• Por Santiago García (*)

No importa desde dónde se lo mire: es imponente el edifico del Colegio del Uruguay. Si bien la entrada oficial es sobre la calle Leguizamón, sus ciento setenta años se aprecian mejor cuando se lo observa desde la Plaza Ramírez, centro neurálgico de la ciudad de Concepción del Uruguay. Fue el primer secundario laico del país, fundado por Urquiza en 1849 para formar dirigentes de todas las provincias. Sus aulas alojaron a tres presidentes (Julio Argentino Roca, Victorino de la Plaza y Arturo Frondizi), y como todas las instituciones, tardó en aceptar los derechos de las mujeres. Más de cuarenta años después de su fundación, en el año 1895, la maestra normal Teresa Ratto culminó allí sus estudios convertida en la primera mujer bachiller de todo el país. Algunos coterráneos le quitaron el saludo por semejante atentado contra la moral patriarcal. Sin embargo, su sueño era mucho más grande. Después de completar sus estudios universitarios en la UBA, Teresa fue la segunda médica egresada de la Argentina, y la primera de Entre Ríos. Por esas ironías del destino, murió a los 29 años, pero su nombre es calle, leyenda, y ejemplo de anti heroína en Concepción del Uruguay.

La Negra en primer año se sentaba atrás, con Janet, Mili y un grupo grande que venía de la Escuela 4 – coinciden sus compañeras.

Una buena noticia para las y los ingresantes más tímidos era que sus aulas estaban en el Anexo, una construcción moderna que funciona enfrente del apabullante Monumento Histórico. No era un tema que preocupara a Micaela, quien tenía una personalidad extrovertida, y repetía con orgullo a quien quiera oír que ella era gimnasta.

– Era de las más sociables, muy líder, y le gustaba contar lo que hacía. Llamaba la atención – cuentan Sabrina y Cecilia.    

Como suele ocurrir, el deporte fue una de las primeras puertas que se le abrieron para socializar con nuevas amistades. No conforme con las exigencias de su carrera deportiva, Mica se anotó en los equipos de hándbol y vóley del Colegio. Y ahí empezó a conocer amigas y amigos nuevos. Una de ellas fue Ariana, que la recuerda, entre tantas cosas, por su afán por conocer y experimentar todo. También por el origen de su sobrenombre.

– Su apodo nació en el secundario. Como era bien morocha le decíamos “blackie”, “monocromática”, y eso derivó en La Negra. Al principio, no le gustaba, se re enojaba. Después quedó y hoy todo el mundo la conoce por La Negra –sonríe Ariana”.

(*) Santiago García es periodista. Este texto es parte del libro «Micaela García. La piba de la sonrisa eterna», de Editorial. Chirimbote. «Surgió de mi trabajo como periodista en Gualeguay. Sentía que tenía que hacer un libro sobre esa historia que me marcó tanto. Antes que nada, pedí la autorización de la familia. Fueron súper amables y me abrieron literalmente las puertas de su casa. Hice más de treinta entrevistas en diversas ciudades (Gualeguay, Concepción del Uruguay, Colón, Buenos Aires). Hablé con todos los ámbitos en los que se desempeñaba Micaela», cuenta Santiago. Micaela García fue asesinada el 1° de abril de 2017, en Gualeguay, a la salida del boliche King. Por el femicidio, cumple perpetua Sebastián Wagner. En tanto, Néstor Pavón, el segundo acusado, quedó en libertad.