A poco de llegar a Lucas González, circa 2005, el cura Juan Diego Escobar Gaviria tuvo un problema técnico con su computadora.
Un virus le había afectado al sistema operativo y buscó un técnico que solucionara el inconveniente. El técnico revisó el equipo y encontró la falla: el virus había ingresado por la navegación que había hecho el cura.
La memoria del equipo guardaba pistas de los intereses cibernéticos de Escobar Gaviria. A decir verdad, de sus gustos sexuales, o del sexo virtual: el cura se fascinaba viendo páginas con material porno con travestis y transexuales.
La historia comenzó a desempolvarse en los últimos días, cuando el caso Escobar Gaviria se tornó público y alcanzó niveles de escándalo.
Aquella computadora había caído para ser reparada en la casa de alguien que después sería muy conocido en Lucas González: Renato Bella, quien fuera intendente por el radicalismo, hasta que en 2011 se impuso el actual, que va por su segundo mandato, el vecinalista Luis Hanemann.

Los fiscales que llevan adelante el caso, Federico Uriburu y Rodrigo Molina están próximas a entrevistarse con Bella para tomar su declaración testimonial que se sumará a la causa que investiga los abusos denunciados en la Parroquia San Lucas Evangelista, de Lucas González.
Allí, a Lucas González, Escobar Gaviria llegó en 2005 designado como párroco. Y en ese puesto se mantuvo hasta el 27 de octubre último cuando fue suspendido por el arzobispo Juan Alberto Puiggari, luego de que las monjas que dirigente el Colegio Castro Barros San José, se presentaran ante el defensor oficial Oscar Rossi para denunciar un abuso a un nene de 11 años, ex monaguillo de la parroquia.
El caso después derivó a manos de los fiscales Uriburu y Molina, que luego sumaron la denuncia de dos jóvenes más, mayores de edad, uno de los cuales es clave para determinar la responsabilidad del cura, según los fiscales. Para hoy, está previsto que declaren las monjas de la congregación Hermanas Terciarias Misioneras Franciscanas, y la próxima semana lo harán tres adolescentes ,de entre 15 y 16 años, en calidad de testigos y mediante el sistema de cámara Gesell.
El cura llegó a estar en la cárcel de Victoria por disposición del juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, pero la medida fue revocada el jueves 10 por disposición del juez Arturo Exequiel Dumón, del Tribunal de Juicios y Apelaciones de Gualeguaychú. Dumón respondió a un recurso planteado por los defensores de Escobar Gaviria, Milton Urrutia y Juan Pablo Temón, que reprocharon la prisión.
Luego, el sacerdote fue confinado a Oro Verde, donde permanece en una propiedad ubicada en calle Los Cardenales al 200, aunque también pasa su tiempo en la casa parroquial de Oro Verde, a cargo del cura Alfredo Nicola. De esa ciudad no puede moverse, y como garantía de su permanencia, la Justicia designó al arzobispo Puiggari.
Tres veces por semana, lunes, miércoles y viernes, el cura Escobar Gaviria, suspendido por la Iglesia para oficiar misas en público, debe cumplir una rutina que lejos está de los sacramentos y el confesionario.
Escobar Gaviria, investigado por la Justicia de Nogoyá por tres denuncias por abuso, está obligado a informar en la comisaría de Oro Verde de su paradero. Un trámite que debió cumplir ante la Unidad Fiscal de Nogoyá, pero de lo cual fue relevado para evitar encontrarse con las víctimas que lo han denunciado.
Los fiscales Uriburu y Molina tomaron esa precaución para evitarle al cura, pero sobre todo a los denunciantes, que se tengan que cruzar. Esa situación fue utilizada por los defensores de Escobar Gaviria, Milton Urrutia y Juan Pablo Temón, que frente a una remota posibilidad de una marcha de repudio al sacerdote, que sospecharon iba a concretarse el lunes último, pidieron custodia especial para el sacerdote.

De la Redacción de Entre Ríos Ahora.