La última jornada de juicio a los Testigos de Jehová de Santa Elena, acusados de graves delitos contra la integridad sexual, tuvo como mayor novedad la reducción en el pedido de pena para uno de los acusados y la solicitud para que otro sea sometido a un proceso penal para menores punibles.

Los imputados son Matías Vargas y Vito Luciano Panza, miembros de los Testigos de Jehová, llevados ambos a juicio por haber abusado de dos menores que asistían a las reuniones de la iglesia.

El dato trascendió luego del cierre de la audiencia de los alegatos de clausura ante el Tribunal integrado por María Carolina Castagno, Elvio Garzón y Gustavo Pimentel. La sentencia se conocerá el viernes 19, a las 12.

Afuera del edificio de Tribunales de La Paz, sobre calle Sáenz Peña, se volvieron a reunir organizaciones de mujeres que concurrieron en apoyo a las dos denunciantes santaelenenses. Además, visibilizaron la causa judicial a la ciudadanía local: en las barandas de las escaleras de Tribunales y los árboles colocaron carteles que denuncian a los imputados, acompañan a las jóvenes y exigen Justicia.

Algunas de las consignas, decían: “Yo te creo”, “No estás sola”, “Por mi hija, por tú hija y la de todos”; “Que el miedo arda”, “Nos quitaron tanto que terminaron quitándonos el miedo”. “Estamos acá porque Matías Vargas y Vito Panza, dos Testigos de Jehová, abusaron de dos nenas de 9 años y exigimos Justicia”, se leía en otro letrero que cuelga de un árbol, a la vista de conductores y transeúntes.

Militancia Verde La Paz y la agrupación Pañuelos Amarillos, de Santa Elena, son las organizaciones que acompañaron a las víctimas.

Una de esas víctimas de los abusos de los Testigos de Jehová, Belén Sánchez, habló cuando las audiencias orales concluyeron.

«Más fuerte»

“Ahora me siento un poco más fuerte y acompañada. Esta es una lucha en que todos nos abrazamos y acompañamos. Estos tres días han sido largos: estaba nerviosa y con sentimientos encontrados, pero firme para exigir Justicia”, dice Belén Sánchez, una de las denunciantes.

La joven denunció los abusos el 25 de abril de 2017, a través de un posteo de Facebook, que rápidamente se convirtió en viral. Luego radicó la denuncia formal, junto a su prima.

En los años de proceso judicial, Belén le puso rostro y voz a la lucha contra el abuso en la infancia, aunque ha tenido que soportar la falta de acompañamiento de la congregación que supo integrar –se retiró tras la denuncia- y el señalamiento de vecinos carentes de empatía.

“No importa si la Iglesia no cree y haya personas que defienden (a los abusadores). Nosotras ya no tenemos miedo; al miedo lo descartamos. A esta mochila con tantas cosas que cargamos, se la dejamos en manos a la Justicia porque el proceso fue largo, doloroso. Sufrimos muchas cosas”, dice Belén, que ahora espera la sentencia judicial.

En ese marco, recuerda que durante el proceso sufrió violencia institucional, cuando en 2017, cuando recién comenzaba la causa penal, tuvo que concurrir a una audiencia sin abogada, cuando uno de los Testigos de Jehová la denunció por calumnias e injurias. “Ese día salí muy descompuesta de la audiencia”, rememora y agrega: “ahora, a pesar de los nervios, fui decidida a contar mi verdad”.

Consultada sobre la postura de los Ancianos de la congregación, que evitaron declarar amparándose en el secreto por ser ministros de un culto, afirmó: “Creo que Dios no es un Dios que oculta estas cosas. Acá no queremos secretos. No quisieron aportar nada para esta causa, pero no importa. El silencio también habla. Desde el principio sentí que ahí no era el lugar para hablar. A pesar de que ellos te citan muchas partes bíblicas, siempre sentí que quisieron que fuera todo por lo bajo, en silencio. Es algo de lo que ahora tomo conciencia. Saqué fuerzas de donde no tuve. Peleé para estar parada acá”.

“Tuve que poner la cara porque creo que es necesario hacer la revolución para que estas cosas salgan a la luz. Si por lo menos la justicia no actúa, que la gente sepa y los mire a la cara. Siempre miramos a la víctima. Me he encontrado en estos cuatro años con gente que me dice: ‘¿vos fuiste la nena abusada?’; ¿qué te hicieron?’; ‘nosotros los laburantes te pagamos la abogada’. Te encontrás con una sociedad que es indiferente al dolor y a lo delicado que es esto. Te juzgan cuando querés hacer tu vida. El repudio debe ir a estas personas que cometen estos actos; por eso estamos acá: para verles la cara, para que tengan vergüenza y sepan que no les tenemos miedo”, finalizó.

Alegatos

La tercera jornada de juicio terminó con los alegatos de clausura, donde la Fiscalía pidió 16 años de prisión para Matías Vargas y que Vito Panza sea sometido a un proceso para menores punibles, ya que el delito habría sido cometido cuando tenía 16 años.

La abogada de Belén, Valeria Burkhard, mantuvo su pedido de pena de 20 años de cárcel para Vargas y se plegó al pedido de la Fiscalía respecto de Panza.

En tanto, el defensor Roberto Alsina, pidió la absolución para ambos.

Al finalizar la audiencia, los imputados fueron retirados por un grupo de policías por una puerta lateral del edificio de Tribuales, sobre calle San Martín. De ese modo, evitaron el escrache de las organizaciones. 

Gonzalo Núñez

De la Redacción de Entre Ríos Ahora