«Los problemas no nos tienen que apagar», dijo el arzobispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari, y aunque no lo expresó concretamente, esos «problemas» que acosan a la curia paranaense tienen que ver con las frecuentes denuncias por pederastia contra integrantes del clero.
Puiggari no lo ha dicho directamente, pero la curia está en dificultades por tres casos que investiga la Justicia: los casos de los sacerdotes Justo José Ilarraz, Marcelino Ricardo Moya y Juan Diego Escobar Gaviria. Se trata de tres causas penales abiertas en la Justicia por hechos de abuso de menores por parte de esos sacerdotes que han tenido un rol clave.
Ilarraz fue prefecto de disciplina y administrador del Seminario Arquidiocesano Nuestra Señora del Cenáculo, y tuvo un rol relevante: promotor de vocaciones. Le correspondía recorrer las poblaciones rurales cercanas a Paraná para convencer a las familias de la necesidad de entregar a sus hijos a la Iglesia. Después, a muchos de esos chicos, que empezaron a estudiar la secundaria como pupilos en el Seminario, los abusó.
Moya se había ganado fama como «cura payador», y pasaba más tiempo subido a los escenarios de los festivales y de la televisión que en el púlpioto. De personalidad expansiva, tuvo en sus primeros años un trabajo cercano con los jóvenes, en los grupos juveniles de la Parroquia Santa Rosa de Lima, y en el Colegio La Inmaculada, de Villaguay. Ya adultos, dos de ellos, un estudiante de Derecho y un médico, lo denunciaron por haberlos abusado cuando eran adolescentes.

Escobar Gaviria es el caso más cercano en el tiempo. Es el «cura sanador» por antonomasia en estas tierras, y un claro continuador del trabajo del sacerode Ignacio Peries, quien desde su cuartel general en Rosario, la Parroquia Natividad del Señor, ha desarrollado su perfil de sanador que lo ha hecho conocido en todo el país. Aquí, en Entre Ríos, Escobar Gaviria hacía eso mismo, con base en la Parroquia San Lucas Evangelista, de Lucas González.
Escobar Gaviria tiene tres denuncias en su contra por abuso, y una complicada situción en los Tribunales. Pero su caso se diferencia del resto por una peculiaridad: contrató como abogado defensor a un querellante en la causa del cura Ilarraz: Milton Urrutia. Su causa ha estado rodeada de escándalo desde que se inició: un juez, Gustavo Acosta, de Nogoyá, pidió su captura a la Policía luego de que fuera apartado del sacerdocio por orden de Puiggari y no se supiera por días cuál era su paradero.
Finalmente, se presentó solo en los Tribunales. Y ahora está afincado en Paraná, con libertad restringida y suspendido como sacerdote, al igual que Ilarrz y Moya.
Los tres casos van camino a juicio oral. Ilarraz está procesado y se aguarda fecha para el juicio; Moya, anunció la fial Nadia Benedetti, tendrá definiciones después de la feria, cuando piensa presentar el pedido de elevación a juicio. Más cerca, el caso Escobar Gaviria podría llegar a esa instancia antes de la feria, según el fiscal Federico Uriburu.
En su mensaje navideño a través de la radio de la curia, FM Corazón, Puiggari, sin embargo, se ocupó del problema del “secularismo (que) nos robó la Navidad” y que pese a ello “Jesús vuelve a nacer en los corazones para mostrar un camino mucho mas bello”.
Puiggari sostuvo que “es necesario agradecer todas las gracias que recibimos: el Congreso Eucarístico Nacional, el Año de la Misericordia, la canonización del Cura Brochero. Hay problemas que son reales pero no hay que tapar todo lo que Dios nos dio. Los problemas no nos tienen que apagar. Eso es propio del que tiene poco ánimo».

De la Redacción de Entre Ríos Ahora