nadie escuchó a tiempo, la denuncia de Fátima en la Comisaría Tercera: contó de la violencia que venía de lejos, que la llamaba “puta”, que era una “regalada”, que no quería volver a la casa donde convivía con Martínez, en Hernandarias y Soldado Bordón, y que por favor le ayudasen a recuperar las pertenencias suyas y las de su hijo I, de 4 años. Esa vez, el 4 de febrero de 2020, en esa dependencia policial, contó que una semana antes Martínez había intentado arrojarle ácido muriático en la cara, y que, con gesto amenazante, había afilado una cuchilla en su presencia.
Dejó la casa de Martínez y buscó refugio en la Casa de las Mujeres de la Municipalidad de Paraná. Su emancipación no le resultó fácil: Martínez mantuvo retenida sus pertenencias, y entre estas, su tarjeta de cobro de la Asignación Universal por Hijo, una tarjeta de débito del Banco de Entre Ríos, y su medicación: Fátima era insulinodependiente.
Esos días la Justicia dicta una perimetral y le otorgan un botón antipánico.
La fiscal Viviani recordó cómo Fátima había querido independizarse de Martínez a finales de 2019: alquiló una casa y se fue a vivir con su hijo. Pero Martínez no la dejaría en paz: escandalizó su convivencia, le estropeó su independencia, la obligó a volver a convivir con él.
El otro hecho, la tentativa de estafa, ocurrió el 2 de marzo, un día después del femicidio. Martínez acudió al banco con la tarjeta de Fátima con intención de extraer dinero y solicitar un crédito. No pudo. Cuando Fátima buscó refugio en la Casa de las Mujeres y quedaron sus pertenencias en la casa de su expareja, tramitó nuevas tarjetas. La que tenía Martínez estaba anulada. Pero él no lo sabía. Su intentó quedó registrado en las cámaras de seguridad.
El tercer hecho, el homicidio agravado en contexto de violencia de género y femicidio, dijo la fiscal, al igual que los otros dos, están probados con toda la evidencia. “Es un rompecabezas”, dijo y dio las coordenadas para armarlo y llegara a una única conclusión: la culpabilidad.
Citó situaciones, hechos, testigos, sumó evidencia, detalló de modo minucioso cómo fue el trabajo de rastreo para dar con el cuerpo de Fátima Acevedo, una semana después del femicidio. De qué modo se halló el cuerpo, y el perro de Fátima, en el fondo de un aljibe, 18 metros. Las tres horas que un bombero trabajó en el fondo de esa aljibe, cómo se dio con el cuerpo, qué trabajo realizaron los canes, de qué modo se hizo el rastreo, con cuánto empeño Martínez buscó desviar la investigación.
“Ese fatídico 1° de marzo”, mencionó la fiscal Ileana Viviani. “Les pedimos –sostuvo, dirigiéndose a los jurados populares- que cuando pasen a deliberar analicen la prueba. Cada una de estas pruebas encajan como en un rompecabezas que logran reconstruir los hechos y llegar a un único culpable. Quién más sino Martínez”.
El fiscal Leandro Dato rodeó el caso, aportó elementos, y llegó a una única y misma conclusión: pidió que declaren culpable a Martínez. En forma coincidente resultó el alegato de la querellante María Alejandra Pérez.
Los defensores oficiales Román Saint Marie y Luis Sebastián Lescano rechazaron la tesis de Fiscalía y de la querella. Lescano tuvo a su cargo el alegato de clausura en el que descreditó el testimonio del testigo Silvio Bejarano, que dijo haber visto el domingo a la pareja en cercanías del aljibe. Sostuvo que la Policía cometió una irregularidad al mostrarle a Bejarano fotos de ambos, con lo cual condicionó su testimonio y que además no se realizó una rueda de reconocimiento.
Además aportó el testimonio de un policía de apellido Luna que dijo haber visto a Fátima Acevedo el lunes 2 de marzo en la parada de colectivos ubicada cerca del supermercado Vea, en Avenida Almafuerte, próximo a la Casa de las Mujeres. De ese modo, buscó desacreditar dos de los tres cargos que recaen sobre Martínez: que no intentó utilizar las tarjetas de banco con Fátima muerta por cuanto la chica estaba vivía ese lunes 2 de marzo, que no fue el autor de la muerte, y que la relación violenta era de parte de ambos. Citó, así, una denuncia por violencia que tramita en la Justicia de Familia presentada por Martínez contra Fátima.
La audiencia, que preside la jueza de juicio María Carolina Castagno, ingresó a un cuarto intermedio y lo que seguirá después será la deliberación de los jurados para determinar la culpabilidad o no de Martínez.
Al cabo de ese cuarto intermedio, el jurado popular de 12 miembros llegó a una conclusión: culpable de los tres hechos contenidos en la acusación de la Fiscalía y de la querella particular.
«La única pena posible es la prisión perpetua», dijo el fiscal Leandro Dato tras conocer el veredicto de culpabilidad y por eso pidió la prórroga de la prisión preventiva en la Unidad Penal de Paraná hasta que la sentencia quede firme, planteo al que se adhirió la querellante María Alejandra Pérez, aunque con la oposición de los defensores oficiales Román Saint Marie y Luis Sebastián Lescano.
La jueza técnica María Carolina Castagno sostuvo que «son sumamente atendibles» los argumentos y decidió prorrogar la prisión preventiva de Martínez en la cárcel de Paraná hasta que la sentencia quede firme.
El viernes 5 de marzo, a las 17, dará a conocer la pena que se le impondrá a Martínez.
Los fiscales Leandro Dato e Ileana Viviani realizaron tres imputaciones a Martínez: 1) el 31 de enero, en la casa que habitaba junto a Fátima Acevedo, en una relación caracterizada por la violencia, le arrojó ácido muriático en la cara, sin lograr su cometido; en otro episodio, afiló una cuchilla frente a la mujer, con gesto amenazante; también este año, y estando vigente las restricciones impuestas por la Justicia, el 1° de febrero retuvo contra su voluntad a Fátima, con tuvo una relación desde el año 2014 y fruto de la cual nació un hijo; 2) el 2 de marzo, un día después de la presumible muerte violenta de Fátima, Martínez intentó operar con su tarjeta de débito en la sucursal del Bersa de Gualeguaychú y Alsina, sin éxito por cuanto ya estaba bloqueada; y 3) el femicidio ocurrido el 1° de marzo.

Fátima Acevedo tenía botón antipánico mientras permaneció alojada en la Casa de las Mujeres, que depende de la Municipalidad de Paraná. Hasta ese lugar fue derivada luego de la intervención de Fiscalía a raíz de una denuncia por violencia de género de principios de febrero.
El domingo 1° por la mañana salió de la Casa de las Mujeres a encontrarse con su expareja, Jorge Martínez. Habían hablado antes de la posibilidad de comprar un teléfono celular por Mercado Libre, y por eso es que ella salió a encontrarse con su ex, a quien había denunciado por violencia de género. Después de ese encuentro a Fátima no se la volvió a ver sino hasta la mañana del domingo 8 de marzo, cuando su cuerpo fue hallado en un pozo, de 18 metros.
Antes de que Martínez la matara ese domingo 1° de marzo de 2020, Fátima Acevedo lo había denunciado por violento.
El 4 de febrero se presentó en la Comisaría Tercera y contó que Martínez la insultaba y que hacía una semana, aproximadamente, había querido arrojarle ácido muriático en el rostro, y también que ante su presencia, en gesto amenazante, había afilado una cuchilla.
Fue entonces que decidió buscar acogida en la Casa de las Mujeres, un refugio que pertenece a la Municipalidad de Paraná, pero ni allí pudo conseguir seguridad.
Cuando se presentó en la Comisaría Tercera, pidió que efectivos policiales concurrieran a la casa de Martínez a retirar sus pertenencias. Pero Martínez se rehusó a entregarlas.
Intervino la Fiscalía, pero tampoco sirvió.
Tres días después, el 7 de febrero, se produce un allanamiento. Todo eso, denuncia en la Policía, intervención de Fiscalía, allanamiento, no bastó para entender la gravedad de aquella situación.
El día 5 la Fiscalía solicitó al juez de Garantías Mauricio Mayer que dicte una perimetral y la prohibición de acercamiento de Martínez a Fátima. Fue por 90 días. Lo notificaron al día siguiente, 6 de febrero.
El 11 de febrero Fátima acude nuevamente a la Comisaría Tercera: reclamó que Martínez le restituyese pertenencias que habían quedado en la casa y que no había entregado durante el allanamiento.
El 17 se presenta en la Comisaría y denuncia que Martínez había rondado el día 14 la sede de la Casa de las Mujeres. Ese mismo día acude al Ministerio Público Fiscal y detalla esa misma situación: le aconsejan que ante un nuevo hecho de ese tipo, debe llamar al 911. Le instalan en su celular la aplicación del botón antipánico.
l femicidio de Fátima Acevedo ocurrió el domingo 1° de marzo de 2020.
Ese día, la chica sale de la Casa de las Mujeres a las 9,15 y toma un remis que la lleva a la vivienda de Martínez.
Habían acordado encontrarse con la excusa de que él le compraría un teléfono celular a través de Mercado Libre.
Después se supo, eso había sido un simple ardid.
A la tarde, alrededor de las 16,30, se los ve caminar juntos. Pero un rato después, cerca de las 17,30, una vecina de Martínez lo verá andar solo y lo describe como en estado nervioso.
Pidió una pala para enterrar a un perro, que luego fue hallado al fondo del aljibe, junto al cuerpo de Fátima.
El 5 de febrero, menos de un mes antes, la Justicia le había aplicado una perimetral por 90 días.
El 17 de febrero Fátima había acudido a la sede del 911 y allí le instalaron en su celular la aplicación del botón antipánico.
Nada de todo eso bastó: el femicidio anunciado ocurrió de un modo fatal.
Foto portada: Gentileza La Lucha en la Calle
De la Redacción de Entre Ríos Ahora