Por Víctor Hutt (*)

El fenómeno de la pandemia tuvo su paso devastador por nuestras escuelas, al igual que lo hizo por los demás sectores de nuestra vida y tuvo, sin dudas, un saldo negativo en cuanto a lo más importante que tenemos que analizar, el número de vidas que se llevó en nuestro país y el mundo.

Saliendo del principal análisis que es el que tiene que ver con las vidas humanas, nos quedan otras cuestiones para analizar y a partir de ese análisis caminar hacia el futuro con aprendizajes que nos han quedado de estos tiempos que jamás hubiéramos deseado atravesar.

Las escuelas perdieron mucho en este tiempo. La falta de presencialidad nos obligó a encontrar otras herramientas para producir construcción de aprendizajes, y si bien la construcción de aprendizajes se vio dificultada al utilizar medios diferentes a la histórica presencialidad, justamente ese trabajo con otros medios nos permitió construir saberes nuevos y muy potentes que nos quedarán como herramientas de cara a al futuro, para sumar a la presencialidad cuando logremos que sea plena.

En las escuelas miramos la escuela desde adentro y aunque esto parezca una expresión con poco sentido, lo que quiere señalar es que en estos tiempos hubo muchas miradas de la escuela desde afuera y esas miradas no ven lo que sucede en la escuela, lo que se sufre. Nuestros problemas y las necesidades que tenemos y esas miradas desde afuera no logran ver algunas realidades que nosotros sufrimos todos los días.

Una de las cosas que vimos durante la pandemia, en tiempos de educación no presencial, fue que muchas madres jóvenes, que concurren a escuelas de jóvenes y adultos, pudieron cursar desde sus casas y de esa forma pudieron salvar el problema del cuidado de sus hijos e hijas durante su cursada.

La vuelta a la presencialidad nos da mucha esperanza de volver a la plenitud de nuestras escuelas, pero ese retorno a la presencialidad, que sigue siendo cuidada, también nos muestra que esas chicas y chicos que tienen niños pequeños, no podrán retornar. Tampoco podrán seguir desde sus casas, porque retornar a la presencialidad implica terminar con el trabajo no presencial y por otro lado, los cuidados de la pandemia nos impiden solucionar el problema, poniendo nuestro esfuerzo como escuela para colaborar con el cuidado de niños y niñas.

En otros tiempos, ante el incumplimiento del gobierno en cuanto a la creación de jardines en escuelas de adultos, le poníamos el cuerpo y con esfuerzo colaborábamos desde la comunidad educativa en el cuidado de niñas y niñas. En estos tiempos de pandemia, las madres o padres de criaturas no pueden concurrir a las escuelas llevando a sus hijos.

Ante esta realidad que vemos quienes estamos dentro de la escuela es que volvemos a reclamar el cumplimiento del artículo 43 de la Ley de Educación Provincial 9890 que dice: «El Consejo General de Educación garantizará en escuelas secundarias de adultos el funcionamiento de jardines maternales con el propósito de asegurar la permanencia y egreso de los alumnos y alumnas». Además, exigimos que quienes incluso nos empujaron a la presencialidad en tiempos que no estaban garantizadas las condiciones para el cuidado de la vida, se hagan cargo de garantizar las condiciones para todos y todas. Pedimos que sea una presencialidad con garantía de derechos y en este caso no estamos reclamando un nuevo derecho sino simplemente el cumplimiento de uno que está establecido en nuestra ley de educación desde hace 13 años, la creación de jardines maternales en escuelas secundaria de jóvenes y adultos.

Llevamos 13 años de incumplimiento, y esto ha implicado la expulsión de miles de jóvenes madres o padres de las escuelas de jóvenes y adultos, que no han podido concurrir a ejercer su derecho a la educación secundaria porque los sucesivos gobiernos han repetido la respuesta de falta de presupuesto. Esta respuesta se podría aceptar una sola vez en todo este tiempo. Puede faltar el presupuesto en un momento, pero es obligación de cualquier gobierno generarlo inmediatamente, para que el derecho se pueda garantizar, para eso son los presupuestos provinciales, para cumplir con las obligaciones establecidas en las leyes.

Y en Entre Ríos, desde la sanción de la Ley de Educación han pasado 13 presupuestos anuales y todos esos presupuestos han incumplido con la obligación de garantizar el derecho establecido en la ley de educación y se han sostenido en la decisión de incumplir, ni siquiera han avanzado un poquito, no han intentado en crear un jardín por ciudad, al menos, que nos permita pensar en que marchamos hacia el cumplimiento.

El problema que sufrimos en las escuelas secundaria de jóvenes y adultos por el incumplimiento en la creación de jardines, establecidos por la misma Ley de Educación, atraviesa varios temas, y nos muestra que muchos temas de los que muchas veces se habla son sólo eso, hablar, hacer discursos, pero no darles la importancia necesaria para darle solución.

Este tema se relaciona con problemáticas como el embarazo adolescente, como la igualdad de oportunidades de las mujeres y con el derecho de los niñas y niños a transitar por espacios aptos de cuidado. Todos esos temas son olvidados por los gobiernos al persistir en el incumplimiento del artículo 43 de la Ley de Educación.

El embarazo adolescente es un serio problema en nuestra provincia y una de las consecuencias que nos trae es el abandono de la escolarización, principalmente para las mujeres. Se encuentran ante la vida siendo madres y sin completar su escolaridad, por eso retoman luego en una escuela de jóvenes y adultos, pero nuevamente tienen que abandonar por el cuidado de los niños. Es un segundo abandono que nos vuelve a golpear en la misma herida.

Observamos a muchas chicas que se hacen cargo solas del cuidado de sus hijos y esto les quita el derecho a completar el secundario. El artículo 43 de la Ley de Educación viene a igualar oportunidades en estas diferencias de género que se dan de hecho, pero su incumplimiento ratifica las discriminaciones de género y por otro lado observamos el esfuerzo de madres concurriendo con hijos a las escuelas, en tiempos no pandémicos y más allá del esfuerzo que todos hacemos, vemos a bebés durmiendo en aulas de adultos, concurriendo a baños de adultos, jugando en patios en soledad, compartiendo actividades de adultos, cuando todos ellos deberían estar en un jardín al cuidado de personal docente especializado en infancias.

El tema no da para más. El incumplimiento se hace insostenible y sus consecuencias son destructivas para un amplio sector de nuestra sociedad. Es necesario que esa presencialidad sea incluida cuando se señala la importancia de la presencialidad escolar. Nos resistimos a aceptar que haya presencialidades que no importen, ya no aceptamos la respuesta de la falta de presupuesto para la creación de los cargos docentes para la apertura de jardines. Queremos ver los jardines abiertos, queremos ver el presupuesto necesario para cumplir con la ley, ya soportamos 13 años y no podemos aceptar otro año más de incumplimiento. Ya no podemos expulsar de nuestras escuelas de jóvenes y adultos a miles de jóvenes madres y padres que ya fueron expulsados de las escuelas comunes por ser madres o padres y tampoco podemos ver el sufrimiento de miles de niños y niñas acompañando a sus madres en espacios que son agresivos para las infancias.

 

 

(*) Víctor Hutt es rector titular de la Escuela Secundaria de Adultos N° 12 “25 de junio”, Concepción del Uruguay.