Nati se encontró de pronto con la solidaridad de muchos, de todos los que conoce y de muchos tantos que no.
La historia de Nati es una historia corriente. Mamá soltera con niña a cargo, familia con papá fallecido, mamá que se sostiene con planes sociales, un hermano con ingreso salarial seguro que quedó desempleado.
Nati acaba de terminar de cursar tercer año de la Escuela Secundaria Nº 12 Provincia del Neuquén.
Pero los últimos días de clase fueron tortuosos: no había ingresos en la casa de Nati, y había hambre.
Faltó a clases la última semana de actividad en la escuela por eso. Porque estaba descompuesta de hambre.
Literal.
Fabián Schunk, vicerrector, contó la historia de Nati, y la situación de zozobra que suelen atravesar en la escuela.
No quiso que se supiera de qué escuela se trataba. Ni el nombre real de la alumna.
Quiso que se conociera la situación de carencia, que es propia de otras escuelas de Paraná.
“No quiero que se estigmatice”, argumentó.
Pero cuando la historia de Nati se conoció, lo que encontró Nati, el vicerrector y todos en la escuela, fueron inmensas muestras de solidaridad.
La Escuela de Nati es la Escuela Neuquén, en la zona sur de la ciudad, calle Galarza al 1700.
Las redes sociales hicieron lo mucho que a veces el Estado no: viralizaron la historia de Nati, la angustia de Nati cuando le comunicó al vicerrector que iba a faltar a clase porque, contó, hacía tres días que ella y sus hermanos no probaban comida.
El hambre la hizo faltar a clase.
Nada nuevo en la Escuela Neuquén. Ya los docentes habían tenido que lidiar con otra alumna, con hambre y neumonía, que sólo iba a clase por la merienda.
Sólo que ahora el vicerrector quiso contar la crudeza de las historias que a veces suceden en las aulas.
Y consiguió un efecto balsámico: la historia se replicó y la ayuda no tardó en llegar.
Al otro día, Nati volvió a clase.
Y pudo rendir la única materia que adeudaba.
Nati es una alumna de buen promedio de notas. “El profe de Tecnología, que es un ingeniero, me dijo que es su mejor alumna, tiene 9 y 10”, reveló el vicerrector.
Hubo llamados, visitas, ayuda que llegó de todos lados cuando se supo de la historia de Nati, de las carencias en la Escuela Neuquén.
La historia que contó Entre Ríos Ahora.
Hubo una cadena, de esas cadenas de mensajes de whatsapp que suelen armarse, esta vez en busca de solidaridad.
La consecuencia fue esperanzadora.
“Cuando mandamos la historia por whatsapp mucha gente empezó a ayudar. Hasta desde la Clínica Policial trajeron ayuda, y la ayuda fue tanta que alcanzó para darle una mano a otra alumna que también estaba en dificultades. La gurisa quedó re agradecida. Todavía siguen llegando cosas”, dice el vicerrector.
Las historias a veces, sino concluyen, al menos encuentran un remanso más o menos feliz.
En la casa de Nati todo sigue más o menos igual. Sólo que ahora saben que allá afuera a veces la solidaridad existe.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.