El cura Mario Taborda, uno de los amigos declarados del sacerdote Justo José Ilarraz, a punto de ir a juicio oral por los abusos en el Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, acaba de pronunciarse de modo despectivo respecto de la Justicia, una institución que ha cobrado protagonismo en la investigación de los casos de pedofilia cometidos por miembros del clero.
“Esto de aprender cada día, me muestra también que el mal es lo menos importante de nuestra vida. El mal siempre necesita protagonismo, se disfraza de justicia, de importancia, de necesidad, de urgencia…siempre hace quilombo! Perturba, arruina, entristece, divide y es la gran herramienta del Demonio para confundir y desalentar. El mal no sabe esperar…”
La declaración del cura Taborda apareció en su muro de Facebook, y fue posterior a la recordación de los 32 años de ordenación sacerdotal, que celebró el 8 del actual.
“Dios me ha enseñado que lo importante es estar con todas las fuerzas donde se debe estar ahora, donde fuimos llamados, en nuestra vocación, que ha sido nuestra elección y la elección de Dios. Que lo pasado esta en las manos de Dios misericordioso y que el presente sigue en sus manos y también en las mías”, escribió.
Taborda conoce de cerca la Justicia, y el caso Ilarraz.
El 14 de septiembre de 2012, cuando se conoció el escándalo de los abusos de Ilarraz, el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, reunió a todo el clero en un encuentro secreto en el Centro Mariápolis El Salvador, en la zona de el Brete, y allí se habló del caso, lo que se había hecho, lo que no, y hubo cruces de reproches.
El más duro en sus observaciones fue el cura Leonardo Tovar, que le enrostró al ahora cardenal Estanislao Karlic no haber avanzado en la denuncia en la Justicia.
En la causa judicial, Taborda declaró que a Ilarraz lo consideró siempre como a “una persona solidaria, cercana”.
“El ambiente en el Seminario era de confianza, familiar”, dijo ante la entonces jueza de la causa Ilarraz, Susana María Paola Firpo. Y aclaró que le preocupaba “la invasión de los medios en la privacidad e intimidad de las personas”.
En 1995 Karlic había ordenado investigar los abusos de Ilarraz, y al año siguiente le impuso la sanción del destierro de la diócesis y la prohibición de acercarse a los seminaristas. Pero el cura siguió visitando la ciudad.
El propio Taborda le dio acogida.
“Nunca hice una presencia escondida”, declaró Ilarraz en Tribunales. Y recordó que en 2004 en Paraná, “bauticé a mi sobrina” y “casé a mi hermano en la Parroquia San Agustín, del barrio San Agustín, donde era el párroco el padre Taborda”.
En 2011, Taborda admitió que, siendo cura, mantuvo una relación con una mujer, en contra de los preceptos de la Iglesia que les impone el celibato.
«Tendría 37 años. La situación, entiendo yo, fue producto de haber tenido demasiado laburo. Me pasé de vueltas, dormía poco. Empecé a angustiarme, vivía muy tenso. Pero yo nunca busqué a esta persona. Nunca pensé que la situación se daría así, pero bueno, fue lindo, y hoy lo agradezco. Hoy tengo una linda amistad, sana, con esta persona, una relación libre. Pero siempre hay que ser prudente y cuidadoso, porque uno nunca pierde las pulsiones de la humanidad», dijo entonces.
Esa relación le acarreó momentos tensos con Karlic, que terminó enviándolo a otro destino, lejos de aquella mujer.
De la Redacción de Entre Ríos Ahora.