Durante dos horas, Leonor María Magdalena Barbero Marcial, madre de Dolores Etchevehere, y de Luis Miguel, Arturo Sebastián y Juan Diego Ethevehere, declaró ante el jue de Transición Carlos Hugo Ríos, que tramita una causa por estafa y vaciamiento de Sociedad Anónima Entre Ríos (SAER), la empresa editora de El Diario.
Cuando llegó, la mujer -que enfrenta una denuncia judicial de su hija- avisó que necesitaría más de una jornada para decir todo cuanto pensó decir delante del juez, que ya indagó a sus tres hijos durante 2020 en el marco de una denuncia que presentó Dolores Etchevehere en 2013. En esa causa Dolores es querellante, aunque hay un recurso que se tramita en Tribunales con el objetivo de apartarla de ese rol.
Barbero Marcial le anticipó este viernes al juez Ríos -estaba citada para las 11- que necesitaría entre 6 y 7 horas para decir todo cuanto tenía para decir sobre el conflicto con su hija y la causa penal que la llevó a Tribunales. «Voy a dividir mi declaración en cuatro capítulos», anunció. Hoy, durante las dos que estuvo en Tribunales, desarrolló el capítulo primero. En razón de esa entrega por folletín la audiencia pasó a un cuarto intermedio.
En ese primer capítulo habló de la relación quebrada entre madre e hija, de los hijos, de la relación conflictiva en la familia que se agudizó tras la muerte del pater familias, Luis Félix Etchevehere, en 2009, de la historia personal de su hija, de cómo fue la crianza, dónde se educó, qué camino eligió. Negó Leonor Barbero Marial que su hija fuera violenta, pero ejerció su defensa respecto de las imputaciones que le hace. En eso agotó las dos horas que estuvo frente el juez Ríos.
6 de diciembre de 2013, el fiscal Ignacio Aramberry elevó al entonces juez de Instrucción Alejandro Grippo la “denuncia presentada por la ciudadana Dolores Etchevehere ante esta Fiscalía a mi cargo”: 20 carillas de mucha información que ponía contra las cuerdas a sus tres hermanos, Luis Miguel, Arturo Sebastián y Juan Diego Etchevehere, y a su madre, Leonor María Magdalena Barbero Marcial.
El 20 de diciembre de ese año, Dolores Etchevehere ratificó ante el juez Grippo los términos de la denuncia formulada por escrito.
Contó de qué modo, con qué maniobras, bajo qué paraguas su familia pretendió cometer una serie de hechos ilícitos en las empresas familiares que tendrían alto impacto social: en 2018, una de las firmas del holding familiar, Sociedad Anónima Entre Ríos (SAER), editora de El Diario, dejó en la calle a 80 trabajadores sin pagarles indemnización, e ingresó en concurso preventivo.
Esa causa, la denuncia de Dolores Etchevehere a su madre y sus tres hermanos, sin embargo, pasó por las manos de cuatro jueces, y sólo al cabo de siete años el cuarto juez que tomó el caso, Carlos Hugo Ríos, aceptó citar al clan a indagatoria. Fue el 30 de octubre de 2020, un día después de que la jueza María Carolina Castagno ordenara el desalojo del campo Casa Nueva, en Santa Elena, ocupado por Dolores y el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) de Juan Grabois.
Dolores había dado un golpes de efecto y había conseguido el interés de los medios nacionales, que siguieron durante 15 días el culebrón de los Etchevehere: se alió con los movimientos sociales y se mostró en las antípodas de los intereses de su familia. Pero su madre y sus hermanos decidieron darle pelea en el mismo terreno: Casa Nueva, la estancia familiar en el Paraje El Quebracho fue escenario de la disputa familiar. Al final, el 29 de octubre la jueza Castagno ordenó el desalojo y aquella incursión llegó a su fin del peor modo: Dolores terminó detenida por resistencia a la autoridad.
En la última Navidad Dolores Etchevehere daría otro golpe mediático: acudió ante el juez que tramita la sucesión de su padre, Martín Furman, y pidió que la familia le cediera una de las propiedades que posee en Bajada de Los Vascos para que ella y sus hijos tuvieran un techo donde vivir. Furman accedió a la petición pero la concreción de la medida se dio en medio de un escenario de escándalo: sus hermanos y su madre resistieron su llegada y obligaron al juez Furman a volver sobre sus pasos. Al final, acordaron pagarle un alquiler y que se fuera con sus petates a otro lado.
Pero Dolores Etchevehere no estaría viviendo en esa casa alquilada en Paraná, pagada por su familia, sino en un departamento de su madre, en el barrio de la Recoleta, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, con todos los gastos pagos.
En un escrito presentado ante el juez Ríos para pedir la exclusión de Dolores Etchevehere como querellante en la causa por estafa, el abogado de sus hermanos y su hermana, Rubén Pagliotto Pagliotto habló de aquel incidente con el juez Furman. Y dijo que «Dolores Etchevehere de la misma manera y luego de haber provocado una medida judicial exagerada y exorbitante en la casa de su madre el día 26/12/2020, donde incluso se derribó la puerta de ingreso, medida en la que solicitaba una vivienda en Paraná (siendo que habita de modo usurpatorio desde hace varios años un lujoso piso en el paquete Barrio de la Recoleta, propiedad de su señora madre, por ella denunciada), luego de que se le consignaran $60.000 para alimentos y $45.000 para sufragar gastos de vivienda, sin decir ni media palabra, después de semejante despliegue policial y judicial, se retiró a CABA, donde habita con sus cuatro hijos el piso del edificio de Guido y Ayacucho ya aludido y lo que ha sido constatado notarialmente; lo que desnuda y pone a la vista de todes, el carácter cíclico y el no respeto de los acuerdos por parte de la pluridenunciante y, lo que es más grave aún, el seguidismo judicial del que es beneficiaria la cambiante Dolores, que sin solución de continuidad toma un campo que no le pertenece y tiene en vilo a las fuerzas policiales y al judicial de la localidad de La Paz durante varios días, provocando un burdo y berreta show mediático, con el acompañamiento promiscuo de funcionarios y funcionarias provinciales y nacionales, llegando incluso autos de reparticiones públicas, a la vista de todos, en un acto de lamentable desapego a los valores republicanos».
De la Redacción de Entre Ríos Ahora