El Hogar de Cristo, una iniciativa que replica aquí la tarea que llevan adelante en las villas de Buenos Aires los curas villeros liderados por José «Pepe» Di Paola no ha cumplido 4 años de existencia y ya debió ampliarse: abrió una casa de asistencia para centrada en chicas con consumos problemáticos de drogas.

Ese lugar, que replica la dinámica de trabajo del Hogar de Cristo -que se abrió el 14 de febrero de 2018 y funciona en la Capilla Nuestra Señor de Lourdes-, ocupa el sitio que dejaron en calle Italia las monjas de la congregación Siervas de la Divina Providencia, que se han retirado de algunas actividades que tenían aquí. Allí atienden entre 20 y 25 chicas.

Las religiosas de la congregación llegaron a Paraná en 1989. Las primeras fueron tres monjas provenientes del sur de Italia que iniciaron el trabajo de asistencia a niños y adolescentes con discapacidad en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen.

Un cura, contra la «criminalización» del consumo de droga

 

Más adelante, y luego de varias mudanzas, las religiosas deciden invertir los ahorros de toda la congregación en Italia en la construcción de una estructura en el sur de la ciudad –que se finaliza en 1995- y que da servicios de escolaridad y pre talleres. Con el tiempo, se fue adaptando a los cambios normativos y sociales y en el 2014 abre el Centro de Día Don Uva.

Pero el tema es el consumo problemático en los jóvenes y la asistencia que da la Iglesia Católica.

El sacerdote Esteban Madrid Páez -que dejó Paraná y se mudó a Italia por estudios- salió una tarde a caminar la zona aledaña a la Capilla de Lourdes, ubicada sobre calle 25 de Junio al final, cerca del arroyo Antoñico -«Es increíble cómo el arroyo vuelve invisible a una gran parte de la ciudad», dice- y empezó a encuestar a los chicos para un taller que iba a dictar el Consejo de Educación. En eso estaba cuando se le ocurrió preguntar si había problemas de adicción.

«Y esa tarde, todos, el 100%, me dijo que sí. Desde ese momento empezamos a pensar qué hacer. Empezamos a buscar, a visitar, a preguntar y así conocimos la experiencia del Hogar de Cristo, que nació en las villas de Buenos Aires, y dijimos: ´Por acá es´. Y empezamos», contó.

«Nuestro lema es recibir la vida como viene», define Mariano Martínez, que fue sacerdote y que ahora preside la Cooperativa del Hogar de Cristo.

Mariano Martínez coordina los dos espacios, el Hogar de Cristo y el Hogar Perpetua y Felicidad -dos mártires de la Iglesia-, en un trabajo en el que está acompañado por voluntarios y profesionales, y talleristas que enseñan distintos oficios.

Respecto del hogar para mujeres, de reciente creación, asegura: «La realidad de las mujeres que consumen está más invisibilizada, pero es más compleja y dura. Se ven situaciones terribles».

«El Hogar de Cristo nace de la preocupación de las madres por sus hijos y también de ver la realidad de los barrios cercanos a Lourdes. Tuvimos una visita de gente del Hogar de Cristo de Buenos Aires, con el padre Pepe Di Paola, y en 2018 empezamos a trabajar. Fue una respuesta concreta hacia esta necesidad que había. Atendemos jovenes, pero también adolescentes, y de ambos sexos. En un tiempo también acompañamos a chicas trans. Semanalmente acompañamos a alrededor de 70 jóvenes, entre los cuales hay también adultos, que también están en consumo», cuenta.

-¿Qué pasa con el consumo en Paraná?

-Cada día hay más consumo. Esto pasa en todos lados. Se ve a la vuelta de la esquina. Acá no hay condición social, ni sexo ni nada. El consumo se da en todos los sectores, lamentable y tristemente. Paraná ha vivido situaciones bravas en este último tiempo. Y no vemos una política pública que ayude en esto. Hay un montón de intentos, pero nada sostenido en el tiempo, con apoyo de todo tipo. El Hogar de Cristo intenta ir por ese camino, y acompañar desde la fe y desde lo que hacemos, que es recibir la vida como viene. Y acompañar cuerpo a cuerpo, día a día, al que se acera al Hogar y que se deja acompañar.

En la tarea diaria, el Hogar de Cristo tiene apoyo de Nación, de Provincia, a través del Ministerio de Desarrollo Social y, en forma esporádica, de la Municipalidad. «Siempre hay que ir buscando apoyo, porque la comida no alcanza para todos, y porque además ayudamos para que se lleven para comer y cocinar en sus casas», plantea.

Dice también que la problemática del consumo es una realidad que la sociedad no asume, y que no siempre acompaña. «Es fundamental escuchar y no juzgar. Acompañar a la persona. Uno no sabe la historia del otro, y por eso es necesario no juzgar y sí acompañar para que se pueda reencontrar. Nosotros lo hacemos desde el camino de la fe», agrega.

Mariano Martínez se lamenta que sólo estos días los ojos de la sociedad están atentos al consumo por el drama de la droga adulterada. «Ahora surge por esta cuestión particular de la droga adulterada. Hoy es noticia. Pero para nosotros es noticia todos los días. Se nos mueren chicos, nos matan chicos, y acompañamos personas que van muriendo. Está todos los días y no hay conciencia», señala.

 

 

De la Redacción de Entre Ríos Ahora