La tradicional procesión náutica, característica de las fiestas patronales de Bajada Grande, se reedita este domingo.
La salida será a las 16, desde el Puerto de Paraná. A las 16,30, se prevé la llegada a los Miradores y a las 17 tendrá lugar la misa en el Monumento a Gregoria Pérez-
«En este año en que se vuelve a realizar esta tradicional Fiesta en honor a María que incluye la procesión náutica, el lema es ´La familia que reza unida, permanece unida´”, indicaron desde la curia.
La procesión náutica, como Radio FM Corazón y como la incursión de las misas de sanación en Paraná, fueron obras de un sacerdote hoy retirado: Orlando Mattiassi.
Mattiassi –nacido en Colonia La Argentina, departamento Federación, primero sacerdote salesiano, y después de exclaustrado, sacerdote diocesano—se jubiló en 2010, y en su lugar la Iglesia puso a un sucesor, Mario Taborda.
Bajada Grande había sido su pequeño reino en la Tierra: allí llegó el 3 de abril de 1976 para no irse jamás, y allí dio vida a la procesión náutica, su marca de agua en las más de tres décadas de servicio pastoral en la ribera de la ciudad.
La procesión náutica es apenas un trecho corto sobre el río, con la imagen de la Virgen al frente que se repite cada año. Una embarcación de Prefectura, y alrededor pequeñas lanchas y canoas que acompañan. Todos desde Puerto Nuevo hasta el Puerto de Bajada Grande, un sitio ahora pintoresco y casi turístico que otrora tuvo otra dinámica.
El muelle de Bajada Grande, adonde atracaban los barcos y hasta donde llegaban las vías del Ferrocarril, fue inaugurado el 16 de octubre de 1896, bajo la gobernación de Salvador Maciá.
Era un puerto potente: tenía una extensión de 190 metros de largo por 8 de ancho, que funcionaba casi como puerto de ultramar. El nuevo siglo, el siglo XX, trajo cambios bruscos: se inauguró el Puerto de Diamante, y también el nuevo puerto de Paraná, y toda la actividad portuaria se mudó hacia esos puntos.
Así, el puerto de Bajada Grande fue languideciendo.
Mattiassi, cuando llegó, quiso revivir a Bajada Grande pero ahora como puerto de exportación espiritual, y le imprimió algunos rasgos peculiares. Allí, en esa geografía, pensó construir la cruz más alta de Entre Ríos. Se inauguró en 2006, mide 15 metros y costó 29 mil pesos. Aunque la había ideado muchos años antes: en 1987.
Está en el Prado de la Cruz, sobre calle Croacia, a 200 metros de avenida Larramendi. El Prado, otra historia: en realidad se pensó como Santuario, y la Iglesia pensó en conseguir auxilio económico, unos 500 mil dólares, de la Fundación Fortabat. Pero la idea nunca cuajó. Finalmente, se hizo lo que hay ahora.
En 1977 se inició la procesión náutica de Bajada Grande, y desde entonces se
ha llevado adelante cada año, en septiembre, en coincidencia con los festejos
patronales de Bajada Grande. Sólo se suspendió dos años, y por inclemencias
del tiempo: en 1983 y 1994. Y en 2020, por la pandemia de coronavirus.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora