Tenía, abrazado a su pecho, un cartel hecho en cartón.
Ese cartel decía: “Norma Ibarra. #NiUnaMenos”.
Estaba parada en las escalinatas de la explanada del edificio de Tribunales, en silencio.
Había abrazado a su tía, Florencia Alvarenga, y las dos permanecían así, inmóviles y silentes.
Alrededor, había muchos que hablaban, que cuchicheaban, que aplaudían, que vitoreaban, que gritaban. Gritaban la frase que ella tenía escrito en su cartel: #NiUnaMenos.
Sólo que a Yesica Ibarra todo le sonaba demasiado cercano, demasiado doloroso, demasiado trágico.
El sábado, el prefecto Orlando Ojeda asesinó a su exesposa, Miriam Romina Ibarra: la hermana de Yesica.
El prefecto y Romina tuvieron una relación de casi tres años y esos tres años fueron de mucha violencia. “Yo no me hablaba con él. Solamente hablaba con mi hermana, porque no estaba de acuerdo con la relación. Mi hermana sabía qué pensaba yo de esa relación. Era un hombre violento y yo no quería eso para ella”, cuenta, con una voz apenas audible.
–¿Qué te pasó cuando te enteraste de lo que había pasado el sábado?
–Me agarró un ataque: qué querés que te diga.
No. No mucho resta decir. La muerte nunca se explica: la muerte sucede. Lo que se explica es la violencia, y cómo se instala la violencia, y qué se hace para erradicar la violencia.
A veces se hace; a veces, no.
La hermana de Yesica murió víctima de la violencia de un hombre sobre una mujer. Un femicidio. Mató a su exnovia.
Y después, también mató a su exmujer, madre de sus tres hijos, Lidia Milesi. El prefecto no tuvo compasión con nadie.
Norma Romina Ibarra también era madre, de dos chicos de 11 y 13 años, que ahora están huérfanos.
Aunque contenidos, al cuidado de Yesica.
–¿Cómo seguís ahora, después de esto?
–Va a ser difícil la vida. Hay que brindarles mucho amor, que es lo que necesitan los nenes. Y seguir.
El prefecto ahora está en prisión, en la Unidad Penal Nº 1. Y allí permanecerá por un tiempo todavía no definido. Hasta que se realice el juicio oral. Hasta entonces, seguirá tras las rejas. Después, un juez decidirá su suerte.
Mientras, hoy, en Tribunales, en una concentración casi espontánea, convocada por las redes sociales, se escuchó un reclamo que de momento muy pocos escuchan: #NiUnaMenos.
Ya van 11 femicidios en lo que va de 2016.
Y la cuenta, fatídica, no se detiene.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.